La ciudad que acogió a Fidel
En 1942 el joven biranense viajó a la capital cubana para cursar los tres últimos años del bachillerato
Por PEDRO ANTONIO GARCÍA

Fidel en 1942. (OFICINA DE ASUNTOS HISTÓRICOS)
Las recientes aguadas habían dejado intransitables los caminos, convertidos en grandes ríos de lodo, por lo que se decidió no usar el pisicorre de la finca e ir a caballo hasta el paradero de Alto Cedro. Iban con Fidel su madre, su hermano Ramón y un asalariado de la hacienda. Años después confesaría a una periodista que los campos estaban coloreados de verde y un vientecillo agradable le acariciaba el rostro. Al llegar al pueblo, en una tienda completó su equipaje. Al filo de la una de la tarde, tomó el tren.
Más de 800 kilómetros separaban al joven de 16 años Fidel Castro Ruz de su meta: La Habana, adonde iba a finalizar sus estudios de bachillerato en el exclusivo colegio de Belén. Desde su ventanilla, miraba extasiado el paisaje: cañaverales, hatos ganaderos, bateyes, ferrocarriles. Contempló, por primera vez, la ciudad de Las Tunas. En Camagüey lo asediaron los vendedores ambulantes y aunque se abstuvo de las raspaduras y cocos rallados con miel, compró dulce de leche y panetelitas. Las confituras no le arruinaron el apetito y en el coche pullman, almorzó a la carta, algo que nunca había hecho antes.
Al amanecer llegó a La Habana. Siempre recordaría sus primeras impresiones ante los elevados de Tallapiedra, los vitrales de la arcada de la Terminal de Ferrocarriles, el reloj en la torrecilla, pero sobre todo, el enorme bullicio del lugar. Mientras uno de los maleteros acomodaba su equipaje para llevarlo al automóvil que le aguardaba, vio divertido a un empleado que escuchaba en un aparato de radio destartalado una canción de moda, Lily Marlen, sin hacerle caso al público que requería de él una información.

El Capitolio y el Parque de la Fraternidad que vio por primera vez el joven de 16 años. (AUTOR NO IDENTIFICADO
El auto tomó Monserrate y enrumbó luego por Malecón. El adolescente quería aprehenderlo todo con la mirada: los edificios de cinco o seis plantas, el majestuoso Hotel Nacional, las lujosas mansiones del Vedado. Tras reponerse de las fatigas del viaje en casa de su acaudalado padrino, marchó hacia su nueva escuela.
El colegio de Belén estaba ubicado en Marianao, hoy radica allí el Instituto Técnico Militar José Martí. Acogido al régimen de interno, el joven Fidel se instaló en su habitación días antes del comienzo de las clases, fijado para el 3 de septiembre de 1942. Ya otros que, como él, procedían de provincias, se habían acomodado en las suyas. Al verlo, comenzaron a mofarse de su vestimenta: “Pero, ¿qué es esto, un guajiro?”. Uno de ellos, menos encopetado y engreído le indicó dónde adquirir ropa a la moda. Decidió ir, al día siguiente, al centro comercial de la ciudad.
La Habana, septiembre de 1942

La esquina de Prado y Neptuno en carnaval (1942) (AUTOR NO IDENTIFICADO)
Gobernaba a la sazón el sargento devenido general Fulgencio Batista, quien en 1940 había “resultado electo” en unas elecciones lastradas por las componendas y el fraude. Con la entrada de Cuba a la Segunda Guerra Mundial se produjo un desabastecimiento de productos de primera necesidad. El gabinete presidencial, lejos de perseguir la especulación, se hizo partícipe de ella y tanto el mandatario como sus ministros atesoraron jugosas sumas de dinero.
Con la guerra no solo llegó y prosperó el agio. Muchas millas al norte del litoral habanero la armada nazi hundió dos cargueros cubanos y varios compatriotas perdieron la vida. En los días en que el estudiante Fidel se aclimataba a su nuevo entorno, un espía hitleriano, Heinz Lunning, era detenido tras un despliegue policial más mediático que profesional. Sancionado a la pena capital, el agente del Tercer Reich fue ejecutado dos meses después.

En el laboratorio de Física del Colegio de Belén (segundo de izquierda a derecha). (OFICINA DE ASUNTOS HISTÓRICOS)
Todavía la detención del espía alemán acaparaba titulares de prensa cuando otro hecho conmocionaba La Habana: a partir del 26 de septiembre se iniciaba en el estadio de la Tropical el V Campeonato Mundial de Béisbol Amateur. Cuba ganó el certamen con 10 victorias y dos reveses, gracias al destaque ofensivo de Luis Suárez, Juan Ealo y Andrés Fleitas, mientras que desde la lomita de los suspiros, Jiquí Moreno e Isidoro León contribuían con tres triunfos per cápita a la causa nacional.
Su primer recorrido por La Habana
Preguntando, supo qué tranvía podía llevarlo al Parque Central. Se detuvo ante el monumento al Apóstol, circundado por palmas. Llamaron su atención los ángeles del centro Gallego y el Teatro Tacón (hoy Gran Teatro Alicia Alonso), los jardines del Capitolio, los bancos de mármol de la Fuente de la India.

Una instantánea tomada en 1945. (OFICINA DE ASUNTOS HISTÓRICOS)
Enrumbó por Reina, protegiéndose del inclemente sol con los laureles copudos del Parque de la Fraternidad, hacia los Almacenes Ultra, en la intersección con Galiano, donde adquirió los uniformes para la escuela. Se proveyó de materiales de escritorio y algunos libros necesarios para las clases. Como todavía le quedaba dinero, adquirió dos guayaberas y un traje a la moda.
Deambuló por Monserrate y Muralla, memorizó los lugares donde coincidían calidad y buenos precios. Cargado de paquetes, ya anocheciendo, regresó al colegio. Tiempo después descubrió las librerías de Obispo y O’Reilly. Pero para entonces ya era un experto conocedor de todas las rutas de tranvías que transitaban por la Calzada de Columbia (hoy avenida 41), aledaña a Belén.
Palabras proféticas
Transcurridos tres años, el 27 de junio de 1945 el joven biranense concluyó sus estudios en el Colegio de Belén y obtuvo el Título de Bachiller en Letras. Fue proclamado el mejor atleta del curso. En su expediente escolar sus profesores reflejaron: “Fidel Castro Ruz (1942-1945). Se distinguió siempre en todas las asignaturas relacionadas con las letras. Excelencia y congregante, fue un verdadero atleta, defendiendo siempre con valor y orgullo la bandera del Colegio. Ha sabido ganarse la admiración y cariño de todos. Cursará la carrera de Derecho y no dudamos que llenará con páginas brillantes el libro de su vida. Fidel tiene madera y no faltará el artista”.
El 4 de septiembre siguiente, el recién egresado bachiller matriculó en la Universidad de La Habana. Pronto devino líder estudiantil y luchador contra los males de la sociedad neocolonial. Como él mismo declarara años después, allí se hizo revolucionario y comunista. Libró innumerables campañas contra los gobiernos corruptos de Ramón Grau San Martín y Carlos Prío Socarrás.
Militante de la Ortodoxia desde que esta se legalizó como Partido, su estrecha vinculación con la sección juvenil de la organización le permitió liderar su ala más radical, con la que llevó a cabo las acciones del 26 de julio de 1953 y con la que luego creó el M-26-7. Después del Granma, la lucha guerrillera en la Sierra y el triunfo revolucionario del Primero de enero, muchos recordaron las proféticas palabras de aquellos sacerdotes jesuitas sobre el alumno que, a sus 16 años, La Habana acogió en 1942.
Fuentes consultadas:
Los libros Todo el tiempo de los cedros y Fidel Castro Ruz, Guerrillero del Tiempo, ambos de Katiuska Blanco.
Saludos de paz y bendiciones desde Jalisco, México, donde tuve el gusto de presentar el libro de la periodista Katiuska Blanco, hace varios años ya, en la sede del Instituto Cultural de Amistad México-Cuba José Martí. Este artículo de Pedro Antonio García nos invita a releer la obra de Katiuska. El libro “Todo el tiempo de los cedros”, se encuentra (un ejemplar) en la Biblioteca Iberoamericana “Octavio Paz” de la Universidad de Guadalajara. En ese recinto estuvo el Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, el año 1991 durante la Primera Cumbre Iberoamericana y allí en Guadalajara, le obsequió una dedicatoria de otro gran libro: “La historia me absolverá” al profesor de literatura Luis Patiño Téllez. Son recuerdos emocionantes en estos días en que La Habana celebra sus 500 años. Abrazo enorme para los y las habaneras. Atentamente, Fernando Acosta Riveros, colombiano-mexicano, lector de la revista Bohemia desde 1974.