Google, Amazon y otras compañías tecnológicas lanzan signos de debilidad y despiden a varios miles de trabajadores en plena crisis económica.
Los titulares de negocios muestran un decrecimiento en las grandes empresas tecnológicas: pérdidas en Twitter; fusión en Meta; atrofias en Google; ajustes en Amazon. Por supuesto, ellas aún son las dominadoras de los mercados, las sucesoras de Coca-Cola, las estrellas de la capitalización bursátil durante la pandemia.
Sin embargo, las circunstancias parecen estar cambiando. Mark Zuckerberg, el dueño de Meta y fundador de la red social Facebook, prepara miles de despidos. La compañía recortará el 13 por ciento de su plantilla; es decir, más de 11 mil empleados, en una de las mayores cesantías del sector digital.
Las corporaciones de Elon Musk también mostraron señales de displicencia hacia sus programadores. En Tesla, primero, y ahora en Twitter, donde algunas fuentes mencionan que los expedientes de regulación afectarán al menos a la mitad de los 7500 obreros que la plataforma del pájaro azul tiene desplegados por todo el mundo. Varios cientos de ellos han recibido ya el escueto mensaje de su salida del mercado, sin atender a las legislaciones laborales.
A esa tendencia, se unen dificultades productivas como las de Apple, que dejará de fabricar al menos tres millones de iPhones este año y que solo cubrirá algunos puestos prioritarios, mientras decide la estrategia que debe seguir en el corto plazo para reducir costes.
Por su parte, Amazon anticipó vacantes en los puestos corporativos por las «pésimas» ganancias del tercer trimestre –del 15 por ciento– y lo achaca al desplome de sus acciones, que relega el valor por debajo del billón de dólares. La firma fundada por Jeff Bezos emprendió expulsiones en sus numerosas divisiones y la congelación de contratos.
Todos estos botones son una vuelta a la inminente recesión de Estados Unidos, algo que dan por hecho los analistas después de predecir que el principal Producto Interno Bruto del planeta descenderá durante dos trimestres consecutivos.
La situación es general, pero se está concentrando, en el tramo final de 2022 en la industria de las nuevas tecnologías. Lyft, una aplicación de transporte muy usada en todo el territorio federal, suspendió la semana pasada a 700 moderadores, y el gigante de las Fintechs Stripe ha hecho lo mismo sobre el 14 por ciento de su plantilla.
En suma, miles de personas han recibido cartas de despido en plena tormenta económica. Todo señala un dilema argumental entre los directivos que piensan que sus empleados están protagonizando una fase de relajación productiva. Y, por otro lado, predominan las manifestaciones de descontento por la no actualización de sus salarios o a las reminiscencias de la Gran Renuncia, el fenómeno por el que más de 50 millones de estadounidenses abandonaron sus puestos de trabajo tras considerar que las rentas anuales no satisfacían la calidad de vida.
¿Habrá más expedientes de regulación? Sin duda, alerta el analista Roger Lee, de la Fintech. Acaban de empezar. Como también las convulsiones sobre sus activos, al menos hasta que la nueva crisis del capitalismo atisbe el momento del freno.
