El nicho secreto del “azote de Dios”

Un nuevo descubrimiento arqueológico podría arrojar algunas luces sobre uno de los misterios más grandes de la historia: la tumba donde reposan los restos del rey Atila de los hunos. Bajo una carretera rumana se hallaron restos de un guerrero y alrededor de 120 objetos, entre armas y joyas. Los estudios continúan para develar si, como se piensa, pertenecen a uno de los enemigos más temibles del Imperio Romano


Toda una leyenda de terror se erige sobre la figura del gran rey de los hunos, Atila. ¿Cuánto de sanguinario debió haber sido para ser considerado, desde el siglo V d. c., el azote de Dios?

La historia recoge que su tribu de jinetes nómadas, originarios posiblemente de las estepas asiáticas, saqueó con desenfreno cada territorio nuevo que tuvo a su paso. Dominaron gran parte de las tierras occidentales cercanas al mar Negro; invadieron Europa oriental durante los siglos IV y V d.c. y lograron someter a pueblos bárbaros como los germanos o sármatas. Llegaron, incluso, a ser la gran pesadilla de Roma.

Según se cuenta, Atila planeaba atacar nuevamente Constantinopla cuando le sorprendió la muerte en la primavera del año 453, justo en su noche de bodas, desnudo y sin armaduras. Algunos narran que sucumbió ahogándose en su propia sangre; otros, como el cronista romano Conde Marcelino, sostienen la idea de que pudo haber sido su mujer la propia homicida.

De cualquier modo, la causa exacta de su muerte continúa siendo un misterio y la ubicación de la tumba donde descansan sus restos, uno de los secretos mejor guardados de la historia.

Sepulcro de un guerrero dorado descubierto durante la construcción de una carretera en Rumania. Se piensa pueda ser la tumba dispersa del líder de los hunos. / iabvp.ro

Incógnitas bajo tierra

Atila fue enterrado en un sarcófago triple de oro, plata y bronce para resaltar sus grandes victorias. Luego, según narra la leyenda, los hombres escogidos para cavar su fosa fueron asesinados, con el propósito de que el lugar de la tumba jamás se conociera.

En la actualidad no se tiene evidencia certera sobre el sitio donde descansa el rey de los hunos. Encontrar alguna es hoy un reto para la comunidad arqueológica internacional y, aunque muchos coinciden en que la tumba pudo haber sido saqueada hace ya muchos años, las investigaciones continúan.

En 2021 salieron a la luz algunos hallazgos sobre los hunos en un yacimiento del complejo arqueológico de Altynkazgan, en Kazajistán, uno de los centros ceremoniales más grandes de toda Eurasia, con 1 300 metros cuadrados y más de 200 estructuras de piedra.

Desde entonces, expertos en arqueología, geología y genética de Asia, Europa y América realizan estudios conjuntos para intentar develar, en las piezas encontradas, algunas incógnitas sobre los orígenes de los hunos y su último rey.

El hallazgo incluye más de 100 objetos cubiertos de oro y piedras preciosas, además de los restos de un caballo. / iabvp.ro

A finales del año 2022, las esperanzas de hallar los restos de Atila se avivaron, luego de que trabajadores de una autopista en Rumania descubrieran el enterramiento de un guerrero y, junto a su cuerpo, alrededor de 120 objetos entre armas y joyas.

El descubrimiento se realizó a finales del año pasado durante la construcción de una carretera cerca de la ciudad de Mizil, en el sureste de Rumania, a unos 220 kilómetros del mar Negro.

La identidad y etnia del guerrero aún se desconoce, pero los ricos objetos encontrados en esa suerte de tumba “principesca” sugieren que pertenecía a la clase dominante en el período huno de la región o la era de migración.

De acuerdo con los arqueólogos, el estilo policromado de los ornamentos del guerrero hace creer que el hallazgo data de entre los siglos IV y V d.c., cuando la región estaba bajo dominio de los hunos.

Cada vez más cerca

El investigador del Instituto de Arqueología Vasile Pârvan de Bucarest, Rumania, Silviu Ene, señala que “la tumba está rodeada de más de 100 piezas y artefactos, incluyendo armas, objetos cubiertos de oro y joyas con incrustaciones de piedras preciosas”.

Refiere también que el sepulcro es de gran importancia porque, además del rico inventario, fue descubierta en un sitio junto con otras 900 características arqueológicas (pozos, viviendas y nichos).

Por su parte, el subdirector del Instituto, Radu Bajenaru, aseveró que se trata de la tumba de un jinete.

“Incluso se descubrió la cabeza y parte de un caballo. Es un hallazgo excepcional, la tumba de una persona de alto rango, enterrada con todos los signos sociales que tenía en ese momento. Sabemos encuadrar algunas piezas en la época, mientras que otras son descubrimientos inéditos”, explicó.

En los próximos meses los huesos y artefactos serán limpiados, examinados y exhibidos al público, según informaron investigadores del Instituto de Arqueología Vasile Pârvan, en Bucarest. / iabvp.ro

Un artículo reciente del diario El País señala que los últimos hallazgos arqueológicos en esta tumba de Mizil incluyen una espada de hierro con una vaina dorada, una daga, paquetes de puntas de flecha de hierro y soportes de hueso ornamentados que una vez fueron montados en un arco de madera.

Los arqueólogos también han desenterrado los restos de una silla de montar dorada y un caldero de bronce. Mientras, en la provincia de Buzau, también al suroeste de Rumania, se hallaron otros seis yacimientos en los que se encontraron objetos propios del período migratorio de los visigodos y hunos.

Expertos coinciden en que estos descubrimientos permiten a los historiadores y arqueólogos trazar la ruta que siguieron los pueblos nómadas en su viaje. Justamente, unos de los hallazgos más valiosos del período de las migraciones es el Tesoro de Pietroasa, conocido como “la gallina de oro y los pollitos”.

Con un peso de casi 20 kilogramos, fue este el tesoro de oro más grande del mundo hasta 1921, cuando se halló la tumba de Tutankamón.

Pero, volviendo a Atila o a la presunta aparición de su nicho secreto, aún habrá que esperar al resultado de las investigaciones en los próximos meses, una vez que los huesos y artefactos descubiertos ya hayan sido acendrados y examinados, y estén listos para ser exhibidos al público.

En lo que esos días llegan, no podremos decir que el gran misterio del temido “azote de Dios” está resuelto. Todavía anda un halcón sobrevolando los cielos en busca, como la ciencia, de alguna señal de lo que fue su dueño huno.


CRÉDITO PORTADA

Atila, rey de los hunos, conocido en la historia como “el azote de Dios”. / nationalgeographic.com

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