¿Estás perdido en el mundo como yo?

Un niño con los ojos muy abiertos deambula por el mundo lleno de autómatas. Doblados y esclavizados por sus pantallas, se precipitan por las alcantarillas; se toman selfies después de nacer un bebé sin importar que este se aleje; cuando una joven angustiada se asoma a la repisa de un rascacielos, aparentemente suicida, todas las cámaras de los teléfonos la enfocan, y cuando salta, la siguen hasta el final y toman fotografías de las secuelas mientras el niño de ojos muy abiertos derrama una lágrima.

Escenas de la canción Are you lost in the world like me?, el cuarto sencillo promocional del decimotercer álbum de estudio de Moby, The Systems Are Falling. Fue lanzado el 22 de septiembre de 2016 junto a un video clip animado bajo la firma creativa de Steven Cutts.

Como gran parte del álbum al que pertenece, es un número de rock propulsor y lleno de sintetizadores que expresa desconcierto e ira por el clima actual desde el surgimiento de las tecnologías de la información y las comunicaciones (TICs). Cuestiona su impacto en la sociedad moderna, marcado por una creciente dependencia de esta y sobre la interacción humana actual, o una cierta falta de ella. Se centra en la forma en que nos está cambiando para mayor insensibilidad y ostracismo.

El caos y el régimen distópico de las TICs se evidencia en planos descriptivos con claras metáforas visuales donde se desarrolla la trama. Los colores blanco y negro, con escalas de grises son los preponderantes, mientras que solo se usa el resto de los colores para graficar los emojis, un recurso identitario de lo virtual, y la lozanía que le imprime a las personas situarse detrás del visor de la cámara y obturar con filtros. El atardecer donde todos se precipitan al cañón representa un contraste entre las luces y las sombras, lo real y lo virtual, la conexión y la desconexión.

Los versos de la canción, aunque ciertamente crípticos, también pintan una imagen de un mundo en tensión entre la luz y la oscuridad o la vida y la muerte:

Mire más fuerte, di de qué está hecho / Días negros y un sol moribundo / Sueña con un sueño de aire iluminado por Dios / Solo por un minuto me encontrarás allí / Mire más y encontrarás / Las 40 maneras en que nos deja ciegos / Necesito un lugar mejor / Quemar junto a las luces

Este texto posee marcada pertinencia en su contexto. Desde el surgimiento de las TICs, quizás al unísono, se ha venido alertando la nocividad de la misma y sus posibles consecuencias a largo plazo. Este tema no solo se trata desde el audiovisual musical sino también seriado como Black Mirror (2011), cinematográfico como Blade Runner (1982), o desde la literatura con «1984» de George Orwell (1949), entre otros ejemplos.

Ya para el año 2016, se habían escrito muchas alertas referentes a las sociedades distópicas, entre los que se destaca «El imperio de la vigilancia» de Ignacio Ramonet, un volumen que versa sobre cómo Internet ha revolucionado totalmente los campos de la información, que ahora es omnipresente y totalmente inmaterial. Los factores temporales y espaciales de cada contexto cultural determinan que el texto de Moby sea pertinente en gran medida.

A pesar de la pluralidad de personajes, de escenas, de referencias intertextuales y del «pastiche» audiovisual animado, el texto posee un mensaje único y contundente. La unidad comunicativa es de fácil interpretación, aunque no propone soluciones para el conflicto que presenta (sin mencionar la muerte, la solución más rápida).

Se teje a partir de dos grandes discursos: el visual y el sonoro. La intertextualidad es ese terreno común a ambos formatos donde se cruzan y se ordenan textos que proceden de muy distintos discursos. Como se explicaba anteriormente, la letra de la canción no hace referencia directa al caos que reinaría en el mundo si dominase una distopía de la tecnología como régimen totalitario, pero sí es un intertexto que, combinado con el video de animación, lo refuerza y es recíproco.

El punto de inflexión en esta canción, entendida como texto de cultura es precisamente dicha combinación, donde uno parece estar desligado del otro. ¿Por qué escoger el dibujo animado al estilo Max Fleischer para narrar un tema tan sensible, no dado a la comicidad y mucho menos destinado a públicos infantiles?

Narrar la historia desde la visión de un niño que no entiende por qué los demás se comportan enajenados de la realidad “física” y prefieren la “virtual” hace que la animación sea pueril y cause aún más sensibilidad con respecto al tema que presenta. En medio del caos que sufre este niño también hay frustración y suspenso pues aparentemente la canción expone un tema que la narración visual deja a la saga. Como si la eterna ironía se manejase desde la perspectiva que las pantallas terminarán aniquilando a las personas. El colapso de una especie.

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Diseño de portada: Yissel Álvarez

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