Aperitivo suculento

Estas piezas nos cautivan o nos hacen fruncir el ceño, pero jamás pasaremos frente a ellas con indiferencia. Y luego de tal avanzada, llegarán decenas de hermanas menores a refrendar su espacio en el universo del abstraccionismo


Un joyero, no muy amplio, pero con prendas de innegable valor, es por estos días la Galería Belkis Ayón, del Centro Experimental de las Artes Visuales. Allí el visitante descubrirá, o volverá a encontrar, maestros de la pintura abstracta cubana.

Las 15 obras integrantes de Aferrado a los clásicos develan obsesiones, rompimientos, audacia, perseverancia al seguir una corriente pictórica que durante décadas ha debido afrontar la incomprensión y hasta el ataque frontal de numerosos detractores. Salvador Corratgé, Pedro de Oraá, Guido Llinás, Julio Girona, Fayad Jamís, Sandú Darié, Loló Soldevilla, Antonio Vidal, Águedo Alonso, Carlos Trillo, Manuel Comas y José Antonio Díaz Peláez nos mostrarán, a lo largo de junio, estados de ánimos, relatos agazapados entre los juegos cromáticos y el entrelazamiento de las líneas.

Una de las obras de Carlos Trillo incluidas en Aferrado a los clásicos.
Además de ilustrador, Abenamar Bauta Delgado abrazó el abstraccionismo; sobre todo, se inclina hacia el arte geométrico y el Color Field (campo de color).

Aunque elude confesar sus preferencias, Abenamar Bauta Delgado, especialista principal de la galería y curador de la muestra, comenta la sensación que le transmite un cuadro de Trillo: “Lo escogí por ser singular, diferente a lo que, en mi criterio, se ha expuesto de él; es muy sobrio, apenas tiene dos colores, pero captura al observador, invita a la introspección”.

La galería Belkis Ayón permanece abierta al público de 10:00 a.m. a 3:00 p.m., en la calle 23, esquina a C, en el Vedado habanero.

Con este conjunto que coloca al espectador frente a “una multiplicidad de estilos y perspectivas” no termina en la añeja casona habanera el reinado de lo no figurativo. Representa el preámbulo de una propuesta más abarcadora concebida para los meses de julio y agosto: el 2º Salón de Arte Abstracto Díaz Peláez. Lo convocó el propio Centro Experimental de las Artes Visuales, empeñado en consolidar un movimiento que agrupe a cultivadores de esa forma de expresión.

Ya respondieron unos 50 creadores y, al decir del entrevistado, la cifra evidencia la buena salud de tal manifestación artística. “Sostenemos vínculos con pintores de Matanzas, Santiago de Cuba, Guantánamo, Holguín, Las Tunas, Camagüey, Sancti Spíritus. Hay muchos interesados, pertenecientes a diversas generaciones”. En ellos, incluso entre los jóvenes, han tenido una fuerte influencia las obras realizadas en los años 50, 60 y 70 del siglo XX.

En la producción pictórica de Julio Girona, quien fue igualmente escultor y grabador, convergen el abstraccionismo y el arte figurativo.

Al parecer, la equidad de género pugna por asentarse en este campo, pues si bien “continúa existiendo una presencia masculina notable”, empieza a verse un crecimiento de las mujeres y, según lo percibido por el curador, las creaciones de ambos grupos “no difieren en calidad”.

Otro indicio excelente: los prejuicios van apagándose. “Las instituciones están más abiertas a programar arte abstracto. De hecho, en 2023 ya andamos por varias exposiciones solo en la capital”, entre ellas las acogidas en Luz y Oficios y la galería de la revista Revolución y Cultura.

“Primero nos concentramos en aunar y difundir –concluye Abenamar Bauta Delgado–; ahora que el movimiento se ha fortalecido en La Habana y en las demás provincias, empezaremos a crear talleres, lo cual también es una forma de promover la abstracción”. 


CRÉDITOS

Fotos: J.L.D.

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