Tras la nominación del “caracol pintado cubano” al concurso del centro Loewe BTG se esconde la estela del doctor en Ciencias, Bernardo Reyes Tur, investigador del Departamento de Biología y Geografía de la Universidad de Oriente (UO), quien ha dedicado décadas al estudio sobre la ecología de moluscos terrestres endémicos de Cuba.

Hasta Santiago de Cuba llegó BOHEMIA, vía digital, para conocer qué lo llevó a él y al grupo de estudiantes y especialistas del Laboratorio de Cría en Cautiverio de Moluscos Terrestres a apostar por la especie Polymita picta para el reconocimiento a Molusco del año.

Nuevamente en concurso, ¿por qué?

“Tenemos en Cuba cerca de 1 400 especies de caracoles terrestres, de ellas, 96 por ciento es patrimonio exclusivo de nuestra Isla, quizás una de las más elevadas tasas de endemismo en el mundo. El caracol pintado de Cuba, la Polymita picta, constituye una especie bandera para un concurso como este. Es posiblemente el caracol más colorido y hermoso en nuestro planeta. Sin embargo, falta mucho por conocer sobre las bases hereditarias de la expresión del color de las conchas.

“Igual de interesante, aunque menos conocido, es su apareamiento. Durante este proceso las parejas despliegan un ritual con transferencia de ‘hormonas sexuales’ que parecen estar relacionadas con el éxito reproductivo. La transferencia de estas ‘hormonas’ tiene lugar a través de frotes y pinchazos de una estructura del sistema reproductor masculino, conocido como ‘dardo del amor’. La naturaleza química de estas ‘hormonas’, sus funciones y la importancia de este conocimiento para manejar la reproducción, son misterios que agregan nuevas dimensiones al carisma de las polimitas”.

El concurso atrajo gran interés durante su primera edición en 2021, cuando se presentaron unos 120 nominados. El molusco ganador resultó ser entonces el Gran Argonauta del Pacífico, con 36 por ciento de los votos; y en segundo lugar quedó la Polymita picta cubana con 6 377 papeletas, según encuestas del laboratorio alemán promotor del certamen.

Un comité de investigadores de las instituciones organizadoras seleccionó los cinco candidatos de entre 50 nominaciones presentadas a esta segunda convocatoria. Desde el 25 de febrero hasta el 15 de marzo del presente año se abrieron las líneas de votaciones para seleccionar a un único ganador, que se llevaría como premio la secuenciación completa del genoma de la especie, un proceso complejo, pero necesario.

“En el caso de los moluscos, hasta ahora solo hay unas pocas especies cuyo genoma se ha secuenciado por completo y esto a pesar de que forman el segundo filo animal más grande después de los artrópodos”, comentaba la doctora Carola Grave, miembro del jurado y jefa de laboratorio en el Centro Loewe TBG. La Polymita picta gozará ahora de ese privilegio.

Secuenciación del genoma, ¿qué beneficios le traerá?

Explica Reyes Tur que descifrar la composición y estructura de los genes ayudaría a leer y comprender mejor cada capítulo del libro de la vida de las polimitas. Para ello, se utilizarán técnicas modernas de secuenciación de largas cadenas de ADN que luego se ensamblarán correctamente e irán editando una primera versión de las oraciones, párrafos, páginas de ese libro…

“La secuenciación de genomas necesita de la participación de especialistas en biología, bioquímica, física, química y bioinformática. Desafortunadamente, Cuba todavía no cuenta con la tecnología para secuenciar genomas de animales y plantas. Es por ello que la secuenciación se realizaría durante el presente año en Alemania, específicamente en el Centro Loewe para la Genómica Traslacional de la Biodiversidad. Cuba tendrá una participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de la utilización de los recursos genéticos, tal como exige el Artículo 6 del Protocolo de Nagoya (acuerdo complementario al Convenio sobre la Diversidad Biológica) y respeta la contraparte alemana.

“Una vez conocido el genoma de esta especie, se facilitaría la base para la comprensión del origen evolutivo de la variación del color de la concha y la conducta de uso del famoso ‘dardo amoroso’. Además, como estos caracoles están amenazados, los recursos genómicos conducirían a reconocer potenciales unidades de conservación que ayudarían no solo a su protección, sino que apoyaría la conservación de otras especies que coexisten en sus hábitats naturales”.

El doctor Bernardo Reyes Tur y su equipo esperan lograr estudiar, en un futuro no muy lejano, el genoma de las seis especies de polimitas que existen en el país, cada una con áreas de distribución bien delimitadas y muy escasas zonas de contacto entre ellas.

Específicamente a la picta la distingue su localización al noroeste del oriente cubano, en localidades de las actuales provincias de Guantánamo y Holguín; el lento desarrollo embrionario de sus huevos, que tiende a demorar entre 12 y 15 días; y la larga duración de sus apareamientos, como promedio entre siete y ocho horas, casi cinco veces más extensas que el resto de su familia. Y, por supuesto, la variedad de tonalidades y colores que pueden exhibir las conchas de esta especie, que la hacen resaltar incluso a nivel mundial.

No obstante, el precio que debe pagar por su belleza es también la constante colecta indiscriminada para la venta de sus conchas, uno de los principales factores que la ha convertido en una especie en peligro de extinción.

Preservar vs. extinción

Según recoge un artículo del diario Granma, “la Aduana General de la República se rige por la Resolución 160 del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, que establece regulaciones para la protección, frente al tráfico ilegal, de una amplia lista de especies de significación para la biodiversidad. En tanto, la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de la Fauna y la Flora Silvestre (Cites) acordó incluir el género Polymita en la lista de especies prohibidas para su comercialización.” También se incluyó al caracol en el Libro rojo de invertebrados de Cuba.

A pesar de estas normativas, no debe descartarse la recolecta y el negocio irregular que pueda subyacer al interior de las zonas y comunidades donde se encuentran las conchas. Allí el control puede ser más complejo, por lo que se debe o se puede apelar, ante todo, a la educación ambiental de los pobladores.

Varias instituciones de esa región del país laboran en este empeño, incluido el propio departamento de Biología de la Universidad de Oriente, que desde 1995 inició las investigaciones en el tema de moluscos terrestres cubanos, con énfasis en el estudio del género Polymita y sus especies hermanas.

Este mismo grupo, formado básicamente por estudiantes de pregrado, y al cual pertenece el doctor Reyes Tur, ha mantenido activo el Laboratorio de Cría en Cautiverio de Moluscos Terrestres durante 27 años consecutivos y sus resultados han sido reconocidos en prestigiosas revistas de divulgación científica como la National Geographic, Terre Sauvage y Nature.

“Recientemente hemos contado con el apoyo de la Sociedad Malacológica de Londres, la agencia alemana NABU, el proyecto belga-cubano VLIR-UOS e investigadores de Reino Unido y Países Bajos para incrementar el alcance de nuestros resultados, tanto nacional como internacionalmente.

“En estos años hemos estudiado la biología reproductiva de varias especies de Polymita y se han publicado datos sobre su apareamiento, el éxito reproductivo, crecimiento y maduración sexual.

“Actualmente estamos enfrascados además en el estudio de las ‘hormonas sexuales’ que se transfieren durante el apareamiento y el modo en que afectan el número de huevos en cada puesta. Pretendemos que toda esta información sirva de punto de partida para el manejo de la reproducción en granjas de cría con fines conservacionistas. Es nuestro sueño encontrar oídos receptivos y algún fondo para concretar el diseño y puesta a punto de granjas de cría”.

Es una lucha en la que participan además colegas del Parque Nacional Alejandro de Humboldt en el sector de Baracoa y todas las instituciones del Sistema Nacional de Áreas Protegidas incluidas en el ámbito de distribución de la picta.

Su voluntad por preservar la especie, así como la de miles de personas que desde más de 100 países apostaron con sus votos por la Polymita picta cubana como molusco del año 2022 es, en palabras del doctor Bernardo, “un triunfo de la unidad para defender la diversidad biológica”.