El maltrato nunca podrá ser amor

El maltrato nunca podrá ser amor.
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Puede empezar con una frase bonita o con un gesto amable, pero si es un ser violento solo se escuda en una fachada que en las situaciones más trágicas terminan en muerte. El sitio digital de periodismo solidario Todas, de Puerto Rico, acusa: “Los comentarios sexuales, gritos con frases obscenas y acercamientos corporales no deseados son algunas de las experiencias que las mujeres enfrentan a diario con el acoso callejero”. El texto, del 27 de abril último, especifica que, al no existir un marco legal contra el fenómeno, muchas mujeres decidieron reconocer sus experiencias en plataformas virtuales.

Visto bien, efectivamente es violencia de género, pues existe una intimidación por parte del “macho” hacia la “hembra”, cuya etapa más espeluznante puede culminar en feminicidio, entendido como el asesinato por violencia de pareja o doméstica.

Estudios del Observatorio de Equidad de Género de la nación boricua calculan que en 2020 unas 60 fueron asesinadas (entre poco más de tres millones de habitantes), aunque las autoridades solo han reconocido oficialmente ocho casos. Acudí a Edda López Serrano, independentista puertorriqueña en toda la regla, quien le comentó exclusivamente a BOHEMIA que el “Estado cuantifica el éxito o fracaso de las políticas públicas para prevenir los feminicidios íntimos. Esa variable es insensible, patriarcal, colonial, capitalista”. Y comparan datos de año en año en lugar de visibilizar la humanidad de la vida segada, acompañar a quienes aman y sobreviven a la víctima o cuestionarse las condiciones de desigualdad que propician la violencia por razón de género.

Prosigue con una aseveración rotunda: “Quienes luchamos para prevenir el maltrato o violencias de género en todas sus manifestaciones, quienes sufrimos la pérdida de cada vida, la desintegración de núcleos familiares o comunitarios, incidimos desde el convencimiento de que una perspectiva de género basada en la equidad y la solidaridad es la respuesta transformadora”.

Nada más ilustrador que estas dos anécdotas terribles: En abril de 2021 el país se unió en el clamor de acción de parte del Estado cuando en un mismo día se reportó la desaparición de Keishla Rodríguez, tras haberle notificado a su pareja que estaba embarazada. Entonces la golpeó hasta fracturarle la mandíbula, le inyectó una dosis mortal de fentanilo, y luego la lanzó con bloques de construcción en la Laguna San José ,en San Juan; al final le disparó.

Tenemos otro relato estremecedor: el de Andrea, quien había acudido al sistema judicial procurando que se expidiera una orden de protección, con las condiciones de alejamiento de la querellante o víctima. Edda nos explica que “su cadáver fue hallado a una distancia prudente del hogar, pero una amiga acudió a las autoridades al reconocer su tatuaje”. Días más tarde se publicó la grabación en el que Andrea le describía a otra amiga cómo fue su experiencia ante la jueza; la publicación de la grabación de la vista confirma que la magistrada no quiso evaluar la abundante prueba, negándose a emitir dicha orden. A la postre, renunció a su cargo de tanta presión pública.

No obstante episodios como estos, según la activista femenina y “Puerto Rico hizo historia, al ser el primer país en América en aprobar una legislación de avanzada en la lucha por erradicar la violencia entre pareja. Desde entonces, la Ley 54 de 1989 –para la Prevención e Intervención de la Violencia Doméstica– ha sufrido múltiples enmiendas, muchas de las cuales perpetúan el trasfondo patriarcal y colonial, por excluir del proceso legislativo a organizaciones y personas expertas en situaciones de violencia doméstica.

El maltrato nunca podrá ser amor.
La puertorriqueña Edda López Serrano, activista feminista, independentista, antirracista, a través de varias organizaciones y colectivos. /Cortesía de la entrevistada.

De cualquier manera, sostiene que el gobernador, Pedro Pierluisi, “mediante orden ejecutiva declaró un Estado de Emergencia por la Violencia de Género en enero de 2021, uniendo a representantes de múltiples sectores con el objetivo de establecer la política pública gubernamental”. Pero nuestra fuente es sumamente crítica y realista al señalar que a la altura del presente “habremos avanzado tímidamente en transformación de política pública, pese a los esfuerzos de gente experta que voluntariamente han aportado a este proyecto su amplia diversidad de saberes. Redondea, además: “Nos queda claro que el Estado perpetúa el patriarcado, reconocemos que la colonia es racista, machista, clasista, y que el capitalismo es salvaje”.

Sabe de qué habla, porque desde el activismo trabaja en las causas feministas, independentistas, antirracistas, a través de varias organizaciones y colectivos. Incluso personalmente acompaña a víctimas y sobrevivientes de múltiples casos de violencia de género durante su proceso de sanación. Al despedirse, le recalcó a nuestra revista que ni ella ni sus compañeras y compañeros se cansarán.

En Cuba

Situaciones como las anteriormente relatadas se multiplican en varias naciones de nuestro continente. Incluso en Cuba no estamos exentos de violencia de género, aunque la Federación de Mujeres Cubanas (FMC) –ideada y materializada por Vilma Espín y Fidel Castro– acompaña a las cubanas en este lance. En el hemisferio, el triunfo de los barbudos de la Sierra Maestra le dio una perspectiva otra al hasta entonces percibido como “sexo débil”; no por gusto Fidel llamó a nuestra organización femenina “una Revolución dentro de la Revolución”.

La mayor de las Antillas ha creado, además, un conjunto de iniciativas: las Casas de Orientación a la Mujer y la Familia, como una pieza más dentro de los mecanismos para atender esos casos. Existe, asimismo, la línea de ayuda, el plan adelanto, el enfoque transversalizado en las nuevas legislaciones y el proyecto de sacar una ley integral contra violencia de género.

Un hito es, sin duda, el Programa Nacional para el Adelanto de las Mujeres, el cual resume el sentir y la voluntad política del Estado cubano. Se trata de una piedra angular en el desarrollo de políticas a favor de las mujeres, dándole continuidad al avance de la igualdad de género, en tanto institucionaliza este derecho. Desde 1991, cada 25 de noviembre se aborda socialmente la sensible temática. En ese propósito se utiliza un enfoque integral multidisciplinario, que se despliega con énfasis en los medios de comunicación.

De espanto

El maltrato nunca podrá ser amor.
El régimen que reimplantaron los talibanes afganos, el 15 de agosto de 2021, tiene todavía un profundo carácter misógino. /elpais.com

Se dice que el movimiento feminista propiamente dicho empezó sus pinitos por allá cuando la Revolución Francesa, aunque a través del tiempo hubo mujeres de “anjá”, a contrapelo de tradiciones machistas que pretendían relegarlas al fogón y a la sumisión más absoluta. Otro hito de emancipación fue la Revolución Socialista de octubre (1917), y de ahí se irradió a América Latina. Si Nadezhda Krúpskaya, la esposa de Lenin, impulsó el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer, años después, el 25 de noviembre de 1960, con el asesinato de las hermanas Mirabal, de la República Dominicana, las cuestiones femeninas pasaron a un plano de visibilización mayor, aunque sin euforias: falta cantidad para que sean asumido por los pares masculinos y por la sociedad toda.

Con mucha preocupación –por citar otro caso–, la comunidad internacional observa el regreso de los talibanes afganos al poder: son fundamentalistas al interpretar la ley islámica. En meses pasados declararon que “los derechos de las mujeres y niñas serán respetados en Afganistán”, dentro de lo que marca la sharía, o ley islámica –subrayamos la condicional cont toda intención–. Con pesar ya se conoce que la corriente ultraconservadora ha tomado medidas que separan a hombres y mujeres y que se mantiene el velo completo, conocido como burka, que asfixia cuerpos y sueños.

El panorama todavía es de espanto. La Organización Mundial de la Salud (OMS) refiere que la violencia de género es amplísima, con muchos tipos y connotaciones. Hasta 2021, el 30 por ciento de las mujeres del mundo ha sido víctima de violencia física o sexual. El último informe de esa entidad de las Naciones Unidas nos alerta de que una de cada cuatro mujeres ha sufrido violencia por parte de su pareja sentimental entre los 15 y los 49 años. Aquí tenemos algunas cifras por área, en orden decreciente: 33 por ciento en África y en Asia Sudoriental, 31 en la región del Mediterráneo, 25 en las Américas, 22 en los países de ingresos altos y Europa, y 20 por ciento en el Pacífico Occidental. Significativo es que el seis por ciento de las mujeres del mundo han sido agredidas sexualmente por alguien que no tipifica como su pareja, tal vez regalona de flores y halagos al principio del cortejo.

La OMS es diáfana al referirse a los factores asociados a la violencia de pareja y a la sexual: se empieza por niveles bajos de educación, un historial de exposición al maltrato infantil, ser testigo de violencia familiar, uso nocivo del alcohol, comportamientos masculinos nocivos (como tener múltiples parejas o actitudes que aprueban la violencia), normas comunitarias que privilegian o atribuyen un estatus más alto a los hombres y un estatus más bajo a las mujeres, bajos niveles de acceso de ellas al empleo remunerado, y bajos niveles de igualdad de género, o vivir en un país con leyes discriminatorias. El caso de Afganistán.

En resumen: si nos dicen “florecita” o recibimos una, no necesariamente semejante acto terminará en matrimonio o en tragedia; sin embargo, cada vez que sea depositaria de ese “afecto”, piense en las batallas mundiales todavía por ganar, porque una de cada cuatro de nosotras muere. La rudeza y el maltrato nunca podrán ser amor.

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2 comentarios

  1. El exhibicionismo, la prostitución, la promiscuidad, la vulgaridad de algunas mujeres provocan comportamientos errados en los hombres, se puede relacionar la violencia de género con la educación, la cultura, la economía del agresor.

    1. Oscar, no creo que en modo alguno se pueda justificar la violencia de género con cualquier conducta femenina. Me doy cuenta que no es tu intención, pero ese argumento es el que lamentablemente esgrimen violadores y maltratadores como pretexto para su crimen injustificable. El trabajo de María Victoria pretende contribuir a una toma de conciencia activa acerca de que aún es largo y arduo el camino para erradicar toda forma de violencia contra la mujer, Motiva también el reconocimiento al notable mérito de la activista puertorriqueña y de las instituciones cubanas empeñadas en continuar avanzando en un tema de tanta prioridad social y de la propia naturaleza humana, en un mundo aún tan ensombrecido por los más bestiales y aborrecibles atavismos. Luchemos cada vez con más ahínco por hacer prevalecer la utilidad de la virtud.

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