Cumplir el deber de narrar

En exhibición en el Festival de Cine de La Habana, una escalofriante trama de intereses, corrupción y lavado de dinero “escondido” tras el incendio de un depósito de la compañía Iron Mountain que provocó la muerte de 10 bomberos en Buenos Aires y que hoy continúa impune


Juntar los testimonios de los familiares de las víctimas del peor incendio en la historia de la ciudad de Buenos Aires, no fue un mero impulso para el cineasta argentino Jorge Gaggero. Junto al realizador Renato Miari, tuvo que poner su piel, como en todo lo que hace, para poder develar las verdaderas subtramas que envuelven a aquel suceso que ensombreció de humo y dolor el sureño poblado Barracas de esa gran urbe, el 5 de febrero de 2014.

Jorge Gaggero ha obtenido varios importantes premios por su obra, en la que resaltan Cama adentro, Ojos de Fuego, La Seguridad de los Perros y Vida en Falcón.

Frente al público habanero reunido en el cine 23 y 12, poco antes de rodarse las imágenes en las que sale a flote tanto terror, confesó que es una historia inconclusa. Y luego de la puesta dice que no siente alivio al contar el doloroso acontecimiento porque eso solo será posible cuando llegue la justicia para esos jóvenes bomberos que dejaron su vida allí.

En cumplimiento del deber, se titula el documental, narrado por una inconfundible voz, la de la actriz Cecilia Roth, quien se apodera del guion para estremecer a los espectadores.

Aquel fatídico día, bomberos de la Policía Federal Argentina y Voluntarios de La Boca, Vuelta de Rocha, San Telmo y Puerto Madero acudieron ante la alarma de incendio para extinguir el fuego “provocado” en un gigantesco depósito de la compañía estadounidense Iron Mountain, encargada de almacenar millones de documentos de diversos bancos y empresas telefónicas y petroleras, involucradas en lavado de dinero y otros trapicheos.

Afiche de la película

El documental revela que otros incendios parecidos le han ocurrido a la susodicha Iron Mountain. En 1997 tres de sus depósitos ardieron en Nueva Jersey, en Estados Unidos, aunque no hubo víctimas. Y en 2006 en Canadá y Londres también hubo grandes siniestros en sus almacenes. Más de 100 bomberos lucharon en la capital británica durante dos días para apagar las llamas que parecían incontrolables.

El incendio en el barrio Barracas fue particularmente cruento y más de 200 efectivos trabajaron para contener el fuego, que,luego, en 2015, se confirmó que fue intencional. No por gusto el velador del lugar apagó tres veces la alarma de incendios, estaban desarticulados los equipos de extinción y vacíos los depósitos de agua destinados a ese objetivo.

Duele más la impunidad de quienes pudieran evitar la tragedia, por el escaso tratamiento dado a los familiares de los muertos y a quienes sobrevivieron. Algunos no hallaron herramientas para paliar el shock y dos prefirieron el suicidio. Uno de ellos no quería oír más el llamado del amigo y compañero cuya vida se apagó intentando sofocar el incendio.

A  casi 10 años del trágico suceso que todavía duele en Argentina, los familiares de las víctimas siguen esperando justicia.

Incendio en Barracas, en Buenos Aires

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