Enredos con las cifras

Hace algunos años atrás, escribí un comentario donde sostuve la tesis de que, aunque pareciera inverosímil, en la economía insular, dos más dos no es igual a cuatro. Poco tiempo después, el entonces primer secretario del Partido, Raúl Castro Ruz, coincidió de alguna manera con aquella idea: “Cuba es el único país del mundo donde dos más dos es cinco”. Hasta las sencillas operaciones aritméticas son complicadas aquí y de qué forma.

Si ahora, de manera más sosegada, hiciéramos un análisis del informe de la economía nacional, presentado en la Asamblea Nacional del Poder Popular, a mediados de mayo, algunas cuestiones esbozan el enredo con las cifras.

Según el documento citado, al cierre del primer trimestre del actual año, el salario medio en el sector empresarial estuvo en el entorno de los 4 094 pesos y la productividad fue de 43 480. Sin embargo, en ambos casos serán introducidas algunas correcciones.

En el primero, no solo debe tenerse en cuenta el salario, sino los ingresos medios, los cuales comprenden también la distribución de utilidades. En el segundo, la productividad es superior al plan. Eso pudiera llevar a creer que somos muy productivos y no es cierto. Existe déficit de productividad, hay serios problemas con la eficiencia. Por tanto, volvemos a tropezar con la misma piedra: la calidad de la planificación.

Tal pareciera que la economía cubana está sostenida en una suerte de “contrasentidos aritméticos” y también jurídicos. En cuanto a los salarios, no es ocioso recordar lo siguiente. Según la Resolución 71 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, en vigor desde el 1° de enero de 2021, el ingreso de los trabajadores se compone de una parte fija, correspondiente al salario escala, de acuerdo con la complejidad del trabajo.

Otra parte móvil, asociada a los resultados, incluyéndose los sistemas de pago a destajo, la distribución de utilidades y por rendimiento en las inversiones constructivas de los programas de desarrollo turístico y la zona especial del Mariel.

Sin embargo, la norma especifica con claridad: “la distribución de utilidades a los trabajadores asociada a los resultados no constituye salario”, si bien estas son base de cálculo para las prestaciones de la seguridad social a largo plazo. Las utilidades y el salario ni se mezclan ni con ellos se puede hacer maromas. La pérdida de la capacidad adquisitiva de los sueldos en la actual coyuntura de hiperinflación no debe conducir a tapar el sol con un dedo.

A propósito de la calidad de la planificación, en otras ocasiones hemos referido algunos fenómenos que florecen a su sombra. Ahora, si reflexionáramos sobre otros contrasentidos, asociados a este asunto, sin duda la Resolución 53/ 2021, del Ministerio de Economía y Planificación, puede ser valiosa. En esa norma quedaron establecidas las indicaciones metodológicas para la elaboración del plan de la economía nacional de cara al 2022, de obligatorio cumplimiento.

“Las entidades deben construir el plan día a día desde la base, con una participación más activa de todos los trabajadores…”, indicaba la resolución. A la vez, abogaba por la necesaria transformación de los mecanismos tradicionales de planificar. Sin embargo, en la práctica concreta, ¿se ha podido dar ese salto?

La nueva visión de la planificación centralizada acentúa la normativa, puede avanzar hacia un sistema de dirección insertado en una economía descentralizada. ¿Cómo se logrará este contrasentido?, más cuando el número de nuevos actores económicos privados ya supera con creces la cantidad de entidades estatales. Son algunas de las interrogantes, sin caer en otros asuntos de peso como la participación real de los trabajadores en la elaboración de los planes o el incumplimiento en las etapas de su elaboración. Resulta preocupante conocer de un grupo de empresas que al cierre del primer trimestre no tenía calculado sus costos. De muchas otras donde siguen sin correlacionarse sus gastos con los precios del mercado externo. Bajo tales enredos, ¿podrá la economía cubana gozar de buena salud? Las distorsiones asociadas a la circulación del dólar es preferible dejarlas para otro comentario… aún más sosegado.

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