Defender la voz propia

La interacción polisémica continúa siendo epicentro contemporáneo de la múltiple vinculación entre los sujetos con el ecosistema mediático; en particular, en el siglo XXI descuellan las redes sociales desde donde las relaciones con las tecnologías se dirigen, diseminan y apropian.

Como sabemos, hoy el audiovisual está prevaleciendo sobre la escritura y es puente de entendimientos, socializa saberes que circulan fuera de la escuela, construye memorias e imaginarios individuales, colectivos. Para las mayorías, lo real está en la pantalla. Tiene que ser creíble, verdadero, auténtico, motivador. De lo contrario, no comunica.

Los relatos aportan infinitos contenidos, emociones, conflictos, situaciones a veces poco imaginadas. Todo depende del guion y en él resulta de vital importancia la estructura. No importa si es una narración ficcional, un documental o un informativo. Decía William Faulkner: “cada historia empuja una forma”, y esto, en ocasiones, se olvida, sobre todo en espacios que privilegian sonoridades, ritmos, palabras, ideas, pensamientos, en tanto vías para seducir a los públicos.

Por ejemplo, el Canal Clave incluye diferentes géneros, estilos, pero todavía no incorporó de manera frecuente documentales, series, filmes sobre músicos. En una ocasión Beatriz Márquez comentó a BOHEMIA: “Sería maravilloso ver la vida de compositores e intérpretes reflejada en la pantalla. Muchas figuras cubanas, entre ellas el maestro Adolfo Guzmán, merecen ser más conocidas. Me fascina su creación autoral, al cantarla la disfruto intensamente”.

Beatriz Márquez, Premio Nacional de Música, mediante su repertorio rinde homenaje a destacados compositores.
Beatriz Márquez, Premio Nacional de Música, mediante su repertorio rinde homenaje a destacados compositores. / Leyva Benítez

Igual que la literatura, el texto musical utiliza la lengua como material de construcción edificante. Fomentar la alta cultura exige del esfuerzo conjunto de guionistas, directores, todos los involucrados en el proyecto, para unir talentos y lograr calidad artística mediante una perspectiva sociocultural, en las gestiones de promoción y comercial.

También las artes visuales merecen una mayor presencia en spots, relatos, valoraciones. En ocasiones el Canal Educativo difunde estéticas y nombres relevantes, sin embargo, todavía falta la sistematicidad requerida para crear el hábito necesario, la necesidad de ver pinturas, grabados, fotografías y otras expresiones de la especialidad.

Sin duda, la secuencia de pensar, diseñar, ejecutar acciones novedosas, necesita de estrategias coherentes, discutidas hasta la saciedad por los creadores.

Recordemos lo que defendía Miguel Ángel: “El trabajo del escultor consiste en liberar la forma que ya está escondida dentro de la piedra”. ¿Por qué no tomar esta reflexión en serio cuando se piensa en determinados contenidos de notable repercusión social y cultural, los cuales merecen ser contados de manera única, desde un punto de vista que incorpore la pasión y la voz propia?

Seleccionar lo mejor de las producciones del mundo y las propias para llevarlas a nuestra televisión es un reto enorme, al cual no compete solo el deber ser, sino lo que se puede realizar considerando la economía y los recursos. No obstante, los diferentes canales han transmitido maneras de relatar historias, compartir angustias, alegrías, preocupaciones. Es significativo el impacto de la TV, su capacidad para persuadir, a partir de la intencionalidad de los hacedores en la labor colectiva.

Trasladar vidas ficcionales auténticas a un audiovisual requiere defender la ilusión de verdad, aunque nunca haya ocurrido, pero puede suceder, dicha posibilidad alerta, hay que escucharla sin prisa; desplegar universos plenos de sugerencias y novedades siempre atraerá, sin distinciones de edades o sexos, la cuestión es nutrir el intelecto y la espiritualidad. Pensemos en esto.

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