Ideas y vivencias del director Mario Rivas y de su equipo de creación sobre el largometraje animado Fernanda y el extraño caso del mensaje de Figueroa, que se estrena el próximo domingo en cines habaneros
Imaginativo y jovial, a los 84 años, siente un gran gozo junto a Fernanda, “una pequeña con alma de detective, algo dominante, pero siempre imparcial, justa”. Para el maestro Mario Rivas Monzón, uno de los prolíferos directores de los Estudios de Animación del Icaic, “es una fiesta hablar de su personaje, pues seduce a públicos de diferentes edades”.
Mira el cartel y en él reconoce no solo la valía de la más reciente puesta, sino el bregar durante 20 años junto al carismático personaje.
Al hablar contagia el entusiasmo que lo anima. “El próximo domingo 19, a las diez de la mañana, se estrenará en los cines habaneros, Yara y Riviera, la película Fernanda y el extraño caso del mensaje a Figueroa. Disfruto dar buenas noticias. Es el segundo largo que ella protagoniza, antes dejó un buen rastro en los 74 capítulos de las series llevadas a la pantalla”.
Sonríe, y prosigue con el mismo ímpetu. “A Fernanda la hicimos en estado de gracia. Salió bien desde el primer guion: El fraude escolar. Me interesa mucho contar sobre nuestra historia. En esta oportunidad, incluyo en el relato a Figueroa, un coronel de la guerra de independencia, a quien su bisnieto desea reivindicar. Siempre le doy un sentido dramatúrgico al relato, pretendo escuchar de los espectadores una pregunta: ¿Y ahora, cuál es la moraleja, Fernanda? Dejo bien claro, cuándo, cómo y por qué ocurren los hechos”.
Le place la compañía de su equipo. En especial, agradece a su esposa, Marta Pérez, que sea su directora asistente. Y le pide a la productora, Lídice Marrero, “cuenta otros detalles de importancia”.
Ella accede sin dilación: “Mario cuida mucho su labor creativa. Está presente en todo el proceso de cada obra. Defiende puntos de vista esenciales, el valor de la amistad, la solidaridad, el trabajo en colectivo. Vela porque las personas aprendan algo nuevo, compartan experiencias y conocimientos entre todos para que sean mejores seres humanos”.
Durante el intercambio no podía faltar el testimonio del dramaturgo y actor Maikel Chávez, quien interpreta ocho personajes en la película. “Me place el rigor de Rivas. Al dirigir las grabaciones de las voces, nos marca la psicología de los personajes, su tono, su ritmo. Fernanda (Irela Bravo) sorprende siempre por su ingenio, hasta dice frases en latín, deja maravillados a sus amigos”.
Sin duda, la pasión de fundar distingue el quehacer de Mario Rivas, dinámico fabulador que en sus narrativas fomenta la preeminencia de hacer el bien. Lo patentizó en los cortometrajes animados El bohío, Una leyenda americana, Máximo Gómez, su última campaña, La batalla de las Guásimas, por solo mencionar algunos de sus títulos emblemáticos bajo el liderazgo de la educación infanto-juvenil.
En ellos desplegó disímiles habilidades. Logró la síntesis histórica, el destaque de lo simbólico en procesos culturales, la valía de la verdad artística al recrear múltiples personajes. Por lo general expresan códigos éticos y le otorgan un bien pensado protagonismo a la música de prominentes compositores, entre ellos, el maestro Sergio Vitier.
Todo ese proceso pleno de vivencias ha influido de manera notable en el más reciente largometraje de Rivas, quien nunca concibe su trabajo en solitario; necesita escuchar, tener en cuenta a todos los miembros del equipo.
En reconocimiento a la riqueza de contenidos y a los valores estéticos y artísticos de las series y de los largometrajes inspirados en Fernanda, la directora de ediciones Icaic, Mercy Ruíz, le propuso a Rivas, a su equipo, llevar estas obras al formato digital en libros de cuentos y audiolibros. Además, destacó la necesidad de seguir nutriendo la formación crítica de los públicos mediante la activa socialización de una cinematografía de calidad.
CRÉDITOS
Fotos. / Leyva Benítez
