Migración: ¿realmente un sueño de los más pobres?
Actualmente, muchos recurren a esa otra forma de dejar de ser ciudadanos que es migrar. / accioncontraelhambre.org
Migración: ¿realmente un sueño de los más pobres?
Actualmente, muchos recurren a esa otra forma de dejar de ser ciudadanos que es migrar. / accioncontraelhambre.org

Migración: ¿realmente un sueño de los más pobres?

Durante todo el siglo XX se asoció la migración con la oportunidad de cambios, por lo general de índole económica. Diversos autores conectaron esta idea con la narrativa de la persona extranjera que llegó a un nuevo país con poco o nada y consiguió crear un negocio próspero o financiar la educación de los miembros de su extensa familia.

Sin embargo, parece altamente sospechoso que la mayoría de esas investigaciones se centran en la emigración desde los sitios de ingresos bajos. A no ser que responda a una preocupación, en el ámbito académico y de las políticas, por la afluencia de indocumentados en las naciones con índices de desarrollo muy altos.

Ahora bien, si se busca a fondo, a medida que aumentan la cantidad y la calidad generales de los datos, podría estar apareciendo un punto de vista diferente.

Una nueva perspectiva muestra que la emigración desde los países ricos asciende constantemente; en cambio, aquella que proviene de los lugares en desarrollo sigue siendo mucho más limitada. Por lo tanto, no se puede tener la certeza de que este fenómeno desciende cuando aumentan los ingresos; pues su prevalencia tiene un comportamiento no lineal (es decir, no existe una relación directamente proporcional entre las tasas de emigración y la pobreza).

¿Quiénes se mueven y hacia dónde van?

Migración: ¿realmente un sueño de los más pobres?
Según la ONU, los lugares de mejor situación económica (IDH muy alto) son el punto de partida de 76 millones de personas cada año. / accioncontraelhambre.org

Según la Organización de Naciones Unidas (ONU), el número de migrantes internacionales experimentó un aumento sustancial en 25 años (pasó de unos 161 millones en 1995 a 281 millones en 2020). Pero la proporción en cuanto a población mundial creció solo ligeramente, de 2.8 a 3.6 por ciento en ese período.

Las cifras de inmigrantes aumentaron en decenas de millones en todas las regiones y la estadística poblacional ascendió mínimamente en África, Asia, América Latina y el Caribe; mientras, en Europa, América del Norte y Oceanía aumentó en cuatro puntos porcentuales o más, de acuerdo con el reporte del organismo internacional.

Estos datos revelan asimismo que la mayoría de los 20 principales países de origen son lugares con un Índice de Desarrollo Humano (IDH) muy alto (Polonia, Federación Rusa, Reino Unido, Kazajstán, Rumanía, Alemania, Turquía e Italia). Los 12 restantes tienen un IDH alto (ocho) o medio (cuatro).

En otras palabras, hay mucha más migración en las naciones más desarrolladas del mundo, que en aquellas con cifras y proporciones menores en las categorías de desarrollo humano.

Un resultado interesante y que no se corresponde con los análisis del siglo XX es que las principales potencias han producido más emigrantes con respecto a la suma de sus poblaciones totales, lo cual es un porcentaje superior al del resto de los países.

Además, en cifras absolutas, los lugares de mejor situación económica (IDH muy alto) son el punto de partida de 76 millones de personas cada año.

Si no es cuestión de dinero, ¿por qué migrar?

Migración: ¿realmente un sueño de los más pobres?
No existe una relación positiva simple entre la emigración y la pobreza. (Foto: iom.int)

El mundo global es también el mundo de la diferencia. La eclosión tercermundista que siguió a los procesos de descolonización tras la Segunda Guerra Mundial fracasó en casi todos los terrenos, menos en uno: la sensación de que casi todos perdemos a diario.

No importan las evidencias científicas, bastante obvias, de que el calentamiento climático lo producimos nosotros mismos y solo la cooperación solidaria puede atenuarlo: Estados Unidos y otros contaminadores en jefes vuelven a postularse.

La globalización se fue desprestigiando al acusársela de haber devastado empleos y beneficios sociales, principalmente para los jóvenes, del descenso masivo en la capacidad adquisitiva de los salarios, de la desaparición de derechos y garantías vitales, de la multiplicación de fake news y la propagación de un virus que mató a millones.

Muchos recurren a esa otra forma de dejar de ser ciudadanos que es migrar. Sin embargo, en la actualidad ese recurso se oscurece: ¿cuál es la región sin violencia policial o parapolicial que ofrece empleos seguros? La asiática se anuncia más estable y próspera, pero también la atraviesan guerras, espionajes electrónicos y diferencias culturales que vuelven imprevisible el futuro de cualquier occidental.

La lotería del nacimiento

Migración: ¿realmente un sueño de los más pobres?
La disponibilidad de opciones depende en parte de la lotería del nacimiento. / visab1/b2.com

Un examen de la calidad general de la vida en distintos sitios y de las posibilidades de viajar, en términos del acceso a un visado, revela que la disponibilidad de opciones depende en parte de la lotería del nacimiento y, sobre todo, del pasaporte.

Los nacionales de países con niveles elevados de desarrollo pueden moverse sin visado. En el caso de los ciudadanos de los sitios más pobres, las restricciones impuestas a la entrada en otras áreas resultan más severas. Para estas personas, las vías irregulares serán probablemente la opción más realista (o la única), si necesitan migrar.

No obstante, se sabe que la nacionalidad por sí sola no explica la evolución de la movilidad, pues esta es solo un factor (aunque importante) de los muchos que determinan quiénes migran y hacia dónde lo hacen a lo largo del tiempo. En el contexto de los debates internacionales también se mencionan aspectos estructurales.

De acuerdo con el estudio “Migration in the age of involuntary immobility”, publicado en 2017 por el investigador Jorgen Carling, el deseo de cambio no se traduce necesariamente en el deseo de migrar y la aspiración de viajar, cuando existe, no conduce siempre a la migración.

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Indica los 20 principales países de origen y destino según la ONU. / Fuente: ONU

La existencia de infraestructura (o su ausencia) deviene un factor importante en el resultado del proceso. Aquí entran los diversos elementos humanos y no humanos que posibilitan y moldean la movilidad (por ejemplo, los “agentes” que operan a nivel comercial, incluidos los traficantes; y otros aspectos, como la tecnología de la información y las comunicaciones, el transporte y las redes sociales).

Como parte de estos recursos, refiere Gallya Lahav en el artículo “The role of non-state actors in the movement of people”, publicado en 1999, la posibilidad o imposibilidad de obtener un visado tiene repercusiones profundas. 

Según el análisis, este documento es el único factor que no ha experimentado una ampliación radical con el tiempo, en contraste con el aumento de los “agentes”, la tecnología y el transporte.

Por el contrario, un estudio reciente de la ONU indica que el elemento de los permisos ha generado una bifurcación de la movilidad. Esto es importante porque hay diferencias abismales entre viajar con autorización o hacerlo sin ella. Desde la perspectiva de un migrante, la experiencia puede ser profundamente diferente de varias maneras importantes que influirán en su vida.

En primer lugar, los visados ofrecen una forma de legitimación al llegar al lugar o atravesarlo. Un documento válido aumenta la probabilidad de protección contra la explotación. A la inversa, el hecho de transportarse sin permiso acrecienta enormemente el riesgo de ser detenido y expulsado por las autoridades, o explotado por quienes ofrecen servicios de migración ilícitos, como los traficantes o tratantes de personas, y de tener que moverse básicamente fuera de los sistemas reglamentados.

En segundo lugar, los viajes con visados son indudablemente mucho más fáciles desde el punto de vista logístico, porque las opciones disponibles resultan más abundantes. En algunos casos, ese es un mecanismo decisivo que determina la viabilidad o inviabilidad del plan. En tercer lugar, proporcionan un mayor nivel de certeza y seguridad.

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Inmigrantes por regiones de las Naciones Unidas. / Fuente: ONU

Por tanto, ese discurso que se ha basado en la noción de la oportunidad (es decir, en la idea de que las personas migran para forjarse una vida mejor) ya es fallido. Aunque esto representó una realidad durante un largo período, desde mucho antes de la era moderna hay motivos para pensar que la migración internacional ya no supone una fuente de oportunidades en el grado en que lo era antes.

Los datos actuales parecen indicar que, en lugar de ofrecer una escalera de oportunidades, las vías de migración internacional son ahora más estrechas para millones de personas de los países en desarrollo.

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