La parcela K y 23 llevará muebles tuneros

A casi 700 kilómetros de la capital cubana, manos obreras empiezan a fabricar el mobiliario que demanda el moderno hotel 5 estrellas que se edifica en el céntrico Vedado


Mientras en la capital cubana manos constructoras impulsan labores en correspondencia con el cronograma de ejecución del Hotel Parcela K y 23, que se edifica en ese céntrico punto del Vedado, a casi 700 kilómetros de distancia, en la oriental provincia de Las Tunas, especialistas y obreros empiezan la fabricación del mobiliario que requerirán las 594 habitaciones y otras áreas de esa instalación, concebida dentro de la categoría de 5 estrellas.

No por casualidad tal encargo nacional recayó en la Unidad Empresarial de Base (UEB) Ludema, entidad perteneciente a la Empresa Cubana del Mueble, que durante años ha impregnado su genuino sello en obras de los principales polos turísticos del país, sobre la base de una alta competitividad en la producción y comercialización, para el mercando interno y externo, de muebles con diferentes estilos, buen gusto y calidad en términos de diseño y decoración.

Hay condiciones tecnológicas y experiencia para asumir ese tipo de producción. / Pastor Batista.

En declaraciones exclusivas para BOHEMIA, Roberto Manuel Fernández Osorio, especialista de negocio con el turismo en la UEB, afirma que “si bien Ludema asume con esa producción una gran responsabilidad, no hay temores ni preocupaciones porque los trabajadores de la fábrica acumulan suficiente experiencia, hay garantía de materia prima para ir respondiendo de forma gradual a la solicitud y existen condiciones tecnológicas para enfrentar el reto, con la seriedad y con la calidad a que estamos acostumbrados”.

Fe de ello pueden ofrecer desde los operadores de sierras, carpinteros o pintores hasta obreros como Eduardo Infante Espinosa y Yailier Ávila Escobar, quienes responden por los más mínimos detalles de un acabado que, como ellos enfatizan, “no puede dejarle espacio a ranuras y a otros detalles que dañen la calidad final del producto”.

Durante años la UEB ha asegurado muebles para diversos sectores del país. / Pastor Batista.

Puntos de vista similares expuso un tiempo atrás, en declaraciones de prensa, Ángel Vargas Hernández, jefe del taller de acabado, al afirmar que “en el último eslabón productivo se prepara la superficie total de los muebles y luego se les da el acabado. Se enmasilla, se lija y se aplica la pintura en cinco capas destinadas para eso y, al final, se procede al empapelado total.

“Aquellos muebles que tengan algún detalle, se pasan a un área de retocado y revisión para proteger nuestro sello de calidad. Aquí tenemos establecida mucha rigurosidad en el control y chequeo de lo que hace cada trabajador”.

Presencia femenina directamente en el proceso productivo. / Pastor Batista.

Consciente de lo saludable que resulta cerrar el ciclo o asegurar el éxito integral de las labores, la Unidad Empresarial dispone de personal capacitado para realizar luego el montaje in situ y poder dar respuesta a cualquier eventualidad que hipotéticamente pudiera presentarse.

Durante el 2022, entre otros objetivos, la fábrica tunera centró atención en mobiliario para cuatro hoteles de La Habana, producciones que ayudaron a cumplir antes de diciembre los 93 millones de pesos  previstos en el plan.

Aunque el turismo ha sido el sector con más presencia, muebles de esta industria tunera ocupan espacio en instituciones de educación, de la salud y de otros sectores económicos y sociales del territorio y del país.

Calidad en el producto y protección para el personal que labora en cada área. / Pastor Batista.

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