El Saratoga que ya no es
El Saratoga que ya no es

El Saratoga que ya no es

Un lugar maravilloso: “Quedé  muy sorprendido en mi primera visita con la arquitectura del lugar, sencillamente majestuoso a pesar de no tener grandes dimensiones. Espero poder repetir mi estancia pronto, es seguro que lo recomendaré a todos mis amigos”.

Un lugar muy agradable: “Hace unos días nos pasamos al Hotel y tomamos unos cocteles maravillosos, muy bien ambientado el Mezzanine para que los fumadores como nosotros tengan su espacio en un ambiente confortable. Muy agradables los músicos, el servicio de primera!”.

Una velada maravillosa: “El Hotel tiene un lujo singular pues es muy tradicional y eso nos encantó. Su Bar Mezzanine es un espacio muy ameno, la calidad del servicio es superior a otros hoteles de la zona que hemos visitado y los músicos nos hicieron pasar un rato agradable y acogedor. La recomendación cumplió todas nuestras expectativas”.

Estas son apenas algunas opiniones que encontró esta reportera en páginas web sobre el Hotel Saratoga. Quienes las escribieron se llevaron en sus valijas la majestuosa imagen del edificio y el testimonio gráfico de la instalación. Lejos estaban de imaginar la tragedia.

Memoria: cofre de los recuerdos, de la historia

Siempre guardaremos en la memoria el lujoso hotel que, aprovechando la fuerza de la urbanización extramuros y la eliminación de las fronteras –a mediados del siglo XIX, ya hacían que la Villa de San Cristóbal tratara de expandir sus áreas–, se adueñó de un estratégico lugar: la esquina de Prado y Dragones. Con la mirada en el mundo europeo, había mucho interés por el crecimiento de las instalaciones para hospedaje. Y aquel era el momento.

Entre los muros, la Villa se sentía estrecha; pero fuera de ellos, la población precisaba de los mismos derechos y posibilidades de los privilegiados… La Habana descubría  la  necesidad de progresar, pero añoraba hacerlo con elegancia, prestancia. Así comenzó esa suerte de dar y recibir, llamada crecimiento urbano, que propició el florecimiento de la capital.

Construido inicialmente como almacén, el lugar escogido era ideal por su ubicación. Más tarde se transformó, no sin notables inversiones, en el hotel y comenzó a brindar servicios en el año 1911, con un nombre recurrente en instalaciones turísticas españolas: Alcáraz. Tenía, en tres niveles, 43 habitaciones; una joya para la época. El estilo neoclásico lo distinguiría, remarcado por unas arcas dóricas imponentes.

Transcurridos ocho años, pasó a manos de empresarios norteamericanos, para quienes las habitaciones y los servicios eran insuficientes, por lo que se dedicaron a comprar terrenos y asumir la ampliación, objetivo en el que trabajaron para que, en 1933, adoptara oficialmente el nombre de Saratoga.

De sus resultados hablan las crónicas de la época, en las cuales destacan un vínculo muy estrecho con los Aires del Prado, en las aceras de ese paseo, donde tocaban importantes agrupaciones musicales, entre ellas, la Orquesta Anacaona.

Su ubicación favorece la rápida llegada al Pórtico del Barrio Chino, el fácil acceso al Teatro Martí, la cercanía a diversos hoteles y la proximidad a instalaciones de envergadura, como el Payret, el Capitolio y el Gran Teatro de La Habana, entre otras.

Lujo, elegancia, amores de todo tipo, secretos diversos, y como detalle distintivo, un servicio altamente profesional, guarda el prestigioso hotel, que tras un largo período sumido en el deterioro, rescató su prestancia en 2005, cuando fue reinaugurado y, cual Ave Fénix, volvió a ser preferido entre los preferidos, y a acumular lauros en fuerte porfía con diversas instalaciones destinadas al ocio en muchas partes del mundo.

Segundos devenidos tragedia

Momento de la explosión. /Captura de video

A esa imagen a la que me refería antes se acostumbraron muchas generaciones de cubanos y extranjeros. El hotel estaba ahí, bello y mudo testigo de una ciudad que quiere dar lo mejor de sí sorteando todo tipo de obstáculos. La mañana del 6 de mayo era igual; solo que en su interior se ultimaban detalles para, a partir del 10 del propio mes, continuar enriqueciendo una historia que ya sobrepasa la centuria.

Mas… sobrevino la tragedia, segundos que nos sumergieron –y nos mantienen aún– en el dolor. Un bombazo estremeció a La Habana, y luego de ese primer momento de impacto, muchos se movilizaron para ayudar en el rescate de las víctimas. ¿Cuántas? Era muy pronto para determinar.

Cuando ya circulaban distintas versiones de las posibles causas sobre la explosión del Saratoga, las autoridades concurrieron al lugar de los hechos, y el Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, informó que había sido un lamentable accidente. Comenzó, en maratónica proeza, una movilización de fuerzas inmensa: hospitales, transporte, comunicaciones, la Cruz Roja, constructores, combatientes de las FAR y del Minint –con destaque para los destacamentos de Rescate y Salvamento-, familiares de las víctimas. Eran la destrucción y el dolor desatados, y muchos brazos solidarios comenzaron a brindarse para ayudar a contenerlos.

No ha parado el trabajo. Ya son 43 los fallecidos. Si bien era total la preocupación por el rescate de las víctimas bajo los escombros, y los salones de operaciones y salas hospitalarias han rendido una intensa labor, era indescriptible la angustia al pensar cómo serían las últimas horas de aquellos seres atrapados en el sótano de la instalación.

El Saratoga ha sido una tragedia, a la vez que un medidor de cuán significativa es la solidaridad; esa maravilla que, entre cubanos se torna inconmensurable, a medida que la complejidad es mayor.

Desde el viernes último, intensas jornadas de trabajo han demandado la localización y rescate de las víctimas, y la limpieza de las áreas dañadas por la gran cantidad de escombros que generó el accidente. / Jorge Luis Sánchez Rivera.

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3 comentarios

  1. Estimada,
    Aunque vivimos fuera de Cuba ya nosotros sentimos malo no poder estar allá y ayudar osea dar sangre y luchar a lados de los todos servicios. Se ve bien que al momento de esta maldita sea de accidente todos los Cubanos juntos no importa la tendencia han participado a dar apoyo a los servicios para aliviar y compartir las tareas al lado del Presidente

    Cuba es un escuela de los humanos para los humanos
    Fuerza Cuba siempre en el Corazon
    Gracias un montón por todos los esfuerzos

    1. Muchas gracias, Maji, hay una frase martiana que asegura que subir montañas hermana hombres. Los tiempos difíciles tienen ese don de unir a las personas de bien en el solo afán de ayudar a los más necesitados, a los que precisan de una frase alentardora y a esos que saben que su dolor es compartido por otros seres humanos, aunque no los conozcamos personalmente.
      En nombre de mi revista, le agradezco su apoyo, su solidaridad.

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