Llegaron al escenario de la sala Nicolás Guillén, de Fortaleza de San Carlos de la Cabaña, como una explosión de alegría. Con la vestimenta negriamarilla y el tema (Aquí estamos por pasión, / por amor y sentimiento…) que cantaban, no hacía falta presentación. ¡Era La Colmenitaaaaa!!! ¿De dónde? ¡De El Romerillo!, en el municipio de Playa.

Se movilizaron todos los chiquillos, y los no tanto que colmaban el recinto, pues en las actividades infantiles, los adultos también son niños. Cámaras y celulares captaban el jubileo, que comenzó con décimas devenidas llamado al hábito de leer, porque como dijeron solistas y coro, era una mañana para compartir la pasión por la lectura, /porque leer es crecer/ y es con la literatura/que se adquiere un gran poder… Música y literatura en el Día del Libro.

¡Qué manera de gozar! El espectáculo, totalmente interactivo, duró aproximadamente hora y media, y hasta los más pequeñitos bailaron, con un repertorio representativo de lo mejor de la música nuestra, en especial de Los VanVan y Adalberto Álvarez y su son.

Érika, de Boyeros a Playa

Entre los pequeños artistas –incansables, además- llamó mi atención una niña de larga trenzas, muy preocupada por su actuación, pero también, de todo lo que ocurría en el escenario, porque conocía el repertorio íntegramente, y lo repetía en voz baja. Indagué; “se llama Érika –me dijeron-, muy buena en el baile, el canto y la actuación, con un amor tan grande por La Colmenita que cada sesión de trabajo viaja desde Boyeros hasta Playa. Es muy buena estudiante, debido a que este es un requisito para permanecer en esta agrupación teatral”. Intercambiamos unos segundos. Brevísimo diálogo con ella:

— ¿Por qué La Colmenita, y tan lejos de casa?

—Porque me gusta bailar y actuar; aquí aprendo. Me siento muy bien; todos somos buenos amigos, igual que nuestros padres, y nos enseñan a querer a las personas, a no hacer cosas de niños egoístas y a ser amables con los adultos, sobre todo con los abuelitos: amo estar en La Colmenita.

¿Dónde, cuándo, cómo?

Yordanky Reyes Hernández, miembro del Consejo Técnico Asesor de La Colmenita de El Romerillo, que forma parte del proyecto del artista Alexis Leyva (Kcho), radicado en esa comunidad, al Oeste de La Habana, en el municipio de Playa. Con él hacemos un aparte, alejados del bullicio

Son 50 niños activos, pero participantes en general, son entre 80 y 100. Son números cambiantes, porque se aumentan las solicitudes de ingreso. Y, aunque en Romerillo hay una elevada cifra de niños, no son solo los de allí los que quieren formar parte de este grupo de teatro infantil, sino de otros municipios de la provincia. Si tienen el talento, la alegría…, en fin, todos los requisitos, se incorporan.

—Cómo se desarrolla la preparación?

—Los lunes, miércoles y jueves de cada semana, a partir de las 5:00 de la tarde, en las mismas áreas de Laboratorio para el arte. Estamos muy agradecidos por esa posibilidad que nos brinda el artista, además de su labor por elevar el nivel de vida espiritual de la comunidad, y de modo particular, de los que manifiestan vocación por el arte.

“Hay algo que quisiera destacar: nosotros tenemos capacidad para crecer con niños que, a partir de su talento, deseen participar, pero lo que más nos interesa es que tengan alegría, muchas ganas de hacer, porque los profesores –música, danza, teatro…- se encargan de encauzarlos por el mundo del arte, teniendo en cuenta su vocación y aquellas manifestaciones donde más descuellan. Trabajamos de manera inclusiva.

“Pero también es muy importante el apoyo y participación de los padres. Lo hacemos casi todo; comenzamos de manera empírica, pero tenemos algunos resultados. Aspiramos a mucho más.

“La Colmenita es una escuela. Bajo la dirección de nuestra querida Catherine Fuentes Guevara, a la vez que formamos a nuestros niños, nos estamos formando como mejores padres. En los nueve años de fundado –de los fundadores, algunos ya matricularon en escuelas de arte-, el proyecto ha llevado su alegría a lugares de La Habana, pero también de otras provincias.

“En estos momentos desarrollamos una gira por la capital, que abarca centros psicopedagógicos, hogares de ancianos y casas donde residen niños sin amparo familiar. Ya visitamos Guanabacoa, La Habana del Este y Marianao. Son encuentros interactivos, que nos dejan una alegría inmensa, porque nuestro mensaje es de alegría y felicidad, por lo cual siempre concluimos fundidos en un gran abrazo. Es solo tener la alegría, la pasión y el deseo de mostrar sus conocimientos y, sobre todo, de aprender.

Agradecemos a Kcho todo el apoyo brindado. Él ha estado estos nueve años junto a nosotros.

Como se dice en el argot popular, la agrupación de teatro infantil dejó la pista caliente; ¿cuándo no? Y mientras tanto, ustedes y nosotros conocimos un poquito más de esta parte de la compañía, que radica en El Romerillo.