Afanes del pinar

Todavía resta un largo trecho en Vueltabajo para borrar huellas del huracán Ian y de otros eventos anteriores. La construcción de inmuebles tipología cuatro deja mucha tela por donde cortar. El ritmo de recuperación del fondo habitacional es lento y escasean producciones de factura local. Las autoridades deberán afinar el tiro con los damnificados más vulnerables tanto en la venta de materiales, como en la entrega de nuevas viviendas


Cuando el huracán Ian “barrió” con la humilde morada de Dulce María Oliva Quintana en Consolación del Sur, “quedé más desbaratada que la casa. ¿Cómo haríamos para construir otra? No puedo trabajar, y el salario de mi esposo es muy bajo. Desde el 27 de septiembre, cuando pasó ese ‘diablo’ por aquí, no tuve un solo minuto de tranquilidad”, dice la pinareña.

Dulce acicala el piso después de conocer que podrá pagar a plazos los 80 000 pesos de la casa.

Ese desasosiego no respondía solo a la situación familiar. Allí, y en otros municipios, miles de inmuebles fueron destruidos sin piedad por los coletazos del ciclón. El escenario en Vueltabajo era desolador. Dulce María no podía ni siquiera imaginar, en aquel entonces, que en cuatro meses tendría una nueva vivienda gracias a la ayuda de una brigada de Construcción Civil del territorio.

“Ya casi está terminada, con paredes de madera, ventanas de aluminio, piso de cemento pulido. Al baño le fundieron arriba una pequeña placa, el resto del techo es de zinc. Los dos cuartos de dormir son amplios. Sala, cocina y comedor forman un único conjunto. Para acabar de mudarnos solo faltan por poner los muebles sanitarios, la conexión del agua y las pilas”, explica antes de abrir la puerta del hogar.

Al equipo de BOHEMIA lo acompaña en la visita a las personas afectadas, William Cruz Rojas, viceintendente municipal, encargado de atender las construcciones.

–¿Cuál es el precio de estas viviendas clasificadas como tipología cuatro?

–Se han calculado en 80 000 pesos, responde William.

Los ojos de Dulce María casi se desorbitan cuando escucha la cifra. Apoya su cuerpo en la meseta de la cocina. Está a punto de un desmayo.

–¿Nadie le explicó la cantidad que debería pagar por la casa?

–Nadie me dijo, balbucea ella nerviosa.

Para salvar responsabilidades y calmar a la pobre mujer, William acota: “El especialista de la Vivienda debió decirle que son 80 000 pesos, pero no los tendrá que pagar de una vez. Será a plazos, de acuerdo al salario de su esposo”.

A Dulce María le vuelve al alma al cuerpo.

–¡Vaya, casi me muero de un infarto! ¿De dónde íbamos a sacar esa cantidad de dinero?, replica en tono de alivio. 

Para una provincia como Pinar del Río, castigada fatalmente en las últimas décadas por eventos meteorológicos, ese tipo de viviendas, con cubiertas ligeras, y paredes de madera, parecen ser, como dice el viejo refrán, “pan para hoy y hambre para mañana”. Y William lo sabe.

“El plan de este año se montó sobre la base de otras tipologías más sólidas, por eso serán solo 99 a construir. Ahí entran 16 de ese tipo, son la minoría. El propósito es ir sustituyéndolas”. El viceintendente no puede precisar la cantidad de inmuebles tipología cuatro existentes en el fondo habitacional del municipio.

Tras el paso de Ian, en Consolación del Sur se afectaron 16 158 viviendas. De ese total, 2 490 fueron arrasadas completamente. Según Yordan Ramírez Gutiérrez, intendente del territorio, “los derrumbes totales se montan en el plan de la vivienda. La estrategia trazada en la provincia es solucionarlos hasta en cinco años”.

A esas familias que perdieron sus hogares se les sumaron otras 2 100, pendientes de eventos ocurridos con anterioridad. Es decir, en el territorio deberán construirse 4 590 nuevos inmuebles. Pero, ¿por qué se arrastran casos de afectados por el ciclón Isidore, hace más de dos décadas? ¿Será objetiva la estrategia de recuperar en cinco años viejas y nuevas afectaciones?

“Consolación del Sur tuvo más de 14 000 derrumbes totales entre 2002 y 2008. Estamos hablando de los huracanes Isidore, Lili, Gustav, Ike. Antes de Ian, se habían resuelto más de 12 000, y quedaban esas 2 100. Porque el plan anual de construcciones tiene un límite, son 300 o 400 viviendas. No son todas las necesarias, aunque este es uno de los municipios que más construye en la provincia de Pinar del Río”, asegura Yordan.

La mayoría de esas familias pendientes llevan años viviendo en condiciones precarias, en las llamadas facilidades temporales. Otros pocos encontraron refugio en casa de familiares o amigos, y conviven en un ambiente hacinado. En tales escenarios han nacido también nuevas generaciones.

¿Cuáles serán entonces los elegidos para el plan de la vivienda anual? “La prioridad son los que vienen de eventos anteriores. Aunque debe evaluarse la vulnerabilidad de los que fueron afectados por Ian. Si es una madre con tres o más hijos pequeños, o ancianos que viven solos. Aquí evacuamos a 27 familias que no tenían a dónde ir. Por eso, las 19 primeras casas construidas les fueron entregadas a ellos. Al resto los incluimos en el plan de este año”, precisa el Intendente de Consolación del Sur.

Bajo presión

Las agujas del reloj marcan las 11 de la mañana. Yamilé Ramos Cordero, primera secretaria del Partido en Pinar del Río, dialoga con BOHEMIA sobre la magnitud de los daños al fondo habitacional y los principales retos de la recuperación.

“El punto crítico de la recuperación está en los recursos”, subraya Yamilé Ramos Cordero, primera secretaria del Partido en Pinar del Río.

La provincia tuvo 102 229 afectaciones en las viviendas tras el paso del huracán Ian. De esas, una cifra superior a las 90 000 fueron de mayor magnitud y otras 10 000 de menor envergadura. Ocurrieron más de 18 000 derrumbes totales, precisa Yamilé.

Además de esos daños, quedaban pendientes unas 6 000 familias de eventos meteorológicos que derribaron sus moradas, acaecidos entre 2002 y 2008. “En ese período se acumularon cerca de 160 000 afectaciones en general y, antes de Ian, estaban resueltas más de 150 000. “Sentimos insatisfacción por el número de casos pendientes porque todo el mundo debe tener una vivienda digna. Pero es bueno ver también el esfuerzo realizado con anterioridad”.

Desde el inicio de la recuperación, añade, se ha trabajado de manera intensa. “En la provincia tenemos 21 550 viviendas recuperadas, han comprado recursos más de 28 000 familias. Estamos levantando, desde los cimientos, más de 500 inmuebles para derrumbes totales de eventos anteriores y del huracán Ian. En diciembre pasado entregamos 95 moradas a esos casos”.

Sin embargo, el ritmo de la recuperación es lento, aproximadamente solo el 29 por ciento de los afectados ha podido comprar recursos. De los casos de menor envergadura estaban solucionados el 68 por ciento. Y en los de mayor magnitud, solo el 19. De los 640 subsidios aprobados, igual priorizados dentro de la recuperación, unos 200 no habían iniciado a finales de enero.

Al cierre de los dos primeros meses del actual año, de las 2 000 edificaciones previstas en el plan estatal, se habían terminado solo 170. San Luis y San Juan y Martínez eran los municipios más rezagados. Con mejor paso avanzaban Viñales, Mantua, la cabecera municipal, y Consolación del Sur.

Desvelos por el techo

En la noche del 27 de septiembre, los fuertes vientos de Ian arrancaron el techo de una morada, con vigas y todo, que fue a parar encima de la vivienda de Norelis Martínez Hernández. “Como pesaba tanto, abrió huecos por donde quiera. Dañó el cerramiento y las vigas centrales. Todo se partió”, cuenta la profesora del Politécnico.

Después de algunos meses de angustia, Norelvis tiene la suerte de cargar las tejas para cobijar su hogar.

Después de ese aciago día, le facilitaron una lona para la cubierta. Sin embargo, “cuando llueve, y hace un poco de viento, debajo se mojan todas las cosas. Tengo dos hijas pequeñas, ni sé dónde ponerlas. Es un martirio. Por suerte, ahora mismo, acaban de entregarme las 57 tejas de fibrocemento y los ganchos para fijarlas”, relata Norelis, en el nuevo punto de venta de materiales de la construcción, habilitado para atender a los afectados del consejo popular Crucero-Echevarría en Consolación del Sur.

Según Joel Cruz Rodríguez, especialista de Comercio, encargado de vender los materiales allí, habían recibido tejas infinitas, fibras de asbesto cemento y zinc, cemento, puntillas y unas vigas de madera. Pero las cantidades andan muy lejos de las necesidades. 

De los 124 derrumbes totales del consejo popular, solamente una veintena habían recibido tejas infinitas para levantar las facilidades temporales. Las cifras de los casos resueltos con afectaciones parciales y completas de techo también son bajas, precisa Zuleidy Mier Lines, técnica de la Vivienda en el municipio.

Muchas familias recibieron algunos recursos, pero les sigue faltando el techo.

Este es una pequeña muestra de cuánto aún falta por hacer en la provincia Vueltabajera. Al cierre de marzo quedaban más de 55 000 familias pinareñas desveladas por restablecer sus techos.

A juicio de la primera secretaria del Partido: “no podemos esperar únicamente por los recursos que nos manda el país. Hay potencialidades en la provincia para recuperarnos en menor tiempo. La producción local de materiales puede tributar mucho más a ese empeño.

“Ya tenemos siete municipios haciendo ladrillos, mucho más baratos que los bloques. La aspiración es llegar al ciento por ciento de los territorios, con 24 hornos quemando ladrillos al cierre del primer semestre. Recuperamos en la provincia la producción de tejas criollas, necesarias en Viñales y en la cabecera municipal. Posibilidades tenemos, aquí contamos con árido suficiente para incrementar la producción local”.

Sin embargo, más allá de los recursos naturales desaprovechados durante mucho tiempo en Pinar del Río, también han existido problemas organizativos. “El gobernador de la provincia indicó que la prioridad en la venta de los materiales de la construcción era para afectados de eventos anteriores y de Ian.

“Pero le advertimos que la indicación no bastaba. Debía emitir una Resolución firmada para mandar a todos los puntos de venta y a los técnicos de la Vivienda. Y evitar luego que aparezca alguien diciendo: ‘no sabía’. Personalmente presencié, en el punto de venta cercano al Partido, como le vendían unos 200 bloques a una persona, autorizada a comprarlos por fulano de tal. Sin embargo, ella no era afectada. Eso no podemos permitirlo.

“Igual se han hecho denuncias por el trabajo de los técnicos de la Vivienda, porque pusieron la cubierta de la casita de desahogo del patio de una persona. Eso no es lo que clasifica ahora. Primero hay que ponerle el techo a la gente para que viva, duerma, cocine. Levantar las casas destruidas”, sostiene la primera secretaria del Partido.

Voces desde El Avioncito

Leinier Gutiérrez Gómez no quiere ni recordar el 27 de septiembre del pasado año. Generalmente, antes de la pandemia, los vecinos se reunían un día como ese para celebrar la víspera del nacimiento de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR). En la noche, una caldosa, música a todo meter, refresco y dulce para los niños, traguitos de ron… Pero esa noche los sorprendió un huracán.

“Ian levantó el techo completo de la casa. Debajo de la lluvia pude trasladar algunas pertenencias para el garaje con placa. Estuvimos durmiendo tres días ahí, dentro del carro. Pude salvar de la lluvia y el viento algunas cosas, otras se empaparon o volaron. Todavía estoy arreglando dos ventiladores, el microwave… Poco a poco”, cuenta el también Organizador del CDR 1, en El Avioncito, uno de los asentamientos ilegales del municipio Pinar del Río.

Como la de Leinier, allí muchas familias vieron volar parte o completamente sus techos, otras debieron guarecerse en la mejor habitación de la casa porque las paredes cayeron ante los soplidos de Ian.  

Después del paso del ciclón, comenzaron a atenderse a los damnificados. Ninguna de las afectaciones ocurridas en El Avioncito fue evaluada como derrumbe total, a pesar de las evidencias, y ocurrieron ciertas anomalías. “En los inicios de la recuperación la venta de materiales a las personas afectadas de la circunscripción no estaba bien amarrada. Los materiales tenían que comprarse en un punto de venta más distante de la comunidad. Después habilitaron uno más cercano.

“Antes de organizar la venta de los materiales, ¿qué sucedió? Quienes se adelantaron, tuvieron condiciones (dinero y transporte) compraron en el primer punto bloques y zinc. Pero después no pudieron adquirir en el otro las vigas de madera que sacaron y ellos necesitaban para terminar de poner el techo. Por eso, casi todo el mundo está ‘cojo’, porque además han dejado de entrar los materiales. También tenemos casos que no han podido comprar absolutamente nada”, refiere Leinier.

Dianelis Carmona Acosta es una de las vecinas, allí en El Avioncito, que no ha podido adquirir materiales y reparar los daños causados por el ciclón en su vivienda. Como ella no tenía solvencia económica para pagar al contado, tuvo que recurrir a un crédito. “El trámite con el banco fue rápido. Hace meses me aprobaron 36 000 pesos para reparar el techo y las paredes. Y no he podido comprar ni una teja”, corrobora Dianelis.  

Con el crédito hace meses aprobado, Dianelis pregunta: ¿Cuándo podré comprar los materiales?
Yudisley es perseverante, espera arreglar el techo de su casa antes de terminar el año, a pesar del peloteo con la Oficina de Trámites.

A diferencia de Leinier y algunos pocos damnificados allí que ya han podido solucionar sus cuitas, Yudisley Contreras Martínez ha sido víctima de la burocracia y el peloteo. “Me hicieron el levantamiento como afectado después de Ian, a principios de octubre. Llevo meses en el dale para aquí y allá con la Oficina de Trámite.

“En tres ocasiones distintas, cuando he ido a buscar la planilla que entregan para poder comprar los materiales y arreglar el techo de la casa, ha tenido errores. Finalmente le agregarán un anexo al último documento, pero quien debe hacerlo, sigue perdido”, comenta Yudisley.  

De los problemas con las planillas de los damnificados de El Avioncito, del peloteo y el ineficiente trabajo realizado por los técnicos de la Vivienda, también conoce Leinier, incluso, “la documentación mía tuve que arreglarla como tres veces, porque venía con errores”. 

El Avioncito requiere una mirada profunda. Allí se acumulan problemas de urbanización, más allá de la recuperación y titularidad de las casas.

Si estos vecinos damnificados de El Avioncito tienen razones para estar molestos, peor debe sentirse Israel Contreras Camacho. Ya cumplió 78 años. Hace más de dos décadas atrás, los huracanes Isidore y Lili (con solo 10 días de diferencia), derrumbaron su casa. Luego, como pudo levantó un ranchito.

Ahí vivió hasta que, en 2008, los coletazos de otros dos eventos, Gustav e Ike, le tiraran al suelo su facilidad temporal. Pero Israel no se amilanó. Con lo que pudo encontrar volvió a levantar cuatro paredes y un techo. El pasado año, con Ian volvió a verse en ruinas.

“Es un caso de derrumbes permanentes y nunca le han dado nada. Cuando a principios de octubre entregó las planillas en la Oficina de Trámite, con todas las afectaciones anteriores, le dijeron que a los derrumbes totales de eventos meteorológicos pasados y de Ian no les correspondía nada. Que la orientación era venderle materiales a quienes tenían afectaciones parciales o totales de techo. Y había que esperar.

“Dos meses después volvió, y recibió la misma respuesta. Aunque aquí en el consejo popular lo tenemos valorado como un caso vulnerable porque es un anciano que vive solo, su caso sigue sin solucionarse”, explica Leinier.

El llamado de las autoridades locales en Vueltabajo a priorizar las personas más vulnerables, entre ellas a los adultos mayores afectados, palidece ante historias como la de Israel.

No es casual entonces que Yamilé Ramos Cordero, primera secretaria del Partido en Pinar del Río reconozca: “Estamos conscientes de que no les hemos llegado de la manera más efectiva a todas las pinareñas y pinareños. Como mismo decimos que muchas personas están trabajando sin descanso tras el paso del huracán y con alta sensibilidad, sabemos que otros no lo han hecho bien. Por eso es importante llegar a todos los damnificados. Tocar con la mano caso a caso. Y allí en el consejo popular evaluar de manera certera y justa las prioridades en la entrega de recursos y viviendas”.


CRÉDITOS

Fotos. / Yasset Llerena

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