Cimientos de una emprendedora en La Habana

Durante la pandemia por covid-19, una joven graduada de Derecho retomó su pasión y creó su empresa de eventos empresariales: Skhole SRL. Hoy forma parte de la Red Latinoamericana de organizadores de eventos


Gina de la Fe Toledo posee algo que no es místico, pero tampoco puede explicarse con facilidad. Parece intensamente apasionada, mas un encuentro con ella no basta para saber si su gran don es la intensidad con que asume los propósitos o si se trata de su talento para comunicar ideas y convertirlas en algo palpable, objetivo. Intuyo que posee la gracia de atraer personas y conectarlas, de armar un rompecabezas con la capacidad de cada cual. Lo que sí brota de ella a simple vista son proyectos, como si a ambos lados de la carretera solo viera oportunidad para avanzar, aunque existan obstáculos.

“Tengo 30 años; intensos, pero solo 30”, dice y suelta la carcajada, porque ella sabe, es consciente de que todo lo que ha logrado podría ser el currículo de una vida entera.

Es licenciada en Derecho, especialista en Evaluación y Estrategia de Negocios, organizadora de eventos profesionales y directora de Skhole SRL, pequeña empresa dedicada a la organización de eventos empresariales. Hace unas semanas fue aceptada como miembro profesional de la Red Latinoamericana de organizadores de eventos.

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Todo indicaba, desde sus primeros años infantiles, en Santiago de Cuba, que Gina había nacido para emprender caminos y transformarlos. El qué y el cómo los comprendería a lo largo de su vida:  

“Cuando todas las niñas decían que iban a ser cantantes o doctoras, yo aseguraba que sería empresaria, todavía no sabía de qué, pero me gustaba aquella palabra. A los 10 años, mi papá me regaló un libro gordísimo sobre Administración de Empresas, el cual ha sido el amor de mi vida. Lo conservo en la actualidad en la mesa de mi oficina.

Desde su época de estudiante, disfrutaba de organizar actividades y conectar personas, lo cual la ha conducido por los caminos que transita hoy.

“Siempre me gustó la independencia. Aunque tengo padres muy buenos, me gustaba tener mis propias cosas, gestionadas por mí. Tenía mucha creatividad, me inventaba un proyecto de cualquier cosa y me interesaba la publicidad; presentar a personas que tuvieran cosas en común y pudieran crear algo siempre fue mi pasión. Por eso ideaba proyectos que generaran valor a quienes participaban y los conectaba entre sí”.

Durante sus años estudiantiles, Gina creó espectáculos en los que actuaba, escribía guiones; sin embargo lo que más disfrutaba era promover y convocar a las personas. “Me sentía más feliz cuando veía a la gente conversando que cuando yo estaba en el escenario”, recuerda.

“Estudiando en la Universidad de Oriente, identifiqué infinidad de posibilidades y comencé a organizarme con un poco más de profesionalidad. Estudiaba Administración, Contabilidad, Marketing, Relaciones Públicas y Organización de eventos, pero aún como algo secundario.

“Creé un proyecto juvenil sin fines de lucro para presentar talentos jóvenes con artistas y personalidades reconocidas de la cultura y la industria audiovisual. Era una especie de agencia de casting en la cual sacábamos convocatorias de lo que necesitaban los artistas para sus videos clips y espectáculos. Se las presentábamos a los jóvenes que tenían aptitudes. Fue un proyecto hermoso porque los muchachos llegaban con timidez y trabajábamos en su autoestima para que perdieran el miedo y se enfrentaran a los directores y al público”.

Diversos proyectos nacieron de su creatividad durante su época universitaria, como un boletín digital, en el que se promovía a los nuevos cuentapropistas y se brindaba información sobre la importancia de la sujeción a la ley. Recuerda que de esa manera lograron que “los nuevos actores se interesaran por los temas que tratábamos y que el público universitario pudiera acceder a muchísimos lugares a precios de costo”.

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Gina cursó la carrera de Ingeniería Civil en la Facultad de Construcciones de la Universidad de Oriente hasta el cuarto año, cuando decidió darle un cambio radical a su vida y comenzó a estudiar Derecho en esa misma casa de altos estudios. Luego se mudó a Matanzas y más tarde a La Habana, donde finalmente se graduó en la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana.

“Me fui de Santiago casi arrastrada y por intereses familiares –asegura–. En Matanzas la depresión me duró poco, pues allá era mucho más fuerte el movimiento de los eventos. Vi una brecha: la publicidad era mal manejada, así que una cosa llevó a la otra y en menos de seis meses ya tenía mi proyecto con las mismas características que en Santiago, pero con un nuevo equipo. Descubrí que, cuando te apasiona algo, da igual dónde te pongan o con quién; y si todo está inventado, una inventa algo nuevo”.

A La Habana llegó a punto de graduarse y con su bebé en el vientre. Entonces consagraría mucho tiempo a cuidar de su hijo y a estudiar. Las ideas de emprendimiento quedarían en pausa por un tiempo.

“Me dediqué a mi carrera y me sumergí en otro tema que me apasionaba: el Derecho de empresas. Estudiar temas mercantiles, financieros, económicos, laborales a mí me encantaba. Luego me fui a trabajar a ARTEX S.A y aquello me ‘movió el piso’. Terminé como Especialista en la Vicepresidencia Comercial de la Casa Matriz, atendiendo los eventos. Llegué cuando estaba por estrenarse el Festival de la Timba, un megaevento al que siguieron el Festival de la Salsa y muchos otros.

“Tenía ante mí una encrucijada entre el Derecho de empresas y los eventos. Mientras más conocía de estos últimos, más me enganchaba; no obstante, me quería dedicar al Derecho también. Se me daban bien ambos, la pandemia me sentó en mi casa a decidir, y aquí estoy, con una empresa de eventos empresariales”.

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Skhole SRL presta servicios de organización de todo tipo de evento que necesite una empresa: reuniones, aniversarios, aperturas de locales, lanzamiento de marcas o productos. Cuenta con eventos propios, entre los que se encuentran los académicos (de formación empresarial), los de networking o conexión profesional, entre otros. También hace trabajo promocional y de diseño gráfico. Su directora advierte que “no distinguen entre estatales o privados porque para nosotros el sector empresarial cubano es uno solo; además, trabajamos para nacionales y extranjeros”.

Gina, durante la 3ra. edición de Circuito Networking Cuba, en junio 2022. Este fue el primer evento realizado por una forma de gestión no estatal en el Palacio de Convenciones de La Habana.

–¿De qué forma la pandemia despertó la emprendedora que hay en ti?

–Durante el 2020 me vi forzada a sentarme en mi casa prácticamente sin contenido de trabajo y eso me golpeó muy fuerte. Busqué inspiración en grupos online y entré en uno donde tocaban temas de emprendimiento. Allí hacían entrevistas a emprendedores cubanos, se conversaba sobre marketing, negocios y se me fue despertando todo aquel sentimiento que tenía guardado de hacer mis propias cosas. En ese grupo conocí personas muy lindas que hoy son mis amigos y participan en mis eventos.

“Entonces estaba todo el tiempo con mi niño y solo tenía las madrugadas disponibles. En ese momento me ponía a estudiar, a desempolvar todos los temas de empresas que se me habían ido oxidando, me hice una auto DAFO (estudio de debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades) e identifiqué en qué era buena, en qué no y por dónde podía empezar, y me armé mi propio Plan de Negocios.

“Un día no aguanté más, tenía que probar y la pandemia no parecía acabarse. Junto a mi socio actual, Joan Johnson, que es diseñador gráfico, lanzamos la convocatoria de un evento virtual al cual llamamos Circuito Networking Cuba. Aquello fue un éxito arrasador. Desde entonces no hemos parado de crear nuevos eventos. En cuanto pudimos, retomamos la presencialidad. Hoy el Circuito Networking Cuba es el evento más grande que tenemos y ya llega a su cuarta edición en este 2023”.

–¿En qué consiste el evento y quiénes pueden participar?

–Circuito Networking Cuba es un evento que pretende conectar al sector empresarial en su máxima extensión, visibilizar su trabajo, mostrar cómo nos va y hacia dónde podemos ir si laboramos juntos. Lo pensé desde el inicio como ese espacio en el que lo puedes tener todo como empresa y como líder empresarial; y aprender de temas que desconoces o tienes dudas; conocer experiencias, éxitos y fracasos; reunirte y hablar de negocios tomando un café o tu coctel preferido en un ambiente agradable, sin presiones ni estrés; reunir a tu equipo de trabajo y hacerle partícipe de todo lo que puede llegar a hacer. Es un espacio de oportunidades y de motivación.

–¿Se conoce y aprovecha el networking en nuestro país?

–El networking en Cuba es algo que se hace a diario, pero se puede preparar mejor para sacarle partido. Lo vemos cuando nuestros empresarios se reúnen con representantes extranjeros, no estamos familiarizados con protocolos y habilidades de conexión, más allá de proponer servicios o productos. El networking es un proceso de seducción de la contraparte en el que importa todo, desde uno mismo hasta el ambiente en el que se desarrolla. En esa dirección, nos queda mucho por trabajar; no depende de condiciones técnicas, simplemente de disposición.

–¿Cuán llano o difícil ha sido el camino para llegar a lo que hoy es Skhole SRL?

–Muy difícil. Primero por el autoaprendizaje: a mí el Derecho me ha servido para tener una empresa, pero organizar eventos no constituye una carrera, ni siquiera existe una maestría o un centro específico de formación. Aquí es una pequeña especialidad olvidada, que se toca tiernamente en comunicación o turismo. No tenemos cómo certificarnos o especializarnos, no contamos con referentes suficientes y hemos tenido que aprender de lejos, porque tampoco hemos salido a explorar y ver cómo lo hacen los que saben.

“Por suerte, he podido acercarme a personas maravillosas que hoy son mis mentores, como Eulogio Rodríguez Millares, primer presidente del Buró de Convenciones de Cuba.

“Los eventos empresariales son servicios que el cubano ya no tiene incorporados. Vivimos en el ‘todo el mundo hace de todo, no importa cómo quede, el problema es que se haga’, y no se considera una profesión propiamente dicha. En Cuba, cuando dices ‘organizo eventos’, lo primero que se piensa es en bodas, quinces y cumpleaños (especialidad que respetamos, pero no es la nuestra), y las personas lo aceptan más porque antes eran los únicos eventos permitidos para trabajadores por cuenta propia.

“Hemos tenido que ir trabajando en explicar qué significa networking y acercar al público con temas que conoce más, como los eventos académicos, para llegar a donde queremos, que es el evento corporativo en sí; trabajar las marcas con sus conceptos y valores; presentar la publicidad como algo que no muerde y explicar qué es el marketing de experiencias. Nos ha tocado aprender mucho de experiencias internacionales, pero ese tiempo multiplicado por tres lo hemos empleado en traducir para poder mostrarlo en un lenguaje que el cubano entienda.

“Sabemos que lo lograremos y no nos cansamos porque creemos que nuestro país lo necesita y tenemos mucho para dar. El evento empresarial y el turismo MICE (de negocios) son temas que tienen peso en la economía de un país. Cuba tiene mucho por dar en este ámbito y nosotros pondremos nuestros granitos de arena también”.

–¿Qué experiencias han marcado el trabajo de Skhole SRL para hacerlo más fuerte?

–La principal fortaleza de nuestra empresa radica en el público. Tener los pies en la tierra, relacionarnos con nuestros receptores a diario, saber qué necesidades existen y van surgiendo, y conversarlo con ellos nos ha permitido crear los espacios que tenemos y algunos que estamos por implementar. Trabajamos temas complejos, pero estamos en constante interacción con nuestros clientes, de quienes nos hemos apoyado para trazar métodos de trabajo y propuestas. No presionamos nada, simplemente vamos fluyendo.

“Otra fortaleza es el equipo de trabajo que hemos logrado armar: venimos de instituciones y empresas sólidas que nos han formado bien, unido a la creatividad y la pasión por lo que hacemos, es lo que nos hace seguir adelante”. 

–¿Cuál es tu secreto, si se puede decir, para las importantes alianzas que has logrado hacer con empresas e instituciones estatales y no estatales?

–Secreto ninguno, precisamente lo contrario: la clave es la transparencia y mostrarnos tal cual somos, con virtudes y defectos como personas y como empresa, reconocer nuestros límites, no decir que sí si no podemos cumplir o lo podemos hacer a medias, valorar nuestras fortalezas y no dejar que nos hagan sentir que valemos menos, lograr entender a la contraparte y no imponer; escuchar y negociar.

–Para una mujer, madre y que proviene de otra provincia, ¿supuso un reto mayor emprender un negocio como el tuyo en la capital de Cuba?

–Fue un reto y lo sigue siendo. Cuando llegué a La Habana embarazada no conocía a nadie. Súmale a esto que parezco que tengo 18 años por lo delgada que soy y por mi estatura de 1.59. Y apenas sin presupuesto para armar una empresa, no sé cómo, pero la gente lo detecta. Todo esto condiciona a la hora de proponer cualquier cosa: el que te escucha no te cree y te queda demostrar. La clave no está en demostrarle al otro, sino convencerse a una misma.

“En la capital de todos los países la vida va más rápido, los costos estresan más; uno no es el único que desarrolla su actividad, por lo que día a día hay que levantarse con una idea nueva, de lo contrario, te olvidan. Y, en la jornada siguiente, hay que buscar otra porque te copiaron. Es así y mantener ese ritmo cuesta.

“Ser ‘oriental’, yo diría que ha sido, en vez de debilidad, una oportunidad: conozco otras perspectivas y experiencias que el que me juzga no ha vivido, ahí llevamos la delantera los viajeros.

“Y ser mujer es lo más bello porque me permitió convertirme en madre, que es lo que me hace levantarme cada día y no dar un paso atrás, porque ya no es solo por mí lo que hago, es para el ser que más amo en el mundo”.

Para Gina, su hijo es la mayor inspiración para no detenerse en su empeño por soñar nuevos proyectos.

–Fuiste aceptada recientemente como miembro profesional de la Red Latinoamericana de organizadores de eventos. ¿Cómo lo lograste y qué beneficios supone ello para tu empresa?

–El acceso como miembro y coordinadora en Cuba de la Red Latinoamericana de organizadores de eventos es una oportunidad y un sueño. La Red es una fuente de conocimiento abierta de la que hay que beber porque reúne a miles de personas dedicadas a los eventos en todos los países de Latinoamérica. La veo como el grupo exacto en el que todos tenemos la misma pasión y nuestra misión es ayudarnos a crecer los unos a los otros.

“En el acceso a la Red, tengo mucho por agradecer a Fátima Franco, su directora general, y a Elier Alonso, director general en Cuba, de quien me retroalimento y con quien estaré viendo detalles de lo que podamos hacer para incluir a más organizadores, que sean capaces de elevar la profesión a lo más alto, donde un día estuvimos los cubanos y logramos ser de los primeros en Latinoamérica.

“Para Skhole SRL este paso supone la oportunidad de certificarnos, de acceder a información constante, intercambiar con profesionales con otras visiones que nos sirvan para actualizarnos y mostrar qué estamos haciendo aquí”.

Para el equipo de Skhole SRL la transparencia es fundamental para lograr el éxito.

–En Facebook tienes una frase que parece ser tu inspiración: “¿Yo? Generador de ideas, camino a volverme generador de ingresos lícitos posibles, suficientes, estables”. Para conseguirlo, ¿cuánto depende de tu pericia profesional y cuánto de la variabilidad del mercado y la crisis económica?

–Lo de ‘generador de ideas’, en constante progreso; lo de ‘lícitos y posibles’ fue un grito al azar que al parecer fue escuchado y, al menos, ya somos una empresa legalmente reconocida; lo de ‘generador de ingresos suficientes y estables’ fue otro grito al azar. Espero llegue.

“Soy en extremo positiva, no entiendo de qué va la palabra ‘no’, así que con la variabilidad del mercado y la crisis económica no nos queda más que surfear. Las cosas que pueda cambiar y estén en mis manos, definitivamente las haré, las defenderé a capa y espada si veo un mínimo chance de lograrlas, porque mañana dejaré de existir, pero queda mi niño, y los hijos que quizá tenga, y toda una descendencia que sufrirá por mis acciones y por mis momentos de inmovilidad.

“Sin embargo, soy consciente de que hay otras cosas que no puedo cambiar. Puedo dedicar un poco de mi energía a ello. Si me hace bien, adelante, pero si me hace mal, no puedo dejar que me desconcentre. Cada quien en la vida viene con un propósito: hay quien viene con la misión de arreglar o desarreglar la economía a nivel mundial. Esa última no soy yo”.

–¿Qué visualizas para el futuro de Skhole?

–Un futuro en el que la dejen ser una empresa con todo lo que ello implica verdaderamente, un futuro sin interpretaciones tergiversadas, un futuro de colaboración, de crecimiento continuo. Para ello dedicaremos toda la energía y los días que están por venir.


CRÉDITOS

Fotos. / Cortesía de la entrevistada

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