Entre suspiros de amor y pasillos desenfadados
Entre suspiros de amor y pasillos desenfadados

Entre suspiros de amor y pasillos desenfadados

Al escucharlo es imposible no sentir, y compartir, su entusiasmo por las pesquisas en torno a la música popular cubana. Quien haya asistido a sus conferencias coincidirá en que siempre sorprende con un dato nuevo, una grabación para la mayoría perdida en el tiempo, anécdotas atrayentes.

Entre suspiros de amor y pasillos desenfadados
En la nota de contracubierta se destaca: “Como ya es costumbre en la narrativa de Marrero, los testimonios, las publicaciones periódicas y los registros fonográficos sirven de soporte a un acucioso estudio”.

Cuando conversa, Gaspar Marrero Pérez-Urría despliega, además, un tono y una sonrisa que vuelven cálida, relajada, la entrevista, como si estuviera transcurriendo en la sala de su casa, luego de ofrecer un café, un jugo, o un postre criollo.

Así comenzamos a hablar sobre Roberto Faz, sonero de Cuba, el segundo volumen de una trilogía, cuyo antecesor fue Los campeones del ritmo. Memorias del Conjunto Casino; el texto que la cierra se titula Roberto Espí, el legado musical del Marqués. Ambos cantantes descollaron dentro de esa agrupación, el segundo como director.

Tras 12 años de pertenecer al grupo, Faz fundó su propio colectivo, con el cual se ganó el favor de románticos y de bailadores. “Logró separarse del estilo del Conjunto Casino, seguir el patrón, pero hacer otra cosa. Aunque se le encasilla como bolerista y se olvida el tremendo repertorio de música propiamente bailable que interpretó, fue un guarachero por excelencia, le dio una vida extraordinaria a ese género.

“También mucho le aportó al movimiento del fílin, al cantar piezas de José Antonio Méndez y de Portillo de la Luz: Quiéreme y verás, Tú mi adoración, Realidad y fantasía, Nuestra canción, entre otras; todas se convirtieron en éxitos”, puntualiza el estudioso.

— ¿Qué puede encontrar el lector en el libro?

—He tratado de no ser un biógrafo cronológico, sino de destacar las facetas más importantes. En primer lugar, su discografía; entre los cantantes cubanos que grabaron en el país, él es el que más discos reunió, incluso no solo con carácter comercial, sino para la radio, la voz de Faz aparece en más de 400 grabaciones.

“El texto comienza con la muerte del músico. A partir de ahí abordo su trabajo, inicios, características. Hay un capítulo importante: como otros en la etapa, él decía que era de la vieja escuela, entonces yo, a través de los discos, trato de desentrañar cuál era esa escuela. Parto de lo grabado por los septetos de los años 20 y descubro la figura de Abelardo Barroso, quien definió cómo era que se cantaba el son. Desde esa base, caracterizo las etapas, los aportes de Faz y su trascendencia en la actualidad, pues después de su deceso el Conjunto se ha ido desarrollando hasta hoy.

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El musicógrafo presenta Los campeones del ritmo. Memorias del Conjunto Casino. Este Licenciado en Matemáticas, alternó durante años la labor profesoral y su desempeño en programas radiales.

“Utilizo numerosas imágenes, buena parte tomada directamente de la prensa; me sirvió de mucho la colección de la revista BOHEMIA que existe en la Biblioteca Provincial de Sancti Spíritus. Ahí aparece incluso el reportaje que en mayo de 1966 escribió Andrés Castillo, poco después de fallecer Roberto Faz (el 26 de abril). Me apasiona buscar en las publicaciones periódicas, en los textos de los cancioneros, observar cómo se entrelaza la historia con lo que las personas cuentan, con lo grabado; contextualizar a la figura en su época.

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Una de las imágenes incluidas en el volumen: el artista y Benny Moré actúan en el habanero Alí Bar, en 1957.

“Los lectores verán diversos anexos, por ejemplo, una lista de sus obras en discos compactos que pueden adquirirse en el mercado internacional y las letras de piezas claves en su repertorio.

“Debo el volumen a Ediciones Cidmuc, del Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana. La editora fue Liliana Casanella, filóloga, gran amiga (fallecida en 2020). Ella vistió de largo mis libros, su visión profesional resultó determinante; prácticamente fue su coautora, eso lo aprecio muchísimo”.

— ¿Por qué ese hincapié suyo en la música popular bailable?

—Pasan los años, el recuerdo de las figuras se va perdiendo. Benny Moré es el ídolo mayor, pero Faz, Cuní, Tito Gómez y tantos otros necesitan igualmente trascender no solo en el imaginario popular. Lo ideal sería que hubiera un mercado discográfico, los volúmenes estuvieran acompañados con grabaciones y los jóvenes las buscaran.

“Mis textos –además de los mencionados, ya vieron la luz La orquesta Aragón, Presencia espirituana en la fonografía musical cubana, Rico vacilón, Cuba en la iconografía musical mexicana (1897-1957 y La Reina de las Charangas. Orquesta Aragón. Nueva edición ampliada– han sido escritos para que los pueda leer cualquiera, el especialista, el músico, el técnico, o el cubano de a pie; al menos eso es lo que pretendo, ojalá lo haya logrado”.

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2 comentarios

  1. Carlos: Muchas gracias por sus buenos deseos. Realmente Gaspar Marrero ha realizado, y realiza, una encomiable labor investigación y difusión de la música cubana. Ojalá podamos contar pronto con otros libros suyos.

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