Desarrolladores informaticos en las oficinas de la MiPyme Avangenio. La Habana,4 de octubre de 2022
Desarrolladores informaticos en las oficinas de la MiPyme Avangenio. La Habana,4 de octubre de 2022

Competencia en la nube

Avangenio, un emprendimiento cubano que se dedica a la exportación de servicios y soluciones informáticas, lucha por posicionarse en mercados extranjeros y en su propio país, mientras intenta conservar a sus programadores, proclives a dejarse seducir por los trabajos remotos freelance, que abundan en el sector de las tecnologías desde la proliferación de internet


Largos escritorios, filas de computadoras y personas concentradas que teclean códigos o conversan por videoconferencia; paredes variopintas, cuyos colores se alternan entre vivos y opacos, siempre con un gustillo a Silicon Valley. Y mientras, dentro de una sala lúdica, trabajadores se devuelven pelotas de pimpón, juegan ajedrez, lanzan dardos a una diana, u observan, ante un Smart TV gigante, algún que otro filme en Netflix.

Así lucen las instancias de Avangenio, una empresa tecnológica con 15 años de experiencia que, desde diciembre de 2021, opera bajo el paraguas legal de dos mipymes privadas: Avangenio (que es la marca comercial) y Avangtec; entre las dos, suman 169 trabajadores.

En apariencia, una empresa rentable. En este caso los negocios informáticos constituyen de los pocos de alta profesionalización permitidos en Cuba en su forma privada, según la lista de actividades económicas prohibidas para dicho sector. Además, pueden crecer tanto como lo delimite la ley 46 de 2021, la cual resulta bastante flexible respecto a cantidad de ingresos se refiere.

“Hace 15 años, se sabía que la informática era una industria que tendría un impacto a mediano y largo plazos, y que se podía capitalizar, ya que la demanda de programadores en los países ricos es casi infinita y el trabajo remoto era ya una realidad”, Alain Garófalo Hernández, director general de Avagenio, rememoró el contexto en el que arrancó el proyecto gracias a la iniciativa de unos pocos colegas informáticos cubanos. “Los países ricos no son autosuficientes en la formación de profesionales en este campo. La demanda de ellos siempre ha sido descomunal. Después vino la pandemia y catalizó eso (el teletrabajo)”.

El principal ingreso de Avangenio proviene de la exportación de servicios informáticos: un producto que, en palabras de Garófalo, ostenta poco valor agregado.

Los encargos que más reciben, por ejemplo, consisten en complementar con sus propios profesionales a otros equipos de programación (lo que se conoce como staff augmentation), o en erigir completamente la idea de un cliente para un proyecto de software (en el mundo de la informática, este servicio se llama “llave en mano”, término que igual se utiliza en otros sectores). De cualquier manera, la propiedad intelectual permanece ajena a las manos de esta empresa, que solo suministra sus recursos humanos capacitados.

Sus clientes son, principalmente, empresas tecnológicas norteamericanas que venden softwares especializados en áreas comerciales como el transporte, la construcción o los bancos, entre otros. En la mayoría de los casos, se trata de programas destinados a la gestión de tales negocios. Avangenio, igualmente, realiza evaluaciones de riesgo para las susodichas plataformas en cuestiones de seguridad informática, y los mantenimientos periódicos de estas.

De cara al público estadounidense, la mipyme cubana posee una especie de célula empresarial en el país norteño, aunque, en papeles, esta funciona como una compañía independiente. Al fin y al cabo, por causa del bloqueo económico de Estados Unidos hacia Cuba, no hay manera factible de que un emprendimiento cubano tenga, con todas las de la ley, una sucursal allí. Para colmo, dijo Garófalo, es sumamente difícil transferir dinero de un banco estadounidense a una cuenta asociada a un banco cubano, si bien Avangenio, al ser una empresa de tecnologías privada, entraría en las excepciones de las normas legales del bloqueo económico. Por ese motivo, Avangenio no tuvo más remedio que crear otra empresa española, con administradores emigrados cubanos, que funciona como puente financiero. O sea, que, de manera oficial, la entidad norteamericana subcontrata los servicios de la española que, a su vez, subcontrata los de la mipyme Avangenio. No obstante todas pertenezcan al mismo proyecto.

Garófalo insistió en que no están rompiendo la ley de ninguno de esos tres países, solo que, dado el contexto financiero actual, es la única vía orgánica en la que pueden desarrollarse. De hecho, esta operación conlleva pérdidas, pues cada intermediación se traduce en más gastos en cuanto a cambios de divisas y comisiones por las diferentes transacciones.

Luego del viaje trasatlántico que realizan los ingresos de Avangenio, una vez llegan a Cuba, vuelven a reconvertirse: por ejemplo, de ese dinero ingresado, el banco cubano abona a la empresa una parte en dólares a sus cuentas de Moneda Libremente Convertible (MLC), y otra en pesos cubanos. Por normativa, la mipyme debe pagar a sus trabajadores exclusivamente en la última moneda. El conflicto recae en la diferencia entre la tasa de cambio oficial y la informal, la cual, por más especulativa que sea, es la que rige la economía doméstica de sus trabajadores. Al final de la cadena, aquellos asalariados deben percibir unos honorarios lo suficientemente competitivos como para querer permanecer en la empresa.

“Con los clientes nacionales tiene que ver más la responsabilidad social, que los negocios”, dijo Alain Garófalo, director general de Avangenio. / Reno Massola.

Proyección nacional y futura

Los servicios de Avangenio no se limitan al mercado foráneo. Han tenido presencia en el nacional, solo que no funciona con la misma intensidad ni las mismas lógicas productivistas.

“Con los clientes nacionales tiene que ver más la responsabilidad social, que los negocios”, explicó Garófalo. “No son rentables y no pueden competir con el mercado objetivo de esta organización, porque ninguna empresa cubana puede pagar las mismas tarifas que una empresa norteamericana. No significa que abandonemos el mercado nacional”.

En vez de buscar proyectos lucrativos en la Isla, han escogido los que pudieran impactar en la sociedad, que “generan la idea de una empresa responsable e interesada por resolver los problemas de su base de operaciones”.

Anteriormente, desarrollaron un software llamado RX Covid-19, que mejoró la base de datos de imágenes digitales de los pulmones en pacientes adolecidos por la pandemia, y que ayudó en los diagnósticos de esta enfermedad mediante rayos X, un método alternativo al test PCR. Con el Centro de Neurociencias de Cuba y el Centro de Investigaciones Médicas Quirúrgicas, incursionaron en el software de un visor intraoperatorio del neuroplanificador, orientado a una mejor identificación e intervención quirúrgica de tumoraciones cerebrales; Asimismo, colaboraron en la optimización del sistema informático de las cargas aéreas de Aerovaradero.

“Económicamente, estos proyectos dan pérdidas”, sentenció el director general de la mipyme, zanjando así la explicación de por qué priorizan a clientes extranjeros.

De cualquier manera, Avangenio no ha abandonado la ambición de desarrollar sus propios productos, y hasta ahora, ninguno genera ingresos. Con un presupuesto totalmente endógeno, están llevando a cabo tres proyectos de aplicaciones:

Q’tal? es una herramienta útil para cualquier negocio que brinde servicios y necesite retroalimentarse de las valoraciones de sus clientes; ofrece encuestas en tiempo real en diferentes ubicaciones, procesamiento automatizado de los resultados, gráficas y estadísticas, una red de diversas terminales de registro con encuestas configurables e inteligencia artificial para monitorear opiniones en redes sociales.

Ataja, por su parte, se promociona con el eslogan de “la solución definitiva contra intrusos y ladrones”. En la práctica, es un sistema de localización y seguimiento por GPS aplicable a vehículos, sean motos o bicicletas eléctricas. Consta de un set formado por dispositivo rastreador, línea de teléfono y la app para sistemas operativos de iOs y Android. Y como medidas de seguridad, facilita el control de alarmas desde el dispositivo, y brinda la posibilidad de establecer límites virtuales para notificar cuando un vehículo entra o sale de un área preestablecida. Por supuesto, señala la ubicación de este en tiempo real y puede bloquearlo, si la tecnología del auto lo permite, ante un intento de robo.

Aparte de los usuarios “corrientes”, dicha app pudiera tener cierta demanda en empresas de mensajería cubanas, con la cual pueden monitorear los recorridos de su flota de vehículos y así conocer cuando ocurra un desvío o si se está trasladando en horas no autorizadas.

El tercer producto es Nos Work, un sistema de trabajo colaborativo online que integra soluciones de software libre y código abierto. Esta aplicación permite que un equipo de trabajo posea un sistema donde se agrupen herramientas informáticas como las del paquete de Office, además de almacenamiento en la nube, sincronización y uso compartido de archivos, integración con otras herramientas y una configuración adaptable. En definitiva, una aplicación óptima para el trabajo remoto.

Avangenio es un negocio informático que cuenta, entre las dos mipymes, con 169 trabajadores. / Reno Massola.

Fugas de la plantilla en un mercado competitivo

Poco más de un año lleva en Avangenio Néstor Mojarrieta, ingeniero en Telecomunicaciones por la Universidad Tecnológica de La Habana “José Antonio Echeverría” (Cujae). Su departamento de TI (Tecnología de la Información), se ocupa de brindar soporte, tanto de software como de hardware, al resto de los programadores: desde arreglar máquinas, instalar redes hasta las funciones DevOps (su rol allí), que se encargan de automatizar los despliegues que realiza un programador, y permite que el ciclo de desarrollo de un software sea mucho más dinámico. Mojarrieta maneja un conjunto de tecnologías orientadas a la nube.

Antes de laborar en la mipyme, este joven de 27 años lo hacía en el sector estatal: “Desde todo punto de vista, trabajar para el sector privado es mucho mejor que para el estatal. ¿Por qué? Para empezar, el salario es mucho mejor y puedes enfocarte más en tu trabajo. En mi anterior centro laboral entre las reuniones sin sentido se te iba todo el tiempo y prácticamente no hacías nada, aparte de que te sentías improductivo”.

Como es habitual para la mayoría de los asalariados estatales, sus ingresos no le alcanzaban para sustentarse. Agregó Mojarrieta, que la repartición del trabajo era muy desigual, pues mucha gente no hacía nada y ganaba lo mismo que él. Y sin consecuencia alguna, porque a esos morosos no los despedían ni los reprendían, tan siquiera. “En mi experiencia, en el sector estatal te pueden sancionar por otro tipo de cosas, pero nunca por no hacer bien tu trabajo”.

Gracias a los cursos técnicos que facilita Avangenio, Mojarrieta ha podido superarse y en una variedad de herramientas que, por lo general, no emplean en empresas estatales, como clases de inglés gratuitas. Igualmente otras regalías que incluye bonos por destacarse en el trabajo, venta de módulos de alimentos, o préstamos en caso de que necesitara comprar una computadora nueva. Los salarios son progresivos y aumentan significativamente si adquiere nuevas responsabilidades o si lleva determinado tiempo en la empresa. Lo más destacable, según él, recae en la atención por parte de los jefes, siempre pendientes a crear un cómodo ambiente laboral: de ahí que se invierta en una sala lúdica para aliviar el estrés o en organizar una festividad quincenalmente.

Aun así, a pesar de tales atenciones y honorarios, el principal dolor de cabeza de los directivos de Avangenio reside en la fuga de sus recursos humanos.

En sus proyecciones, la empresa siempre cuenta con que un programador dure tres años como promedio. Por lo general, los desarrolladores terminan yéndose por su propia iniciativa y adoptando la vida de un freelancer (trabajador independiente): normalmente, laborando de forma directa para proyectos extranjeros y ganando, de paso, salarios más fructíferos. El teletrabajo está disponible para el que se cuele.

Néstor Mojarrieta (izq), ingeniero en Telecomunicaciones, siente que ha crecido profesionalmente tras empezar su trabajo en Avangenio. / Reno Massola.

El lado negativo de un estilo de vida freelance recae en el vaivén de esas contrataciones, que de antemano suelen empezar con un carácter temporal, pero que, a veces, quiebra el negocio contratista a mitad de trayecto y el empleado termina despedido sin ningún tipo de indemnización.

“La fortaleza de nuestra empresa con relación a los freelancers es que podemos transmitirle a los trabajadores cierto nivel de estabilidad con su empleo”, dijo Garófalo. “Esa es la principal moneda de cambio de esta organización: la seguridad de que un empleado no debería perder su empleo, independientemente de las altas y bajas del mercado”.

Por esa competitividad en el entorno laboral de la tecnología, satisfacer a sus 169 trabajadores –más aún a los programadores–, se ha convertido en un precepto de la empresa, por el cual es capaz de invertir incluso la totalidad de las ganancias. “La diferencia nuestra con respecto a otras empresas es que todas las utilidades las empleamos en el crecimiento de la organización. Todos los socios trabajan aquí por salario. Hasta ahora, nunca han recibido utilidades como accionistas”, aseguró Garófalo.

Dirigir un negocio informático en Cuba quizás tenga más prestaciones legales que otros de áreas comerciales diferentes, sin contar que es de las pocas actividades profesionales privadas permitidas en la Isla. Sin embargo, no significa que sea sencillo y, mucho menos, que un emprendedor pueda relajarse y anquilosarse en una misma fórmula. La flexibilidad a la hora de llevar un negocio no debe llegar solo por ley, sino también por la mente fresca de personas verdaderamente emprendedoras.

Comparte en redes sociales:

Un comentario

  1. Robustecer la intranet nacional para potenciar los servicios informáticos en Cuba para agilizar los procesos económicos que intervienen en las instituciones públicas, las empresas, las mipymes, las cooperativas, los cuentapropistas, la población cubana.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Te Recomendamos