El orden en la habitación de nuestros hijos
Los padres debemos mantenernos pacientes aun cuando por dentro estemos a punto de estallar; es necesario desaparecer en el momento adecuado para evitar una explosión innecesaria y tener siempre unas palabras positivas cuando veamos algún detalle que nos gusta

Si bien es cierto que la habitación es de ellos, también lo es que el desorden no debe llegar al extremo. (Foto: elmundotoday.com).
A cargo de ROSA M. CUBELA
Si pensamos en un joven que en sus primeros pasos independientes siente suyas de verdad sus cosas y su cuarto, lo primero que debemos comprender es que ese es “su” espacio, y hasta cierto punto hay que respetárselo.
No podemos exigirle que haga las cosas solo porque somos sus padres y estamos por encima de ellos, hay que hacerles comprender por qué hay que tener un mínimo control sobre la limpieza y el orden. Estar gritando o en una pelea continua con ellos no servirá absolutamente de nada.
Los padres debemos mantenernos pacientes aun cuando por dentro estemos a punto de estallar; es necesario desaparecer en el momento adecuado para evitar una explosión innecesaria y tener siempre unas palabras positivas cuando veamos algún detalle que nos gusta, cuando observemos que alguna cosa determinada del cuarto está ordenada. Esto no quiere decir que tengamos que hacer comentarios demasiado alegres o efusivos cuando el muchacho limpia la habitación, porque eso puede tener un efecto totalmente negativo en la personalidad rebelde del adolescente.
A veces lo que ellos necesitan es que se tenga en cuenta su opinión y la piden de esa forma; buscan la solución por ahí. Es fácil hacer partícipe a tu hijo en la decoración de su propio espacio, pregúntale si está contento con ella o preferiría que fuera de otra forma. Por ejemplo, podemos pintar la habitación con el color que él escoja, ayudarlo a cambiar las cosas de lugar o personalizar su cuarto tal como nos vaya indicando.
Si no puedes conseguir nada a pesar de intentarlo constantemente, el gran consejo es: “Simula que olvidaste la existencia de esa habitación”, cierra la puerta y deja tras ella toda la preocupación. Es posible que si adoptas esa postura tu hijo empiece a sentirse incómodo con el ambiente y la limpie; si no es así, no te lo tomes como si te estuviera desafiando, piensa que es solo una etapa difícil de su vida.
Pero recuerda que en su cuarto es bueno dejarle su propia intimidad, aunque no así en el resto de la casa. Ese es un espacio que se comparte con el resto de la familia y no tenemos que permitirle que ande ensuciando o desordenando sitios de uso colectivo.
Y para los hijos que, incluso en su adultez, como yo, aun no tienen ni habitacion ni espacio propio? Porque eso es lo mas comun en Cuba.
Se supone que ya en la adultez no seamos propensos al desorden. Si lamentablemente el espacio es compartido, esa es una razón de más para no desorganizar: Juntos pero no revueltos.
Salems, estoy igual que usted. Pero estoy trabajando en base a eso y espero lograrlo si Dios quiere. Saludos..
Hola, me guta mucho leer la revista, siempre desde muy joven me gusto. estoy de acuerdo con los consejos pero deberiamos tambien realizar comentarios sobre aquellos padres que no les enseñan a sus hijos que por problemas de higiene debemos tener organizado no solo las habitaciones, tambien los juguetes, la casa, los libros. _Esto lo que hace es ayudar a que el dia de mañana sean personas organizadas y sobre todo responsables, pero solo se logra si a tempra edad se lo enseñamos.
Estoy de acuerdo con Sisi en que los padres deben enseñar y educar a sus hijos desde pequeños en mantener su cuarto o su espacio ordenado y limpio. Esa acción los prepara para en la adultez saber organizar nuestras vidas y acciones en todos los aspectos y con ello lograr un mejor aprovechamiento y satisfacción en nuestros resultados. Parece algo sencillo verdad ????, cuando nuestros padres dicen: – niños, recojan sus juguetes … Pero lo que no saben todo lo que recoge esa acción y práctica al ser realizada.
Se los dice alguien que ya está en “La Media Rueda” y que esa parte nunca la aprendió y hoy por hoy me cuesta mucho organizar aunque sea una simple gaveta o mi buró de trabajo. Sin embargo, admiro y aprecio el que es capaz de hacerlo de manera habitual y que demuestra cualidades en otras esferas y desempeños de la vida, gracias a este buen hábito.