Foto. / wikimedia.com
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Incendio forestal: El fuego que amenazó al pinar

Una deflagración, sin precedentes en Pinares de Mayarí, Holguín, se desató entre el 18 de febrero y el 17 de marzo, y convocó a todas las fuerzas posibles para sofocarlo. El siniestro no afectó la vida humana pero sí incidió en la flora y la fauna del lugar –una parte incluida en el Parque Nacional Mensura-Piloto, área protegida– e incluso la de las proximidades de dos municipios santiagueros. Durante casi un mes, habitantes, cuerpo de bomberos y autoridades locales y nacionales permanecieron en vilo. Ahora se enfocan en evaluar los daños y la recuperación


“¡Hola! Necesito hablar contigo”, fue el texto parco y rápido que le dejé en su WhatsApp, a las 2 y 37 de la tarde del martes 21 de febrero. Emilio no respondió. Era una gran probabilidad, teniendo en cuenta que en la misión en la que andaba difícilmente tendría tiempo ni de activar los datos móviles. Insistí por SMS: “Por si te puedes conectar más tarde, te dejé un mensaje. Mi jefe quiere que nos ayudes. El tema es el incendio”.

Después de 11 minutos, un audio a través del chat de WhatsApp me indicaba: “Saludos, estimada amiga. Estoy ahora en área de cobertura, pero aquí se pierde la comunicación con mucha facilidad. Intenta llamarme al móvil a ver si hay electricidad o cobertura en la zona. Ahora estamos en un tiempo para el almuerzo y uno puede conectarse. Un abrazo”.

En breve tiempo, el periodista Emilio Rodríguez Pupo, de la emisora Radio Mayarí, al este de Holguín, comenzaría a enviarme cuanto detalle pudo, en sus escasos minutos de descanso, sobre el incendio forestal sin control que mantuvo en vilo a pobladores de las comunidades de Pueblo Nuevo y Vivero 2, al cuerpo de guardabosques, las Fuerzas Armadas Revolucionares y las autoridades del territorio y el país, desde el sábado 18 de febrero hasta el 17 de marzo.

Este es el mayor incendio forestal que recuerden los pobladores de Pinares de Mayarí, donde cada año ocurren siniestros a causa de la sequía.

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–¿Cuál es su nombre? –preguntó Emilio al campesino, después de saludarlo con un apretón de manos.

–Jesús Aldana Rodríguez –respondió el hombre, que estuvo luchando intensamente para no dejar que las llamas llegaran hasta su finca, ubicada en el área conocida como La Recría, en Pinares de Mayarí.

–¿Cómo ha estado la situación por sus tierras?

–Difícil, mijo, difícil. Yo tenía ahí salvada una caballería, pero con esta candela que viene de la loma pa’ abajo, ya la pierdo. Con hoy llevo cuatro días ahí, día por día y noche por noche, faja’o con la candela, hermano. Y después que controlo esta, ahora viene bajando la otra. Válgame los bomberos que me han ayudado. Pero la que viene bajando ya me coge las dos caballerías y pico que tengo allá atrás. Tremendo, hermano, tremendo.

–¿Y su casa está protegida?

–Sí, está protegida –dijo el hombre, con el rostro inundado de preocupación, se ajustó el sombrero de yarey y dejó la conversación en pausa. Se fue hasta los límites de la valla para apoyar en lo que necesitaran los miembros del Cuerpo de Bomberos, que intentaban mitigar la furia de las llamas.

Relativamente cerca de la Estación de Investigaciones Integrales de la Montaña y del motel Villa Pinares, Jesús Aldana tiene sus hectáreas de tierra sembradas de plátano, yuca, berenjena, col, maíz y otros cultivos.

“Durante todos estos días ha luchado por proteger su esfuerzo de meses ante la cercanía de las llamas, aunque está seguro de que deberá comenzar todo de nuevo cuando el siniestro termine. Ahora se concentra en el cuidado de la puerca, que parió hace poco nueve lechoncitos, y en alimentar a los ovejos y las vacas. Él ama el campo y la vida”, me escribió Emilio vía WhatsApp desde allá arriba, en Pinares, cuando el fuego aún todo lo podía.

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La noche del martes 21 de febrero no era fresca ni apacible en las cercanías del motel Villa Pinares. La yerba ardía y las llamas se entremezclaban con la espesura, enrareciendo el ambiente. Contrario a lo que las autoridades esperaban, el incendio, lejos de aplacarse, cobró fuerza y fue imposible evitar su avance hacia las profundidades del Parque Natural Mensura-Piloto, área protegida por sus valores naturales, fundamentalmente rica en cientos de especies endémicas.

El fuego saltó la trocha abierta que debió detenerlo y logró ascender hasta la punta de la loma de la Mensura, a más de 900 metros sobre el nivel del mar. Intentó doblegar a la vegetación y el Comando 16, del Cuerpo de Bomberos del territorio, se aferró a los pitones. Lanzaron chorros de agua con persistencia, aunque el combate cada vez fue más difícil, por la amplia extensión que ocupaba el siniestro.  

Los comandos del Cuerpo de Bomberos en Mayarí trabajaron durante días para sofocar el incendio.

Emilio acompañó, tras el lente de su cámara, la actuación valerosa de los jóvenes bomberos, que llevaban días con descanso a medias, a veces sobre los carros, prestos a saltar de inmediato hacia la zona de combate. Él mismo estaba exhausto, pero no lo dijo, porque ante la magnitud del esfuerzo de los otros, le parecía que el suyo era ínfimo. Por eso, prefirió dejar testimonio gráfico y sonoro, y subirlo a las redes sociales, para que se conociera, más allá de las fronteras de Mayarí, el valor de esos hombres frente al fuego.

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Uno de los primeros focos del incendio se localizó en las cercanías del sitio conocido como Vaquería 15 (cuyo nombre se debe a una antigua zona de producción ganadera que ya no existe). Controlar el incendio forestal fue una misión compleja desde el sábado 18 de febrero, a causa de las fuertes corrientes de vientos.

El siniestro dañó varias áreas del Consejo Popular de Pinares de Mayarí, el más extenso de la provincia de Holguín, aunque el menos poblado. Muy cerca de los lugares afectados se encuentran las comunidades de Pueblo Nuevo de Pinares, Vivero 2 y La Mensura, sitios donde habitan poco más de 500 personas, quienes se pusieron a buen resguardo. Los niños, ancianos, embarazadas y personas con padecimientos respiratorios fueron trasladados hacia lugares seguros con la asistencia médica necesaria.

Trabajadores agroforestales de la zona aseguran que nunca habían visto avanzar tan rápido un fuego como este. Y los datos oficiales lo confirman. En un informe brindado a la prensa hace unas semanas, el Ministerio del Interior de Cuba precisó que, con más de 80 incendios forestales, en enero Cuba alcanzó una cifra récord, de acuerdo con los registros históricos del Cuerpo de Guardabosques de Cuba para ese mes. El 87 por ciento de ellos fueron extinguidos antes de las cinco hectáreas, aunque la evolución de la sequía alerta sobre la importancia de la prevención.

La fuerza del viento impidió que las trochas cortafuegos detuvieran el avance de las llamas.

En este último se necesitó de la cohesión de todas las fuerzas posibles: el Cuerpo de Guardabosques del territorio y el del municipio de Mella, en Santiago de Cuba, los comandos 16 y 11 del Cuerpo de Bomberos de Mayarí, trabajadores de la Empresa agroforestal, helicópteros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, personas de diferentes empresas del municipio y los vecinos de la zona.

En la tarde del miércoles 22 de febrero, arribaron a la provincia aviones de la UEB Empresa Nacionales de Servicios Aéreos (ENSA), de Sancti Spíritus, con el objetivo de apoyar la labor y también con los de la provincia de Granma, según declaraciones de Elio Ramírez Torres, jefe del grupo de Defensa Civil del Consejo de Defensa Municipal en Mayarí.  

“El jefe del ejército nos dijo a las autoridades del territorio que extinguir el incendio era una misión de combate, y así lo asumimos. Todas las fuerzas trabajaron de forma cohesionada”, afirmó a BOHEMIA Ramírez Torres, por vía telefónica.

El llamado de la dirección del Partido y del gobierno en la provincia de Holguín, y del municipio de Mayarí, estuvo dirigido a preservar la salud y la integridad de las personas. El Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, se mantuvo en comunicación con las autoridades del territorio.

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Emilio Rodríguez caminó tanto las zonas carbonizadas como las envueltas en llamas, intentando acompañar, cámara y grabadora en mano, el esfuerzo de quienes se enfrentaban al siniestro. Sabe lo que significa un incendio de esas proporciones no solo para los campesinos y sus familias, sino para la naturaleza.

Pinares de Mayarí es uno de los sitios emblemáticos de ese municipio, incluso, de la provincia de Holguín. Mucho ha tenido que subir por esas lomas, durante sus años de trabajo como periodista en la emisora municipal. Por eso, transmitió informaciones lo más abarcadoras posibles tanto para el sistema de la radio cubana y el sistema informativo de la televisión y las redes sociales. Entendía su responsabilidad, pero también lo movilizó el afecto por aquel sitio con tanta riqueza ecológica.  

“Han sido experiencias impresionantes –confesó. La tensión de los pobladores del lugar que, en varias oportunidades, se quedó completamente cubierto por la humareda. El lunes 19 de febrero la población de Pueblo Nuevo de Pinares comenzó a desesperarse. Era ya de tarde, había mucho aire y humo. Eso causó gran estrés, sobre todo cuando se acercaron las llamas. La comunidad estaba segura, porque había un espacio cubierto alrededor que no dejaba transitar las llamas hacia el centro de la población, mas, el humo era muy fuerte y denso. A causa de eso, por momentos se perdía visibilidad hacia la zona”.

El heroísmo de los bomberos, otra vez puesto a prueba.

Contó que otro momento difícil fue cuando, en Vivero 2, cerca de siete familias estuvieron en un riesgo extremo porque no querían alejarse de sus hogares, que estaban muy cerca de las llamas. “Allí el Comando 11 hizo una labor heroica”, reconoció el periodista mayaricero.

En el área de La Plancha, cerca del asentamiento poblacional, la cual es rica en plantas exóticas y especies forestales, sobre todo de pino cubensis y sembrados de café, algunas viviendas también estuvieron en un riesgo alto. Allí se perdió casi por completo el tendido eléctrico.

“La tensión ha sido permanente –relató. El martes, cuando se sobrevoló para hacer una exploración aérea, se detuvieron varias acciones porque el humo cubría casi todas las áreas, cerca de 500 hectáreas en ese momento. No se pudo seguir adelante con el bombardeo aéreo de agua con el propósito de calmar el avance hacia el Centro de Investigaciones de la montaña y el motel Villa Pinares. En la noche, se enrareció todo ese escenario porque las llamas se acercaron mucho a esta última instalación.

“Aquí ha habido un espíritu solidario ejemplar. Quiero destacar el sacrificio de los guardabosques, de los bomberos y de las personas que salieron de su casa el viernes y se quedaron a tiempo completo en la zona, no siempre en las mejores condiciones. Por toda la presión que había, almorzaban a las cuatro de la tarde porque lo más importante era sofocar el incendio. Y en las noches, a veces a las dos de la mañana, tuvieron que salir a cumplir misiones de enfriamiento de áreas”.

En Pinares de Mayarí, contó el colega, se unieron personas de diferentes organismos para apoyar con las trochas cortafuegos (las empresas constructoras Ecoi-16 y Ecoi-17, la Unidad de Construcciones Militares, la Empresa de servicios al níquel, entre otras).

“Como este es un pueblo rural, donde nada saca de su rutina a los pobladores, me llamaban la atención los niños que no querían entrar a sus hogares porque querían ver lo que estaba sucediendo y había que protegerlos –destacó. Para ellos, el aterrizaje del helicóptero o la llegada de los bomberos se convirtió en un gran espectáculo. Todo el mundo quería salir a verlos, cuando la precaución requería estar dentro de los hogares”. 

Los niños de Pueblo Nuevo de Pinares querían salir, ante la curiosidad por la presencia de los helicópteros y los carros de los bomberos.

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Caía la tarde en Pinares de Mayarí. Habían pasado más de 20 días desde que comenzó el siniestro. El sol iba de retiro, mientras todo permanecía rojizo. Atrás quedaban los días más difíciles, cuando el incendio no daba tregua y el humo se contoneaba entre las hojas de las plantas, se colaba por las ventanas de los lugareños y lo cubría todo. Las fuerzas que participaron en el combate se notaban exhaustas; sin embargo, no dimitían: se empeñaban en apagar los focos que aún persistían. Los pobladores, en sus hogares o en las zonas de evacuación, miraban al cielo con la esperanza de que llegara la ansiada lluvia; alguno rezaba. La naturaleza y el ser humano en su dualidad compleja.

La noche del 15 de marzo, alrededor de las 8:15 p.m., rompió a llover. Nunca los goterones habían sido tan oportunos. Y la gente de Pinares así lo sintió. Llevaban 25 días esperando por la lluvia. Los lugareños decían que ahora sí se acababa el incendio, ¡por fin!

Así fue. El 17 de marzo el fuego quedaba extinguido. Lo corroboró a BOHEMIA Dagmar Abad Noa, presidenta del Consejo de Defensa Municipal en Mayarí. Más de 5 000 hectáreas resultaron afectadas, entre pastizales, áreas taladas, reforestadas, protegidas, plantaciones artificiales y otras naturales.

La hermosura natural de los paisajes y la tranquilidad habitual del sitio se ha visto afectada por el humo y la preocupación ante las llamas.

“Entre las acciones que se ejecutan, a partir del momento de declarada la extinción del incendio, está la recuperación de toda la madera que pueda estar en condiciones de ser comercializada. En ese empeño, la empresa forestal es clave”, declaró Abad Noa.

También aseguró que el vivero de tubetes posee suficientes plantas sembradas con las que responder a la necesidad de la siembra en las áreas con condiciones para ser reforestadas y precisó que existen otras donde la repoblación del bosque ocurre de forma natural.

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En un informe técnico preliminar elaborado por especialistas de la delegación del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) en el territorio, se precisó que las causas que han originado los incendios forestales en Cuba se atribuyen, principalmente, a actividades humanas. Los actos negligentes son los más representativos y, como consecuencia de estos, el 37 por ciento de las afectaciones totales provocadas a los ecosistemas forestales fueron ocasionadas por cazadores furtivos, transeúntes y fumadores, y por la realización de quemas en potreros. Solo el 8 por ciento de estos siniestros fueron producidos por causas naturales, derivadas en su mayoría de descargas eléctricas.  

En los últimos años, durante el período seco, las áreas vulnerables de Mayarí han sufrido los impactos negativos de varios incendios forestales que han afectado sensiblemente la vegetación, los suelos y la diversidad biológica. Estos pueden propagarse por falta de corta fuegos y otras medidas preventivas que incumplen los poseedores de tierras y administradores, violando lo establecido en el artículo 63 de la Ley Forestal Nro. 85/1999.

Reinier Ramírez González, especialista de la delegación del Citma en Mayarí, precisó a BOHEMIA que, una vez declarada la extinción del incendio, se procede a la evaluación y recuperación de los daños causados, lo cual se realiza en diferentes etapas.

“Esta es la razón por la cual, no es posible hablar concretamente de la magnitud de los daños en la flora y la fauna”, aseguró, pocos días después del 17 de marzo.

No obstante, un documento aportado por la misma fuente y fechada el 10 de marzo de 2023, declara:

Las poblaciones de plantas endémicas que forman parte del Parque Nacional Mensura-Piloto estuvieron en riesgo. / Juan Pablo Carreras. acn.cu

“[…] se afectaron aproximadamente 5 756.1 hectáreas, de ellas más de 2 653.8 hectáreas en la que abundan el Pinus cubensis, la casuarina, el eucalipto y los matorrales llamados charrascales. El fuego también destruyó 4 hectáreas de cafeto, al tiempo que actuó sobre 600 hectáreas de pastizales y un poco más de 450 ya taladas están dañadas […] se realizaron trochas para proteger el orquidario de Pinares por su importancia científica y se afectaron alrededor de 2 000 hectáreas del Parque Mesura Piloto”.

Los expertos del territorio se enfocaron en determinar las afectaciones ocasionadas a la flora y la fauna, a través de varias expediciones a los sitios donde ocurrió el incendio. El director de la Estación de Investigaciones Integrales de la Montaña en Pinares de Mayarí, Roberto Pérez de la Cruz, destacó que los hábitats de varias especies sufrieron daños importantes, como los del gavilán colilargo, la bijirita del Pinar, la paloma Camao y una especie de molusco denominada Caracolus cimarron.

Igualmente, el directivo declaró al diario Juventud Rebelde que el grado real de afectación y el total de perjuicios de este siniestro, extendido desde la altiplanicie de Pinares de Mayarí hasta los límites con los municipios Mella y San Luis, en Santiago de Cuba, podrán contabilizarse una vez que especialistas holguineros y santiagueros realicen otras expediciones en la zona y empleen instrumentos satelitales de evaluación. “Para el proceso de recuperación de la vegetación –añadió– hay que esperar el inicio del período lluvioso, en mayo o junio próximos. Algunas especies de la fauna como los moluscos tendrán revitalizaciones lentas”.

A finales de marzo, un equipo del Centro de Investigaciones Ambientales (Cisat) de Holguín evaluaba los daños del área protegida Parque Nacional Mensura-Piloto. Posteriormente, al decir del director general de este centro, Wilder Carmenate Reyes, los estudios se ampliarán con la colaboración de otras instituciones a toda la meseta de Pinares de Mayarí afectada por el incendio y sus resultados incluirán las estrategias de rehabilitación y recuperación.

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Ahora, cuando del incendio queda en el recuerdo de tantos días de lucha intensa e incertidumbre; y las zonas afectadas están allí para que no se olvide, como prueba irrefutable de lo vivido; toca volver atrás, analizar y tomar nota con el propósito de que otro hecho de tal magnitud no vuelva a ensombrecer los días en parajes tan hermosos y frescos como los de Pinares de Mayarí.

Ente las acciones de recuperación que ya se realizan se encuentran la evaluación de la madera comercializable y de las áreas con condiciones para ser reforestadas a partir de posturas presentes en viveros. / escambray.cu

CRÉDITOS

Fotos: Emilio Rodríguez Pupo

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