El gustazo que no le debemos dar a nadie

Este domingo 26 usted puede ejercer, soberanamente, su voluntad, haciendo lo que Cuba necesita


Permiso para decir algunas cosas que todo el mundo sabe… aunque algunos olvidan.

¿Quién ignora o niega que apenas al gobierno de los Estados Unidos le llegó olor a Revolución, tras el triunfo de enero de 1959, ha hecho todo lo posible e imposible por destruirnos como país?

Es archiconocido que han puesto en práctica desde campañas difamatorias, mentiras y calumnias, pasando por provocaciones, sabotajes y actos terroristas, hasta la agresión armada. Recuerden Girón.

¿Quién, si no ellos, en contubernio con la extrema derecha anticubana radicada en Miami, financiaron bandas contrarrevolucionarias, autoras de crímenes como los cometidos contra Conrado Benítez, Manuel Ascunce, el campesino Pedro Lantigua…?

De la mano imperial salió dinero, mucho, para quemar cañaverales, bodegas, tiendas como El Encanto (donde perdió la vida Fe del Valle Ramos), introducir enfermedades contra cultivos, animales e incluso seres humanos, crear pánico, matar al estilo de la voladura de nuestro avión de Cubana, en pleno vuelo, con 73 personas a bordo, asesinados todos.

Es interminable la relación de secuestros de aéreas y embarcaciones, infiltraciones de agentes, planes de atentados contra altos dirigentes. A Fidel intentaron eliminarlo más de 600 veces. ¿Imaginan ustedes, desde fecha tan temprana como el 2 de febrero de 1959, a un ciudadano norteamericano llamado Allen Robert Mayer penetrando ilegalmente en territorio cubano a bordo de una avioneta, con la misión de atentar contra la vida del Comandante en Jefe?

Liquidar físicamente a Fidel y asfixiar al país se convirtió en una obsesión patética de la política norteamericana contra Cuba.

Creo que no hay banco en el mundo sobre el que no graviten la amenaza directa de Estados Unidos y la posibilidad de sanción inmediata si negocian con nuestro país, receta válida para empresas, sucursales, consorcios, firmas, fábricas…

No ocultan la clara intención de desgastarnos, rendirnos, matarnos de hambre y de necesidad, por falta de alimentos, de medicinas, de equipamiento para programas económicos, de salud, ciencia, deporte, educación, cultura…

Paralelamente, alientan una ascendente migración que reserva privilegiada luneta para todo aquel que diga ser cubano. Recuerden la Ley de Ajuste.

A la vista del mismo mundo al que enteramente pretenden engañar, incitan a la subversión interna, al desorden, la indisciplina, el desacato y otras formas de causar problemas, para reforzar su vieja y enfermiza tesis de que Cuba es un país ingobernable, que la Revolución carece de futuro y tiene sus días contados. Por cierto, hace 64 años que están contando esos días y no acaban de llegarles… ni llegarán.

¿Dinero para hacer mal? Todo el que haga falta y más: para mancillar nuestros símbolos patrios, para que la gente proteste, para que agredan a la policía, para fraccionar y fracturar a la sociedad, para que nadie siga a los principales dirigentes, para que nadie vaya a las urnas ni vote, ni piense en nadie más que en sí mismo(a).

Supongo que hasta aquí coincidamos, pues como dije al principio, nada de lo dicho es nuevo. Solo he querido hacer una epidérmica retrospectiva para ahora -con deseos y material para poner mil ejemplos y exponer mil razones más- hacer una pregunta que no sé si todo el mundo se ha hecho:

Conscientes del colosal perjuicio que nos ha causado el imperio, de cuáles son sus “notables” intenciones, de las vicisitudes y carencias que estamos enfrentando y sufriendo por su brutal política hacia nosotros (y no niego en absoluto nuestras insuficiencias, errores, etc), me pregunto si vamos, además, a darles el gustazo de no concurrir este domingo a las urnas.

¿A quién, únicamente, convendría no votar por los candidatos a diputados que representarán y transmitirán nuestros intereses, preocupaciones, dudas, insatisfacciones o realizaciones en el Parlamento?

¿Renunciaré a votar para complacer a quienes me quieren matar, sintiendo yo, por el contrario, el deseo de a todos darles mi voto personal? ¿Acaso voy a dejar en blanco la boleta o a propiciar que la anulen?

Qué va, ese gustazo, al menos yo, no se lo doy a nadie. Sería actitud propia de quienes no entienden el valor del ejercicio al voto. Y a los millones de agradecidos que forman mi hermoso pueblo siempre los caracterizó la valentía, el decoro, el amor congénito a la tierra… nuestra tierra.  La invitación está hecha para votar juntos este domingo.

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