La alegría de la victoria no precisa palabras. / Abel Rojas Barallobre.
La alegría de la victoria no precisa palabras. / Abel Rojas Barallobre.

Béisbol, la historia se repitió

Hasta la bella ciudad de Bayamo colmada de historia, ritmo de congas y ambiente beisbolero, se trasladó BOHEMIA para ser testigo cercano de la puja por la corona de la pelota cubana. Dimos “rueda” antes de llegar aquí. Sancti Spíritus y Matanzas nos acogieron en semifinales, y luego repetimos la visita a la Atenas de Cuba para culminar el trayecto en la suroriental provincia, tierra de los campeones defensores del cetro hace un curso, a costa de los propios Cocodrilos.

En esta oportunidad los Alazanes demostraron una vez más la casta de campeones. Fueron los mejores en un pareo de siete juegos a ganar cuatro, que se extendió hasta la última fecha.

Los titulares de las series 56, 57, 60 y ahora 61, remontaron un cotejo que llegaron a estar perdiendo 3-2 antes del regreso al Mártires de Barbados, donde acabaron imponiéndose en los dos últimos juegos, algo nunca antes registrado en condición de local en nuestros torneos.

Sobre la marcha

En la final muchos no estuvimos de acuerdo con algunas decisiones desde los banquillos de dirección. En Matanzas la más sonada fue la continuación de Dariel Góngora en el montículo, un día después de haber laborado como abridor en el sexto encuentro, cuando tuvo que ser detenido por lluvia en la tercera entrada. Tan solo pasaron minutos para que el zurdo explotara.

También hay que decir que el bando ganador tampoco estuvo del todo fino. El mejor ejemplo fue el toque de bola de Iván Prieto, uno de los mejores bateadores del equipo, que acabó en sacrificio y adelantó a dos compañeros, pero luego la tanda de abajo fue incapaz de remolcar las carreras en el quinto choque. En ambos casos se concretaron derrotas para los dos bandos.

A propósito del “toquebolismo”, un fenómeno casi extinto en el béisbol moderno, los monarcas implantaron un récord –que al menos yo considero negativo– en play off:en cinco oportunidades, una cifra solo registrada siete veces en nuestro torneo, aunque en la clasificatoria.

Crecer ante las dificultades

Guillermo Avilés despachó su quinto cuadrangular de la postemporada en el juego siete de la final e igualó con Erisbel Arruebarrena en ese acápite. / Abel Rojas Barallobre.

Si hablamos de crecer ante las dificultades, un claro ejemplo fue la insatisfacción que generó la exclusión de varios jugadores del plantel granmense en el torneo de la Semana del Béisbol en Haarlem (del 8 al 15 de julio de 2022) sustituidos por refuerzos de otras provincias, decisión de la máxima dirección del béisbol en el país que acabó generando descontento en una tropa que se ganó con su esfuerzo propio representar al país tras haber alzado la corona en la campaña precedente.

El propio director técnico, Carlos Martí, se refirió a ello en una de las conferencias de prensa, específicamente cuando su equipo caía en el cuarto juego y se igualaba el match a dos éxitos. Aunque insistió en que ese no debió ser el motivo de aquella derrota, siempre aclaró que “anímicamente el equipo se había visto afectado”.

Agregar que Martí no la pasaba bien, además, por los días de la postemporada, debido a la salud de su madre, Amada, quien a sus 97 años se encontraba bastante delicada. Bajo estas presiones ganaron los ya cuatro veces monarcas.

Tampoco podemos olvidar las ausencias de hombres de peso como los primos Roel y Raico Santos, ambos en la liga mexicana, además de Guillermo García, en el torneo japonés, otro pilar de la ofensiva, quien fue incluso el mejor jugador de la pasada final, donde disparó la conexión que dejó al campo a los matanceros.

Finalmente, Granma consiguió su cuarta corona al ganar los choques uno (13-6), tres (10-3), seis (3-1) y siete (4-0), mientras que las tres victorias de Matanzas fueron en el dos (4-1), cuatro (5-3) y cinco (4-2).

Matanzas también merece un punto y aparte. En esta postemporada no vimos a una constelación como en campañas recientes. Sin embargo, algunos sobresalieron por su calidad técnica, como segunda y torpedero, ambos titulares indiscutibles en esas posiciones si armamos un equipo Cuba, Yadir Mujica y Erisbel Arruebarrena, aunque los dos terminaron en mala forma física. Fui testigo de la infiltración en la muñeca izquierda de este último en el Hotel Sierra Maestra, antes del juego siete, y vi de cerca la preocupación en su rostro mientras varios compañeros lo animaban. Así y todo, en el último partido conectó de 4-3, un ejemplo de entrega.

A ello debemos sumar las 19 bajas que se contabilizaron en la escuadra yumurina durante el transcurso de la lid, incluida la fase clasificatoria, y a su favor mencionar a otras figuras de renombre que demostraron profundo amor por la camiseta, como el pelotero de los Leones de Yucatán Yadir Drake, quien voló desde México hasta el oriente cubano para integrarse a sus Cocodrilos en el breve espacio que le ofreció la realización del juego de las estrellas en la nación azteca.

Lo cierto es que se trató de los dos equipos que mejor lo han hecho durante las últimas campañas. Granma: cuatro veces monarca nacional -con la presente- en estos seis años. Matanzas: activo en las últimas tres finales y titular en una de ellas, la Serie 59. Por cierto, quedó pendiente un dato: Fue la primera vez que un equipo remonta como local en los juegos seis y siete. Las dos veces anteriores que se registran fueron en función de visitantes: Santiago sobre Industriales en la Serie 38 y el propio Industriales ante Villa Clara en la 49.

En definitiva

El título de esta temporada regresó al oriente. Fue difícil para mí concluir este texto, aún con los incansables coros de la conga retumbándome en los oídos y escuchando a Cándido Fabré, quien había anunciado que cantaría sin importar el nombre del campeón.

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