Cada quien tiene sus propias visiones alrededor del conflicto entre Ucrania y Rusia, o simplemente se mantiene expectante sobre el desenlace. Las grandes naciones no pueden darse ese “lujo”, porque la guerra con sus fauces engulliría a todos, por lo que ayudar a terminarla es un deber. A la República Popular China (RPCH) nadie debe recordárselo. Sépase que actuará acorde con los imperativos de su idiosincrasia y en correspondencia con su soberanía nacional, expresada también en política exterior.

Imposible en pocas líneas referirnos a las diferentes acciones acometidas por el gigante asiático cuando Rusia comenzó su operativo especial en territorio ucraniano. De modo que la comentarista apenas tocará ciertos movimientos realizados justo cuando escribe estas líneas. Este 30 de marzo de 2022, en un desenvolvimiento de altos quilates, el ministro de Relaciones Exteriores de la RPCH, Wan Yi, sostuvo una conversación telefónica con su homólogo suizo, Ignazio Cassis. El diplomático chino aseguró que su país, como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, siempre ha decidido su posición y política de acuerdo con los méritos del propio asunto y el compromiso de promover conversaciones de paz, alentando a las partes a sostener negociaciones cara a cara.

La contraparte suiza confirmó disposición “a explorar formas de fortalecer la cooperación con China y a desempeñar conjuntamente un papel constructivo en la búsqueda de una solución diplomática”. Esta disposición, transmitida por la publicación noticiosa china People Daily, desmonta la falsa matriz occidental de opinión acerca de que “los comunistas de Mao no juegan limpio”. Con ese falso pie forzado, quiso el presidente estadounidense, John Biden, llevar contra las cuerdas al mandatario Xi Jinping en el más reciente intercambio virtual.

Partido por la paz

El líder asiático habló sin cortapisas sobre el asunto que tiene al planeta de cabezas, dejando en claro varias aristas medulares: la posición de China en relación con la guerra en Ucrania no es ambigua, sino clara y coherente; de apoyo humanitario y compromiso inalterable con la soberanía y la integridad de las fronteras. De manera sosegada llamó a “recuperar la calma y la moderación, evitar el desbordamiento y reconducir la crisis a una mesa de diálogo y negociación”. Habló por las claras: no proporcionará ayuda militar, económica o financiera excepcional a Rusia, “más allá de lo que sugiera la protección de sus intereses inmediatos”.

Contra toda ambigüedad, Xi afirmó que “China rechaza coacciones o presiones, no se amilana y por encima de todo velará por preservar sus intereses al rechazar cualquier forma de acoso e intimidación”, aunque reiteró que aboga por una solución integral capaz de establecer las bases de una arquitectura de seguridad global y regional equilibrada.