Aquellos días inolvidables
/ trabajadores.cu
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Aquellos días inolvidables

El deporte cubano es también como un baúl mágico lleno de historias muy interesantes.

Un 2 de agosto, de años diferentes, se vivieron tres momentos muy encumbrados en el deporte cubano.

Primero: El boxeador Teófilo Stevenson ganó su tercera medalla de oro en Juegos Olímpicos (en los de Moscú 1980).

Segundo: El saltador de altura Javier Sotomayor la de Barcelona 1992.

Y tercero: El equipo de béisbol la de Atlanta 1996.

¡Qué boxeador!

Stevenson ya había sido invencible en los Juegos Olímpicos de Múnich 1972, después en los de Montreal 1976 y, esta vez, en aquel 2 de agosto de 1980, como acabamos de escribir, en los de Moscú.

En la capital de la entonces Unión Soviética ganó cuatro peleas.

Las dos primeras por nocao (al nigeriano Solomón Ataga y al polaco Grzegorz Skrzecz).

Luego, en semifinales, por votación de 5-0 al húngaro István Lévai.

Y ya por el oro 4-1 al local Piotr Zaev.

Aquellos días inolvidables.
Sotomayor tocó la gloria en Barcelona 1992. / cubadebate.cu

El mejor saltador

Sotomayor, que ya llevaba un buen rato siendo el mejor saltador de altura, lideró primero el grupo 1, con 2.20 metros y 2.26.

En la final se elevó hasta el 2.34 que le abrió para siempre un espacio en el mundo del Olimpo.

No le importó fallar dos veces en 2.37 y una en 2.39.

Sí… ¡lo importante era la medalla de oro!

El último de sus récords mundiales, 2.45 metros, establecido el 27 de julio de 1993, en Salamanca, España, se encuentra vigente detenido en el tiempo.

Es como si ese 2.45 atemorizara. Nadie se le acerca…

Los peloteros

Aquellos días inolvidables
Omar Linares: tres jonrones por cada jardín. / deportecubano.cu

Antes de los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996 los peloteros ya habían dominado en la edición anterior, la de Barcelona 1992, en lo que constituyó el estreno del béisbol en esas lides.

Esta vez, en la ciudad estadounidense, enfrentaron en la final a la novena japonesa, a la cual vencieron 13 carreras por 9.

Los nipones perdían 6-0 al principio de la cuarta entrada cuando hicieron una anotación y cinco en la siguiente para provocar un empate a 6. 

Sí… ¡hubo empate!

En la sexta los cubanos marcaron cuatro (marcador de 10-6).

La pizarra continuó así: 10-7 (tras el inicio del séptimo inning), 11-7 (final del séptimo), 13-7 (ocho completos), y el definitivo 13-9 (dos de los asiáticos en el noveno).

Ahhhhh, Omar Linares conectó en esa final olímpica tres jonrones. Uno por cada jardín (izquierdo, centro y derecho).

Lo dice un refrán “recordar es volver a vivir”. Y es lo que quisimos hacer.

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