Defender la condición primera de lo artístico

Esta urgencia debe ser una prioridad en los programas de TV dedicados a compartir reflexiones sobre el lenguaje de la visualidad en tanto instrumento del pensar    


¿Por qué seducen una pintura, un grabado o una fotografía vistos en la televisión? ¿De qué dependen las motivaciones de recordar o analizar colores, trazos, imágenes, ideas? Ciertamente, la percepción artística no es solo un acto de reproducción, sino de co-creación. Existen creadores de talento y también espectadores de talento.

En la actualidad, el audiovisual y las velocidades de la información instauran inéditas experiencias en el hogar, donde audiencias de diferentes edades, sexos, preferencias e intereses, comparten nuevos modos de estar juntos, mediante una dialéctica de la apropiación, la cual tiene que ver tanto con la cultura como con la tecnología, pero, sobre todo, incluye el proceso mismo de la comunicación.

La conquista del conocimiento requiere, además de un esfuerzo creativo, estar en contacto con los nuevos territorios dominados por las zonas del saber donde agudos pensadores esgrimen teorías de notable importancia para nutrir el discernimiento necesario en todas las etapas de la existencia.

El diverso, amplio, y a veces controvertido universo de temas, contenidos, soluciones formales, que circula por disímiles corrientes subterráneas, forma parte del desafío que la comunicación le plantea a los sistemas educacional, cultural y a la sociedad.

Por esto no debe desaparecer de la pantalla un programa al estilo de Signos (Cubavisión, jueves, 3:00 p.m.). En cada emisión han sido entrevistados artistas de diferentes tendencias, preocupaciones filosóficas, y actitudes ante la realidad inmediata. ¿Será definitiva su ausencia de la programación? ¿O, tal vez, se ha pensado en distintas maneras de acceder al arte visual? Si es así, urge no perder de vista que ante una nueva propuesta, los públicos necesitan un período de reconocimiento primero, identificación después, habitualidad más adelante y dependencia al final. Lo que no se visibiliza, no existe.

Otras opciones resignifican conceptos y estéticas: Mirada de artista (jueves, 4:00 p.m.) y La otra mirada (martes, 10:45 p.m.) ambos por el Canal Educativo. Estudiar la imagen, todo lo que la connota y lo que de ella resulta en el mundo de hoy y el de mañana es una necesidad que deben atender creadores, investigadores y públicos.

De ningún modo por azar traemos a colación la foto y el pensamiento del maestro Manuel López Oliva, pintor y crítico de arte: “Al anunciar el acto inaugural de una exposición o publicar una nota sobre la misma, hay que hablar de textos y contextos con los cuales designamos el conjunto de lugares, ámbitos, circunstancias, sistemas de valores heredados, la sucesiva apropiación de códigos culturales y recursos del oficio que se fijan en la conciencia de cada creador a lo largo de su vida”.

Estos tiempos de inusitada dinámica mediática exigen estrategias comunicativas que contribuyan a enriquecer el pensamiento. Esta es la condición primera de lo artístico, hacer pensar, llegar a las esencias íntimas del ser humano.

La imagen debe ser analizada como cultura en movimiento que fluye con toda su carga de condicionamientos sociales y discurso de poder.

El consumo cultural es apropiación, recepción y uso. Los espacios de televisión tienen valores agregados. Cada producto audiovisual debe tener su distinción simbólica, una manera propia de decir. Nunca lo olvidemos, el lenguaje modifica, transforma condiciones del comportamiento social del sujeto hablante y del destinatario. No basta el uso correcto de las palabras, de igual modo la sintaxis de imágenes, la gramática visual, proponen un sistema de pensamiento que aporta el mensaje de manera sugerente, provocadora.

De ningún modo están aislados los espectadores de los procesos creativos que influyen en la mirada holística de las emisiones. La TV, en tanto mediación cultural, reproduce sentidos, propone interrogantes; en fin, abre nuevas vías a la investigación, pues los deseos de profundizar nunca se sacian.

Siempre esperamos que nos ayuden a comprender las esencias de las cosas y cuando se amplía la cosmovisión de cada ser humano existe la posibilidad inmediata de estimular en el otro la capacidad de analizar.

A todos los expertos involucrados en la razón de ser de la TV les debe guiar un fin premeditado: convencer mediante la calidad artística.

Promover a tiempo y con tiempo garantiza el interés de las audiencias. Tres niveles de decisiones a corto, mediano y largo plazos exigen los cambios en la programación, ¿por qué no prepararlos debidamente? Como sucede en cualquier otra industria, en la TV el perfeccionamiento nunca se detiene. Directivos, guionistas, directores, deben actuar con mentalidad científica para cautivar a las mayorías.

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