Al menos aquí, el deporte está “calzado”

No hay referencia de otra en el país cuya actividad gire en torno a la fabricación de calzado y artículos deportivos.

Pero aunque hubiese varias, Osvany García González mantendría toda la calma y seguridad del mundo. Por encima de cuantas adversidades puedan surgir, él y su “tropita”, familiares la mayoría, tienen y mantienen el irrenunciable sello de una calidad que marca pautas más allá de Placetas y de la provincia de Villa Clara.

“Aquella idea que empezamos a desarrollar hace como 10 años, y que un día derivó en proyecto de desarrollo local perteneciente al Fondo de Bienes Culturales, ha dado paso a esta Mipyme” –comenta.

“Cuando echamos a andar no estaban muy claras algunas cosas, ciertos mecanismos en relación con el Inder (Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación), pero poco a poco se fueron despejando y hoy la situación es otra.

“Puedo decirte, por ejemplo, que hay interés por parte del sector deportivo. No solo nos han visitado directivos, incluso de la nación, sino que también hemos recibido distintos pedidos, como los relacionados con el calzado para pesistas, las fajas y otros artículos”.

Los trabajadores han ganado en destreza y seguridad. / Pastor Batista

¿Cuántos deportes pudieran beneficiarse con las producciones de ustedes?

–Varios. Si te fijas en esa pequeña muestra verás que podemos producir calzado con las exigencias de flexibilidad que requiere la lucha, la consistencia que necesita la pesa o la calidad, elegancia y fortaleza que deben distinguir a las zapatillas del fútbol… por solo mencionar tres.

“Te voy a poner un ejemplo: si un niño practica pesas usando el tenis común, lo más probable es que cuando ingrese al equipo nacional ya presente dificultades en la columna. Eso hay que evitarlo.”

Tales consideraciones y el dominio que hoy tiene acerca de ese terreno, no les llegaron a Osvany por vía de la inspiración o de su imaginación. La manía de hacer bien las cosas le vino por vía materna y paterna, pues sus padres son artífices también del oficio. Sin embargo, el verdadero conocimiento de las interioridades tiene mucho que ver con el estudio que realizó en torno a las normas técnicas, exigencias y requisitos de cada deporte, además del intercambio con especialistas, directivos, comisionados y deportistas.

No por casualidad, producciones suyas atrajeron el interés de organizadores y expositores en fecha tan temprana como el año 2012, cuando el Inder organizó aquel evento en la capital cubana y él regresó a su querida Placetas con un reconocimiento firmado por Cristian Jiménez, a la sazón, presidente del Instituto.

Producciones en línea con la presencia y calidad del mercado exterior. / Pastor Batista

¿Cómo te las ingenias? Todo coco debe tener agua, el problema es determinar por dónde le entra…

Al escuchar la frase, Osvany sonríe. Sabe que me refiero a cómo su pequeña empresa accede a las materias primas e insumos que necesita un proceso así.

“Para nosotros es fundamental tener la garantía de algunos productos, pero puedo decirte que a pesar de todos los problemas que atraviesa el país hemos contado con materia prima nacional. La tenería, por ejemplo, ha funcionado; la piel aparece y la suela corre a cargo de los trabajadores por cuenta propia. Hay cosas como los pegamentos que debemos importarlas. Por eso hemos tratado de concretar relaciones estables con empresas como la Universal. En la medida en que podamos acceder a mejores materias primas, mayor será la calidad de nuestros surtidos”.

La dirección del Inder ha mostrado gran interés por estas producciones. / Pastor Batista

¿Y con el Banco, qué tal las relaciones?

–Excelentes. No tengo problemas con él. Los créditos son buenos. No existe ningún miedo. El banco protege mi dinero, mi capital. La tasa de interés de 4.5 por ciento, al menos a mí, me resulta beneficiosa. Peor sería tener que poner yo todo el dinero o pedírselo prestado a alguien.

Aunque usualmente no habla de ello, porque no busca imagen ni protagonismo, es muy bueno que los lectores de Bohemia conozcan una peculiaridad que se me antoja representar del siguiente –muy real– modo:

Después de preguntar cómo llegar hasta la calle 3ra del Sur entre 7 y 8, aquel hombre tiene por fin delante a la persona que busca. “Es que mi niño está practicando pesas y no sé cómo conseguirle unas zapatillas… me dijeron que tal vez usted pueda ayudarme, yo le pago lo que me pida…”.

Entonces Osvany solo libera una tenue sonrisa, más expresión de sensibilidad que de cualquier otro sentimiento, recuerda su infancia, su adolescencia, sus días de futbolista envuelto en sueños de gloria y, sobre todo, su humilde origen hecho raíz perpetua.

“No se preocupe, papá. Su niño tendrá las zapatillas que necesita” –le dice.

Y no días, sino horas después, un pequeño subirá a la palanqueta con un par de zapatos deportivos que muchos imaginarán traídos del exterior. ¡Nada de eso! ¿Por qué de fuera, si podemos hacerlos iguales o mejores aquí mismo?

A pocos metros, el padre lo observará orgulloso, agradecido. Y allá, en su pequeña fábrica, un hombre llamado simple y familiarmente Osvany, se sentirá el más dichoso del planeta.

Ariel Pestano, ídolo de la afición villaclareña, firmó esta mascota hecha aquí. / Pastor Batista

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