Las pastas no esperan

Por: Alejandra Morejón Fuentes y Héctor Alejandro Castañeda Navarro, estudiantes de Tercer Año de Periodismo de la Facultad de Comunicación de la Universidad de La Habana.


Una de las historias que se guardan en la memoria de Yaimeé es la del día en que un señor, ante la duda que le provocó el cartel de su establecimiento, se acercó a la entrada y preguntó: ¿Pastas artesanales? ¿Aquí ustedes hacen pasta de bocadito? En la respuesta de Yaimeé se escapó alguna que otra carcajada, aunque paradójicamente contenía también un poco de tristeza debido al desconocimiento, que al igual que ese señor, podían tener otras personas.

Desde ese momento ha llovido bastante. Hoy Yaimeé Hernández Vicens, ingeniera biomédica de formación devenida amante de la culinaria italiana es toda orgullo, tiene bajo su administración Le Fettuccine, uno de los pocos restaurantes especializados en la elaboración de pastas artesanales de la urbe yumurina. Los sueños sí se cumplen y en exclusiva para BOHEMIA, Yaimeé da fe de ello.

Los comienzos

Mi tía tenía una casa de renta, donde se alojaron durante un tiempo una pareja de italianos. A ellos les interesaba mucho la comida cubana y yo a partir de ese momento mostré singular interés por la italiana. Ellos venían todos los años a Cuba, traían los ingredientes y me enseñaron cómo hacer las pastas y las distintas salsas artesanalmente. 

Ellos tenían planificada una visita en el año 2015, fecha en la que yo ya tenía decidido abrir un negocio, por lo que ellos me trajeron la máquina para hacer las pastas y toda la indumentaria que requería el futuro emprendimiento.

Abrimos en agosto de 2015. Yo estaba apostando por algo novedoso, algo que en Matanzas nadie hacía para que el negocio fuera único y atrajera al público. 

¿Por qué decidirse por las pastas artesanales?

Consideramos que las pastas es una comida que les encanta a los cubanos. Además, influyó que en Matanzas en ese momento no existía un local como ese, nadie lo hacía y pensamos que valía la pena lanzarnos y probar si a los yumurinos les gustaba la idea, y al parecer lo hemos conseguido, el amor por lo que hacemos nos ha permitido mantenernos durante estos siete años.

¿Miedo al cambio o estrategia?

La pregunta que todos nos hacen es por qué no hemos pensado en expandirnos teniendo en cuenta el reducido tamaño del local. Lo hemos pensado, pero no creo que lo concretemos. Consideramos que tener un local reducido nos ha posibilitado lograr más intimidad con nuestros clientes, aspecto que nos ha permitido ofrecer una atención más personalizada.

Aún mantenemos clientes habituales desde el día que comenzamos. Nos han visitado mujeres embarazadas que ya hoy tienen a sus hijos crecidos y juntos siguen viniendo al local. Conocemos a sus familias, sus historias, y eso convierte nuestro negocio en algo cercano y familiar para nuestros clientes. No hay mayor reconocimiento y motivación para nosotros. Es el mayor impulso para superarnos y ofrecerles a ellos una esmerada atención.

Otro factor es que servimos pastas frescas, elaboradas el mismo día, nada queda para el día siguiente. Creemos que si queremos seguir funcionando de esta forma debemos mantener nuestro negocio pequeño.

Servicio a domicilio, ¿una asignatura pendiente?

 A eso siempre le hemos hecho un poco de resistencia porque las pastas, y más las pastas artesanales, sufren con el tiempo, se enfrían muy rápido y en ocasiones se tornan pegajosas, el queso se derrite y no se logra distribuir uniformemente. Todos estos factores van en detrimento de lo que servimos en el local.

Siempre recuerdo algo que me decía Amadeo, uno de mis amigos italianos: “Las pastas no esperan, uno debe esperar por las pastas”. Las personas deben estar sentadas en la mesa a la espera de que la pasta llegue, caliente y acabada de hacer, para comenzar a degustar al instante.

Debido a estas razones no hemos comenzado con el servicio a domicilio, solo lo hacemos si el cliente viene a buscarlo a nuestro local. De esta forma el consumidor puede constatar que se está llevando una pasta recién elaborada y en óptimas condiciones, si se tarda en llegar a su casa quizás no la encuentre con la misma calidad que si la hubiera degustado en nuestro local, pero sabe que cuando la tuvo recién elaborada en sus manos, la calidad era la requerida. El respeto por el cliente es una premisa que nunca cambiará en nuestro establecimiento

Otra alternativa que hemos pesando es que las personas se lleven la pastas a sus hogares y que allí sean elaboradas. Pero aún no lo hemos concretado.

¿Cómo reciben los clientes su comida?

Al principio tenían un poco de escepticismo en cuanto a las pastas de nuestro local, siempre pedían el clásico espaguetis de jamón, que es delicioso, pero no se lanzaban a probar los otros tipos de pastas y de salsas que ofrecemos.

A partir de conversar mucho con ellos y explicarles sobre las pastas, las fueron probando. Aunque también tenemos clientes que llegan por primera vez, conocen las salsas y las piden porque ya las habían comido en otros lugares.

Yo pienso que la comida debe sorprender, debe hacerte viajar a otras latitudes, y en este caso nosotros queremos acercarnos a la cultura italiana. Igual tenemos en nuestro menú platos que no pertenecen a esta cultura, como las cremas de queso, que no son platos italianos, a pesar de que los cubanos no podemos dejar de pedir una si vamos a un local de comida italiana; creemos que son típicas, pero no.

¿De qué otras maneras se ha manifestado esa falta de conocimientos sobre pastas?  

Nos ha pasado que algunos clientes han probado las salsas en otros locales y cuando prueban la nuestra no les sabe igual. Y muchas veces lo que sucede es que en todas las culturas culinarias la comida cambia según la región del país. Nosotros cocinamos como se hace en la parte central de Italia, por Venecia, Verona; en otras zonas cambia el sabor de la cocina.

Otra experiencia que recurrente es que servimos las pastas al dente y muchos clientes están acostumbrados a comerlas más suaves, por lo que nos dicen que están crudas o poco hechas. Por eso hemos comenzado a preguntarles cómo les gusta la textura de la pasta.

¿Cómo es el proceso de preparación de las pastas artesanales?

Las pastas las elaboramos con harina, huevo, aceite de oliva, se amasa, se deja reposar la masa, laminamos y cortamos en la máquina. Mayormente hacemos fettuccine, que es el plato que nos da el nombre. Además hacemos láminas para lasaña, ravioles y otros tipos.

El toque dulce

Los postres también encantan a nuestros clientes. Muchos de ellos, cuando hacen la reserva, nos piden que les guardemos postre. Esto es debido a que también son artesanales –hechos por mí o por el otro cocinero en pequeñas cantidades– y casi nunca alcanza para el día entero. Forman una parte importante en nuestro menú.

Dentro de unos años…

Mantener nuestro negocio y mantenernos en el gusto de nuestros clientes. Ganar en variedad de platos e incorporar nuevas recetas para los que ya han degustado todos los platos de nuestro menú.

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