Camilo Cienfuegos, una vida en anécdotas

Camilo Cienfuegos, una vida en anécdotas.
Camilo demostró una gran capacidad para reaccionar ante situaciones difíciles, tanto en el combate y en el trato con el enemigo, como en su dialogar con el pueblo. /Autor no identificado.

Por MAYRA ALADRO CARDOSO*

Cualidades como cubanía, patriotismo, modestia, fidelidad, alegría, responsabilidad, justicia, magisterio, organización, jefatura militar, trabajo por la unidad y humanismo conformaron la recia personalidad de Camilo Cienfuegos Gorriarán. Anécdotas de su corta, pero intensa vida refuerzan esta afirmación.

La devoción y respeto sentidos por el combatiente del sombrero alón hacia los héroes y mártires de la Patria y la transmisión de estos sentimientos a los hombres que combatían a su lado, no pasaron por alto ni en momentos tan difíciles como su estancia en los llanos orientales durante el primer cuatrimestre del año 1958, con el objetivo de apoyar la huelga general revolucionaria y reorganizar el Movimiento 26 de Julio en la referida zona.

Muestra de ello fue su deseo, expresado el 19 de mayo de 1958, de rendir homenaje a José Martí en el monumento erigido en Dos Ríos para evocarlo. Su anhelo fue cumplido un mes después, cuando de regreso a la Sierra Maestra, a petición del Comandante en Jefe Fidel Castro, con el propósito de reforzar puntos medulares del frente guerrillero ante el empuje de la ofensiva desatada por la tiranía de Fulgencio Batista y conocida como Ofensiva Final, pasó por el sitio.

Ese mismo día, en el informe que le envió a Fidel, detalló: “Fuimos al panteón donde cayó el Apóstol y colocamos como él quería una bandera y un ramo de rosas, y se puso otra bandera, la del 26. Hicimos un minuto de silencio, en memoria de los caídos y dos descargas de fusilería. De más está decirle que la aviación ametralló más tarde los alrededores. Aquello es una vergüenza como está de abandonado. Tenía planeado mandar a limpiarlo y arreglar el lugar. Ya nos encargaremos de hacerlo”.

En este sentido, ante su designación al mando de una de las tropas invasoras, Camilo sugirió al Jefe del Ejército Rebelde dar por nombre a la columna el de Osvaldo Herrera, en recordación del valiente capitán, quien prefirió arrancarse la vida en las cárceles de Bayamo antes que pronunciar palabra alguna que pudiera comprometer a sus compañeros.

Fidel expuso que ya había escogido el nombre de Antonio Maceo, dada la similitud existente entre la hazaña llevada a cabo por el general mambí y la que le correspondía realizar a esa fuerza rebelde. No obstante, acordaron denominar Osvaldo Herrera al frente permanente que estableciera la Columna No. 2 al llegar a la provincia de Pinar del Río, y crear la Medalla al Valor de igual nombre para entregarla a los combatientes que se destacaran en acciones.

Camilo Cienfuegos, una vida en anécdotas.
Su fidelidad al Comandante en Jefe se evidenció en los años de la insurrección y con posterioridad al triunfo revolucionario. /Autor no identificado.

Sus entrañables relaciones de amistad y respeto por el comandante Ernesto Ché Guevara, mezcladas con su fino y cubanísimo humor, quedaron plasmadas en su carta del 24 de abril de 1958, donde expresó: “Che, hermano del alma: Recibí tu nota, veo que Fidel te ha puesto al frente de la Escuela Militar, mucho me alegra pues de ese modo podremos contar en el futuro con soldados de primera, cuando me dijeron que venías a ‘hacernos el regalo de tu presencia’, no me agradó mucho, tú has desempeñado el papel principalísimo en esta contienda, si te necesitamos en esta etapa insurreccional, más te necesitamos cuando la guerra termine, por lo tanto bien hace el Gigante en cuidarte.

Mucho me gustaría estar siempre a tu lado, fuiste por mucho tiempo mi jefe y siempre lo seguirás siendo, gracias a ti tengo la oportunidad de ser ahora más útil, haré lo indecible por no hacerte quedar mal. Tu eterno Chicharrón, Camilo”.

Al mediodía del 9 de noviembre de 1958, durante su estancia en Las Villas, el jefe guerrillero realizó un recorrido por el batey La Caridad, distante unos kilómetros del campamento. El ejército había abandonado ese lugar y, al principio, algunos vecinos los recibieron con cierto temor, aunque después entraron en confianza con los rebeldes. El enemigo había amenazado a los moradores con represalias si ayudaban a los insurgentes. La población temía el regreso de los soldados y que se cumplieran las intimidaciones, en lo que influía el sentir constantemente a la avioneta ametrallando a lo lejos, así como las detonaciones de morteros.

La capacidad de Camilo para reaccionar ante situaciones difíciles lo llevó a concebir un juego de pelota entre barbudos y pobladores del lugar que hizo relajar las tensiones. Asimismo, fueron comprados en la bodega allí existente mercancías que se repartieron en el mismo pueblo.

El respeto al enemigo constituyó una máxima en el actuar de Camilo. Durante sus conversaciones con el capitán jefe del cuartel de Yaguajay el respeto entre ambos marcó el hecho. Se saludaron, hablaron sobre la rendición, pero no hubo acuerdo. El jefe enemigo planteaba abandonar el enclave y retirarse con el armamento hacia Santa Clara. Camilo le respondió que a la Revolución no le interesaba el edificio en sí, sino las armas del ejército y, por supuesto, el pueblo, el cual ya había sido ocupado por los rebeldes. La entrevista se efectuó en la oficina del jefe militar. Con Abon Lee se encontraban cuatro oficiales que, lo mismo que sus contrincantes, habían sido desarmados, Camilo y Abon Lee tampoco portaban armas.

En la entrevista se concertó una tregua hasta las 18.00 horas de la tarde de ese día. Pero a las 17.00 el Señor de la Vanguardia visitó nuevamente el cuartel para tratar de persuadir al jefe enemigo con respecto a la capitulación.

Camilo Cienfuegos, una vida en anécdotas.
Con el Che, su hermano del alma. /Autor no identificado.

En su segunda visita, llevó muchos tabacos y cigarros que repartió entre la tropa. El grupo de soldados que lo rodeaban le pidió objetos personales. Él les regaló su bolígrafo, una bufanda, una cadena, el pañuelo, y se despidió con su franca sonrisa de siempre. En esta oportunidad el jefe del recinto le dijo que esperaba una autorización superior para la rendición, pero todo indicaba que trataba de ganar tiempo. Abon Lee se sentía apoyado por sus superiores, pues había recibido por su microondas una orden de preparar a sus subordinados para ser evacuados vía marítima por los embarcaderos de Vitoria y Estero Real, con apoyo de la fuerza aérea y con destino a Santa Clara

En relación con aquella entrevista, Camilo refirió posteriormente que en esa tregua se ofrecían garantías absolutas para Abon Lee y sus hombres, los cuales serían puestos en libertad, pues el interés fundamental de esta acción era ocupar las armas y parque existentes en la instalación militar.

Sin dudas, la anécdota que más representa la personalidad del Héroe de Yaguajay es la referida a su respuesta al conocer su nueva promoción, cuando sentenció: “Abril 23, 58. Comandante en Jefe Fidel Castro: En mi poder el ascenso a comandante del Ejército Revolucionario 26 de Julio; al recibir tan alto honor y responsabilidad he jurado cumplir a cabalidad dicho cargo, y trabajar hasta el límite de mis fuerzas por acelerar el triunfo de la Revolución.

“Gracias por darme la oportunidad de servir más a esta dignísima causa por la cual siempre estaría dispuesto a dar la vida. Gracias por darme la oportunidad de ser más útil a nuestra sufrida Patria.

“Más fácil me será dejar de respirar que dejar de ser fiel a su confianza. Siempre a sus órdenes, Camilo Cienfuegos”.

*Investigadora Auxiliar del Instituto de Historia de Cuba

Fuentes consultadas

Documentos localizados en el Archivo del Instituto de Historia de Cuba.

Comparte en redes sociales:

Un comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Te Recomendamos