La VII Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños evidenció que las condiciones actuales son más favorables que hace unos años para hacer al conglomerado más fuerte y consolidar la integración
Aires de integración, independencia y soberanía corren en América Latina y el Caribe. Un soplo esperanzador de unidad en medio de la diversidad. Los países de la región se volvieron a encontrar 11 años después de la fundación en Venezuela, aquel memorable 2 de diciembre de 2011, de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac).
Ente que en estos años ha dado pasos sólidos en el camino de la integración de Nuestra América, aunque no hayan faltado los retos, los baches y los intentos de desgranar esa unidad soñada por Bolívar y Martí, materializada por Fidel y Chávez.
La VII Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) remarcó el compromiso de la región de avanzar en el proceso de integración en la diversidad, promoviendo la unidad política, económica, social y cultural.
Un sutil toque gris tuvo el encuentro, por las marcadas ausencias de los presidentes Andrés Manuel López Obrador, de México; Nicolás Maduro, de Venezuela; y Daniel Ortega, de Nicaragua.
A Obrador y Ortega, imponderables cuestiones de trabajo en su país le impidieron viajar, pero Maduro declinó trasladarse a Buenos Aires luego de conocer que se fraguaba un plan de agresión contra la delegación de su país.
Alberto Fernández –en calidad de presidente pro témpore de la Comunidad– repasó el año de su gestión y lo calificó de difícil. Pero, a pesar de ello, la voz de la región pudo amplificarse al escenario mundial.
No faltó el “gran aplauso” por la mejor de las noticias para la CELAC: el retorno de Brasil a la organización aglutinadora.
El gigante sudamericano “está de vuelta en la región y listo para trabajar lado a lado con todos ustedes», afirmó Lula en su primer discurso ante sus pares después de volver al poder, el 1° de enero pasado.
Una moneda común
En la cita de Argentina se habló de integración, de una moneda única para la región que saque del escenario la nociva dependencia del dólar y nos ofrezca una independencia también en ese sentido.
La propuesta vino de ese país y Brasil. Aunque se trata de una posibilidad a largo plazo y no se sabe si funcionará, ya atrajo reacciones a favor y en contra entre los implicados y hasta de quienes nada tienen que ver con esta parte del hemisferio.
Es el caso de Elon Musk, el poderoso dueño de Twitter, quien dijo que la iniciativa «probablemente sea una buena idea».
Para los verdaderos interesados, el propio líder brasileño, la proposición es un tema transversal que lleva un amplio debate y puede impactar al resto de la región, sobre todo porque hay países con dificultades para mantener un equilibrio con el dólar.
«Si no nos animamos a cambiar, seguiremos padeciendo los mismos males», fue la respuesta del mandatario argentino Alberto Fernández, quien observa como un asunto vital profundizar los nexos económicos del área, porque así se podría «motorizar a toda la América del Sur».
Tras conocerse el proyecto, el presidente Nicolás Maduro adelantó que su nación está preparada para trabajar en esa idea y la apoya.
La idea no fue igual de acogida por México. Su presidente consideró que la segunda economía más grande de Latinoamérica, después de Brasil, tiene muchas razones para mantener al dólar como referencia. De eso trata, de la unidad dentro de la diversidad…
Calor caribeño para la Celac
San Vicente y Las Granadinas asume este año la Presidencia pro témpore de la CELAC. Es un verdadero desafío para una nación de mínimas dimensiones dirigir un bloque de tan amplísima extensión territorial.
Pero para muchos su experimentado primer ministro, Ralph Gonsalves, le dará un nuevo impulso diferente y aderezará con aires caribeños el mecanismo de concertación más importante del continente.
El primer desafío para la isla caribeña estará centrado en la próxima cumbre Celac-Unión Europea, en julio de este año. La cita pondrá el foco en fortalecer la asociación birregional con prioridades como las transiciones digital y verde, la lucha contra el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, la salud, la seguridad alimentaria, la migración, la seguridad y la gobernanza, además de la lucha contra el crimen transnacional.
La VII Cumbre de la Celac puede calificarse de histórica. Con la presidencia argentina continuó el camino de reanimación de la unidad e integración latinoamericana y caribeña tan brillantemente iniciado por México, y relanzó, con la importantísima reincorporación del Brasil de Lula, una nueva etapa muy prometedora de trabajo.
Fueron notables las condenas, reiteradas en varios documentos, del criminal bloqueo a Cuba y la exigencia de que Washington la excluya de su espuria y dañina lista de países promotores del terrorismo.
La Celac es una obra de todos, como aseguró el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, en su intervención ante el cónclave. “Fortalecerla constituye una necesidad impostergable y un deber compartido para lograr la unidad e integración de lo que Martí llamó Nuestra América”. Ese es nuestro principal desafío.
CRÉDITO PORTADA
La VII Cumbre evidenció que en 11 años la Celac dio pasos sólidos en el camino de la integración de Nuestra América. / infobae.com
