La Bienal detrás del muro: Una invitación sin fecha de caducidad

Seguimos detrás del muro, sentencian silenciosas las esculturas en la explanada del Castillo de San Salvador de la Punta, cuando solo restan cuatro meses para que ese proyecto sociocultural festeje su primera década de existencia. Y es que el 12 de mayo de 2012 fue el comienzo de esta fabulosa aventura del arte, cuando la Fefa (2012, performance) de María Magdalena Campos-Pons salió a andar el malecón habanero para inaugurar, valga la redundancia, Detrás del Muro (Dedelmu), en la Bienal de La Habana.

Esta es una invitación que no caduca para apreciar el trabajo de artistas de reconocido prestigio, como Manuel Mendive, Ernesto Rancaño, Pedro Luis Cuéllar, Osley Ponce, Ictiandro Rodríguez, Pedro Escobar, Luis Ramón Silva, entre otros.

Me preguntó alguien, mientras fotografiaba una de las obras, por qué no le habían dado una manito de pintura a esa en particular. “¡Mira –me dijo–, son dos personas con los móviles sentadas en un banco, ño, se la comieron aquí!”. Le respondí que se trataba de arte, de expresar un concepto equis, y que incluso esa reacción suya es precisamente uno de los objetivos del arte: hacer que quienes miran se pregunten cosas, reflexionen sobre algún tema en particular, provocar sensaciones. Es una conversación que inconscientemente se establece, porque sí. Me alejé y seguí en mi momento único, de captar luces y sombras, perspectivas y colores reales o imaginados.

Las esculturas están bañadas de tiempo, de sol, de noche. No necesitan más.

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