El boom de la censura de libros

Los colegios de los Estados Unidos están viviendo una simbólica quema de volúmenes, con cientos de obras proscritas


El diario de Ana Frank fue retirado de una biblioteca escolar del condado de Indian River, en Florida, tras el reclamo de padres que consideraron inapropiados algunos pasajes del libro.

A inicios de abril se supo que una maestra tuvo que renunciar en el mismo estado por mostrar el David de Miguel Ángel a sus alumnos. Ahora la disputa se la lleva la versión gráfica del icónico texto, luego de la protesta por «escenas gráficas» de desnudos.

En redes sociales, algunos usuarios recordaron que hace muchos años el padre de Ana Frank decidió borrar los fragmentos del desarrollo sexual para proteger la intimidad de su hija. Ella tenía 13 años y su familia (padre, madre y una hermana) se había escondido con otras cuatro personas en una buhardilla en Ámsterdam. Fueron descubiertos en agosto de 1944 y llevados de campos de concentración. Solamente se salvó el progenitor y el diario quedó como testimonio del Holocausto.

La proscripción de libros no es nueva en Estados Unidos. Así lo confirma la American Library Association, entidad que lleva décadas documentando los volúmenes que son víctimas de censura.

Es tal el frenesí de veto que los bibliotecarios del país dicen estar en estado de alerta, a la par que denuncian que se está instalando una cultura del miedo donde el objetivo es reprimir y silenciar cualquier letra que, desde una perspectiva inclusiva, ayude a reflexionar sobre sexualidad, etnia, identidad de género.

Texas y Florida lideran la ola extremista, aunque se multiplican los casos en otras latitudes de la nación. Ejemplos se han visto en, digamos, Missouri, donde durante los últimos meses de 2022 se prohibieron alrededor de 300 títulos en una docena de distritos escolares, incluidas obras sobre Leonardo dan Vinci.

Durante los últimos meses de 2022 se prohibieron alrededor de 300 títulos en una docena de distritos escolares en Missouri. / istockphoto.com

Como señala The New York Times, siempre han existido madres y padres intolerantes que esporádicamente protestaban contra algún que otro título disponible para sus niñas y niños, pero solo en los últimos años puede hablarse de “una red de conservadores genuinamente influyente, que crece a velocidad alarmante”.

Hay grupos organizados, interconectados, financiados por poderes políticos y sumamente eficientes a la hora de conseguir lo que pretenden, en palabras del mencionado diario, que asimismo cita los “argumentos” más habituales de esta gente: “proteger la inocencia de nuestros pequeños”, de materiales “inapropiados o pornográficos”.

Los fanáticos en realidad temen y odian la cultura. La pornografía resulta un negocio en ese país; sin embargo, la cultura es un peligro que puede abrir horizontes. De la verdadera pornografía que miran en sus teléfonos adolescentes y hasta niños, ni una palabra; pero la prohibición de libros sobre el racismo y la historia revisionista abundan.


CRÉDITO PORTADA

Una versión gráfica del diario de Ana Frank fue retirada de las liberarías. / www.npr.org

Comparte en redes sociales:

Un comentario

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Te Recomendamos