Lasso no aguanta hasta enero de 2025

Probablemente el presidente ecuatoriano responderá ante la justicia por delitos graves como delincuencia organizada, concusión, cohecho, peculado, enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias, fraude procesal y obstrucción a la justicia


En un constante tambaleo sigue el Gobierno de Guillermo Lasso en Ecuador. Después de perder las elecciones regionales y locales de febrero pasado, ahora el propio presidente anda envuelto en una madeja de acusaciones graves que lo van a sentar, seguramente, ante la justicia. Todo ello en medio de una popularidad casi nula, sobre todo después de unos comicios en los que claramente resurgió el correísmo, término para denominar la corriente política muy bien dirigida por el expresidente Rafael Correa. 

El escenario dibuja el seguro panorama para las presidenciales de 2025, si es que no se celebran, dado el escaso margen del mandatario para mantenerse. Una comisión legislativa, que investigó durante tres semanas un presunto caso de corrupción y vínculos de personas cercanas al mandatario con grupos narcodelictivos, recomendó someterlo a un juicio político por atentado contra la seguridad del Estado y cohecho, violaciones previstas en la Constitución ecuatoriana.

Son 59 asambleístas, en su mayoría de oposición, los que aprobaron el documento denominado “El Gran Padrino”. La iniciativa surgió a raíz de un informe de la Policía Antidrogas de Ecuador en 2021 que investigó una supuesta relación de la mafia albanesa y delincuentes vinculados al narcotráfico muy cercanos a Danilo Carrera, cuñado del presidente Lasso. Según los legisladores, las evidencias encontradas se enmarcan en el delito de “traición a la patria por atentar contra la seguridad del Estado”. Sin embargo, tras más de nueve horas de debate, el legislativo decidió modificarlo y eliminar el término “traición a la patria” para acusarlo solo de “atentar contra la seguridad del Estado”.

El mandatario delinquió bajo la modalidad de omisión para proteger a su cuñado. Conforme a los asambleístas, él conoció el informe policial, archivado posteriormente a petición del exdirector Antidrogas Geovanny Ponce. Este fue uno de los generales que el propio Lasso pidió destituir tras el femicidio de la abogada María Belén Bernal en la escuela de Policía, el 11 de septiembre de 2022. No obstante, después se retractó de la decisión y lo dejó en el cargo.

La comisión también relaciona a Lasso con otros delitos graves: delincuencia organizada, concusión, cohecho, peculado, enriquecimiento ilícito, tráfico de influencias, fraude procesal y obstrucción a la justicia. Igualmente, debe comparecer por designar a funcionarios dentro de empresas públicas enredadas en una madeja de corrupción. De acuerdo con las investigaciones, los implicados cobraban millonarios sobornos a cambio de contratos y se movían en medio de un tráfico de influencias para la designación de ministros y funcionarios. Todo un andamiaje institucional para la corrupción, según aseguró la asambleísta Viviana Veloz, quien preside la comisión.

Solicitud de juicio político

Los asambleístas piden sentar a Lasso en el banquillo de los acusados. Para ello deben aplicar los dos artículos sobre concusión y peculado vigentes en el Código Orgánico Integral Penal. La petición está siendo discutida en el Consejo de la Administración Legislativa y, de ser aprobada, pasaría a la Corte Constitucional, entidad que tiene seis días para emitir un dictamen de admisibilidad y decidir sobre el adelanto o no de las elecciones. Los diferentes pasos del procedimiento pudieran demorar en total un mes y medio aproximadamente y al final son necesarios 92 votos, de 137 asambleístas, para destituir al presidente.

Mientras Lasso niega las acusaciones y las califica de intentos de desestabilización, organizaciones sociales apoyan su salida del poder no sólo por esos delitos, sino por el abandono estatal. Unidas a los problemas de inseguridad e inestabilidad política que copan las preocupaciones del Ejecutivo, las variables macroeconómicas y financieras aparecen en este escenario. El riesgo país se mantiene alto desde los recientes comicios de febrero de 2023 y ya superó los mil 900 puntos, informó el Banco Central.

Ecuador y Argentina viven el peor momento de sus relaciones bilaterales tras el altercado entre sus presidentes. / Clarín.

Guillermo Lasso vs. Alberto Fernández

Y, por si fuera poco, en la esfera regional tampoco le va nada bien a Guillermo Lasso. Un altercado con su homólogo argentino, Alberto Fernández, ventilado por redes sociales, conllevó incluso a retirar los respectivos embajadores y lo convierte en uno de los momentos más tensos de la relación entre Argentina y Ecuador. La contienda empezó cuando María de los Ángeles Duarte Pesantes, exministra de Rafael Correa condenada por supuestos casos de corrupción, huyó de la sede diplomática de Argentina en Quito hacia Venezuela tras poco más de dos años refugiada allí. Lasso acusa a Fernández de colaborar “en el escape de una persona prófuga” y mentir sobre la inocencia del embajador Gabriel Fuks, expulsado del país después del incidente.

A su juicio, la Casa Rosada tiene toda la responsabilidad de la fuga. En cambio, Fernández considera que Lasso tuvo una reacción desmesurada que lastima la relación bilateral. La crisis escaló hasta una discusión poco habitual a través de mensajes en Twitter. Antes, el ecuatoriano envió a su par una carta de una dureza difícil de encontrar en este tipo de comunicaciones entre presidentes. Las relaciones entre Ecuador y Argentina estaban en un punto bastante bajo desde el Gobierno de Lenin Moreno, al que Fernández acusaba por su reconocida traición al Rafael Correa tras ser su vicepresidente. Durante la campaña electoral de 2021, Fernández apoyó sin disimulo al candidato correísta, Andrés Arauz.


CRÉDITO PORTADA

Guillermo Lasso se tambalea mientras intenta avanzar en una cuerda floja. / Prensa Latina.

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