Ilustración. / Félix M. Azcuy
Ilustración. / Félix M. Azcuy

Apuntes para un cumpleaños

En el 115 aniversario de BOHEMIA el mayor desafío de su colectivo y de quienes deciden sobre el presente y futuro de la revista es preservar el amor y el prestigio conquistados por la publicación


Entre tantos recuerdos gratos de mi infancia atesoro los ratos que pasaba hurgando en las cajas que mi madre guardaba en el closet de uno de los cuartos. Aunque conocía al dedillo el contenido de cada una, siempre me parecía descubrir algo en las bolas de colores brillantes, estrellas y otros adornos usados para decorar el árbol de navidad; o en aquella figura que semejaba la cabeza de un caballo, confeccionada con papel maché por la joven instructora de arte que por esos años iniciales de la Revolución había llegado al pueblo desde La Habana, y a quien mis padres acogieron desde entonces en casa.

Sin embargo, lo que más disfrutaba era curiosear entre el montón de periódicos, algunos con las páginas amarillentas, conservados en uno de aquellos cajones. Me gustaba mirar sobre todo el que mostraba las fotos de mi padre y mi madre –ella con esa sonrisa que iluminaba su rostro– y la de mi tío Lalo, quien aparecía con una pierna enyesada debido a un accidente con la carreta de bueyes mientras acarreaba caña en la zafra. Las imágenes que acompañaban aquel “escrito que hicieron sobre la familia”, al decir de mi papá, quedaron en mi memoria de tanto repasarlas.

Pero no solo esas. Junto a los periódicos había también revistas, algunas de las cuales tenían en su portada el rótulo de BOHEMIA que yo solía balbucear mientras comenzaba a hojearlas. Ese fue mi primer encuentro con esta publicación que décadas después llegaría a ubicarse entre mis preferidas, como lo ha sido y lo es para tantos cubanos y cubanas.

En 2008, cuando comencé a trabajar en la centenaria revista sentí que era lo que deseaba. Mucho he crecido desde entonces como periodista, junto a un colectivo de profesionales –los que están y los que no– distinguido por el talento, la creatividad, el compromiso ciudadano y la práctica del trabajo en equipo.

No pocas veces, admito, me invade la nostalgia por el ambiente de fiesta y creación permanente que todavía se respiraba en la redacción en los primeros años de mi estancia allí. Asistir a las reuniones del departamento de Nacionales, lideradas por Ariel Terrero, era algo que hacía con placer. No solo me nutría de ideas y herramientas útiles para el ejercicio del periodismo, sino que me divertía muchísimo porque si algo matizaba también esos encuentros era el chiste ingenioso y oportuno que nos arrancaba la carcajada a todos.

Una de las primeras de esas reuniones en las que participé se realizó en el Jardín Botánico Nacional, una práctica provechosa que desapareció tiempo después. Ese día, en uno de los restaurantes del lugar comí por primera y única vez pétalos de marpacífico, pero sobre todo saboreé el entusiasmo de aquel grupo de colegas, del que ya me sentía parte, ante cada nuevo reto profesional.

En esos años todavía el salón donde estaba la mayoría de las computadoras se llenaba de periodistas que íbamos casi a diario al edificio ubicado en Avenida Independencia y San Pedro, en el municipio de Plaza de la Revolución. Tratábamos incluso de llegar temprano para utilizar una de las máquinas en mejor estado técnico y escribir el trabajo periodístico que nos ocupaba en ese momento.

Por estos días, cuando BOHEMIA celebra los 115 años de la aparición de su primer ejemplar el 10 de mayo de 1908, vuelven las remembranzas. Se evocan momentos significativos de la longeva publicación como el 4 de julio de 1943, cuando se inició la sección En Cuba, creada por el periodista Enrique de la Osa, la cual fue en poco tiempo una de las más leídas en el periodismo cubano.

Casi 50 años después, una nueva generación de periodistas –esa que estaba cuando llegué a la revista– la retomó y la situó nuevamente entre lo más comentado en el país, a pesar de que la tirada de la publicación se había reducido (de 320 000 ejemplares editados semanalmente, en el Período Especial la cifra disminuyó a 100 000 quincenales) por lo que algunos la calificaron de “clandestina”.

Adquirir hoy un ejemplar impreso es aún más difícil. Si bien sigue circulando una edición mensual –con un nuevo formato debido a necesarios ajustes tecnológicos en la poligrafía y menos páginas por escasez de papel–, la tirada es de apenas 50 000 ejemplares y, en ocasiones, menor.

Por fortuna, la migración de la revista al mundo digital y el empeño de los “bohemieros”, entre ellos algunos jóvenes, por llegar a las audiencias ha permitido que adquiera cada vez mayor visibilidad en ese entramado interactivo que integra además videos, audios, y ofrece un mar de posibilidades para la creación de contenidos.

Confieso que me agrada tener a BOHEMIA en mi móvil, como a tantas otras publicaciones. Más rápido de lo que imaginé he llegado a prescindir de los medios impresos –no así de los libros, pues no me seduce la idea de leerlos en tales dispositivos–. Pero esa edición digital que podemos llevar en el bolsillo tampoco está al alcance de todas las personas; sin olvidar aquellas que han presumido durante décadas de coleccionar cada ejemplar impreso de la revista más antigua de Latinoamérica y decana de las publicaciones cubanas.

Conservo la esperanza de que coexistan ambos formatos y BOHEMIA siga estando en la preferencia de los públicos. En el número inicial de la denominada Edición de la Libertad, fechado el 11 de enero de 1959, aparece una nota con la firma de Fidel que dice: “A la revista Bohemia mi primer saludo después de la victoria, porque fue nuestro más firme baluarte. Espero que nos ayude en la paz como nos ayudó en estos largos años de lucha, porque ahora comienza nuestra tarea más difícil y dura”.

Leal a esa convocatoria, la centenaria publicación se precia de ser un referente en el ámbito nacional de lo acontecido en Cuba, y otras partes del mundo, durante los últimos 60 años. Hoy, el mayor desafío de su colectivo y de quienes adoptan decisiones determinantes sobre el presente y futuro de la revista es preservar ante todo el amor y el prestigio conquistado por BOHEMIA, a fin de que siga cautivando a los lectores con la crónica de estos tiempos y los que están por venir.

Comparte en redes sociales:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Te Recomendamos