¿Capuchas blancas en Halloween: truco o trato?

Este fin de semana hubo un ajetreo inusual en casa de la vecina que alquila disfraces. Entraban padres con niños y adolescentes y salían vampiros, hombres lobo, zombies y fantasmas. “Es que llega Halloween”, aclaró uno de ellos al desavisado. La Noche de Brujas o de Muertos se celebra cada 31 de octubre, víspera de la fiesta cristiana del Día de Todos los Santos, principalmente en Estados Unidos, México, Canadá y algunos países de Latinoamérica.

No me sorprende que hace ya varios años los cubanos nos sumáramos a tal festividad y exhibiéramos atuendos extravagantes desde nuestro ADN ocurrente y parrandero. La globalización es un proceso dinámico que atraviesa la esfera económica, socio-política y cultural de las naciones. En este sentido se reelaboran las identidades a partir de la hibridación y de la apropiación de elementos de varias sociedades, que se combinan y transforman.

A ello se suma que un número cada vez más creciente de la ciudadanía tiene acceso a la información y a las tecnologías, lo cual contribuye, indudablemente, a que se desdibujen las fronteras por donde se filtran las industrias culturales. No es casual que mayoritariamente los jóvenes luzcan por estos días trajes de superhéroes de Marvel, de villanos como el Joker o de personajes de la serie española La casa de papel. Cabría preguntarse por qué, como parte de esa apropiación simbólica, no se utilizan disfraces de personajes característicos de la cultura cubana.  

Pero, lo verdaderamente preocupante es que en esa heterogeneidad se filtren impasiblemente expresiones que promuevan el odio y la violencia. Sobrecogen las imágenes en redes sociales de jóvenes holguineros con indumentaria alusiva al grupo supremacista blanco estadounidense Ku Klux Klan, surgido en el siglo XIX después de la guerra de Secesión y que cobró fuerzas recientemente durante el mandato de Donald Trump al frente de la Casa Blanca. No está de más mencionar la estela de odio y sufrimiento que el KKK ha dejado a su paso, valiéndose del terror para imponer criterios xenófobos, homofóbicos, racistas.

Lo sucedido en Holguín no es, desgraciadamente, un hecho aislado si recordamos que justo un año atrás tuvo lugar un episodio similar en la Avenida G de La Habana. ¿Cómo es posible que se permita que paseen por las calles de Cuba con emblemas neonazis? Es la pregunta más recurrente de las personas en las plataformas digitales. La reacción de los usuarios ha sido también juzgar y culpabilizar a estos jóvenes por su decisión.

Pero la esencia del fenómeno va más allá: ¿qué estamos haciendo para que este tipo de escenas, aparentemente superadas y muy peligrosas, no tengan espacio en la Cuba de hoy? ¿Cuál es el rol de la escuela, las instituciones, los medios de comunicación para educar, proponer y transformar en la batalla contra el colonialismo cultural? ¿Están nuestras políticas culturales dirigidas eficazmente hacia esos grupos etarios?

Ante tales desafíos, creo imprescindible evocar al Che en octubre de 1959, con la certeza de quien observa y acompaña en todos los tiempos: “[…] es muy importante también ir al rescate de la nacionalidad. Las naciones con cultura propia son pueblos que, sin desdeñar ninguna enseñanza en el mundo, las transforma y convierte en algo muy propio, con un sabor distinto, inconfundible. La tarea de los poderes coloniales en todo el mundo ha sido siempre ahogar la cultura autóctona de la nación; destruir las creencias propias de un pueblo e inculcarle la cultura de su país de origen, sus costumbres […]”

La memoria es un arma poderosa de los pueblos. Depende de nosotros empuñarla por la soberanía cubana.

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3 comentarios

  1. Es mas que évidente en la actuacion de estas personas tanto en su proceder, como de lo dicho. Lastima en el convivir de unos y otros.

    Atencion. No es la primera vez que acontece hechos como este e incluso en la misma fecha. Una persona vistiendo con similar indumentaria anduvo por el paseo de la calle G a la altura esquina 23, en el barrio del Vedado.

    Un saludo cordial

  2. Muy buen comentario, llega en un momento oportuno. Hay que seguir insistiendo en la divulgación de nuestras raices, de nuestra identidad para que no se repitan hechos como estos.

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