La otra guerra

Una infructuosa cruzada mediática simultánea lanzó la CIA contra el país que, tras derrotar en solo 66 horas la invasión mercenaria, retornó a la normalidad y, sin bajar la guardia, se dispuso a celebrar un Primero de Mayo socialista. 

Publicado originalmente el 22 de abril de 2011.Por Pedro Antonio García

Al amanecer del 17 de abril de 1961, el mundo despertó con despachos de última hora emitidos por la Associated Press (AP): “Fuerzas anticastristas invadieron hoy a Cuba por tres puntos y la principal ciudad en el extremo oriental de Cuba, Santiago, puede estar ya en manos de los invasores. Los milicianos de Castro, así como el ejército y la marina, se les han unido”. La United Press International (UPI) no se quedó atrás y reportó, en un cable fechado ese mismo día en Guantánamo, un desembarco mercenario cerca de Santiago de Cuba. Luego transmitiría: “Las fuerzas invasoras han ocupado la ciudad de Pinar del Río, capital de la provincia del mismo nombre. La invasión de las provincias de Matanzas y Santiago (sic) está progresando favorablemente”. En franca emulación con su colega, la AP “informaría” sobre la toma de la Isla de Pinos, mientras la otra agencia se regocijaba: “El primer ministro Fidel Castro se ha dado a la fuga y su hermano Raúl fue capturado. El general (mexicano) Lázaro Cárdenas gestiona el asilo político de Fidel”.

Tal fue la segunda agresión a la que tuvo que enfrentarse el pueblo cubano: la sucia guerra propagandística desplegada por la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos, a través del éter (Radio Swan no fue la excepción), las agencias cablegráficas y la prensa plana cómplice, que reprodujo sin ruborizarse todas esas falsas noticias sin tomarse el trabajo de verificarlas. Cuando la invasión de la brigada mercenaria 2506- organizada, entrenada y pertrechada por esa tenebrosa institución yanqui- fue derrotada en menos de 66 horas en las arenas de la bahía de Cochinos, quedaron al descubierto las fabulaciones de la CIA y de sus profesionales de la mentira.

Todavía el 19 de abril, en los momentos en que la dirigencia de los mercenarios huía a la desbandada por la ciénaga, la AP reportaba “un intenso fuego de armas de calibre de todo tipo en las vecindades de la playa de Guanabo, sede de la Marina cubana”. Pero, como publicaría Time días más tarde en el análisis postmortem de la invasión, en la mañana de esa jornada “el último rayo de esperanza acerca de la invasión se evaporó, cayendo sobre el Gobierno (estadounidense) una densa niebla de decepción y fracaso.

Newsweek resumiría el desencanto de los círculos norteamericanos de poder, al calificar la batalla de Playa Girón como “la debacle de la semana pasada en la costa sur de Cuba”. Y comentaba a continuación: «En el mejor de los casos, Estados Unidos aparece ante los demás pueblos como un intruso; y en el peor, se le considera como una nación que fingiendo ser virtuosa, aparece como perpetradora de una agresión abierta contra un pequeño país”.

El 24 de abril, en una declaración escrita hecha pública, el presidente norteamericano John F. Kennedy asumió toda la responsabilidad de la agresión. Por aquellos días, en una conferencia de prensa en la sede del departamento de Estado le oyeron lamentarse: “Dice un viejo aforismo que la victoria tiene mil padres y la derrota es huérfana”. Veinticuatro horas después de la confesión de culpabilidad del mandatario yanqui, la AP y la UPI informaban, verazmente en esta ocasión, que el Gobierno de los Estados Unidos imponía “un embargo total”, eufemismo para denominar el bloqueo económico, a las importaciones cubanas.

El deber de Cuba

Las agencias cablegráficas, cumpliendo una orientación de la CIA, propagaron que Fidel había sido herido en un bombardeo y se hallaba incapacitado “con un colapso físico y tal vez mental”. El 23 de abril, el Comandante en Jefe compareció ante la televisión en plenitud de forma y le rindió cuentas al pueblo sobre las operaciones realizadas durante la batalla de Playa Girón para derrotar la invasión. Al referirse al papel de Cuba en estos históricos momentos, no dudó en afirmar: “Nuestro deber es resistir. Resistir es afianzarse a la tierra y batirse con el enemigo. Resistir es preparar nuestro ánimo y nuestra mente a soportar lo que venga, los hombres que tiren, los aviones que vengan…”

Durante varias noches, la pequeña pantalla estuvo trasmitiendo las entrevistas realizadas en vivo por destacados periodistas a los mercenarios, quienes relataron sus vivencias y con el fin de que no se les aplicara sanciones rigurosas, pregonaban su arrepentimiento. Concentrados en las instalaciones de la Ciudad Deportiva capitalina, sorpresiva fue para ellos la presencia de Fidel allí en las últimas dos sesiones y que el diálogo que sostuvieran con el máximo líder de la Revolución también fuera transmitido en vivo por la televisión.

Entretanto, el país retornaba a la normalidad y se disponía a celebrar un Primero de Mayo en Cuba socialista.

Fuentes utilizadas:

Textos periodísticos publicados en los diarios Revolución y Hoy y en la revista BOHEMIA (abril.mayo 1961). La compilación Playa Girón, derrota del imperialismo, Tomo 2 (Ediciones r, 1961). El libro Diario de Girón, de Gabriel Molina Franchosi.

 
 

 

 

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