Cuando Fidel bajó triunfante de la Sierra lo dijo de forma categórica, el 30 de Enero de 1959, en la Ciudad Deportiva. ¡Ni siquiera había terminado el primer mes luego de ser derrocado Batista..!:
“Venimos decididos a impulsar el deporte a toda costa, llevarlo tan lejos como sea posible, pero para ello es necesaria la ayuda de todos, de atletas, de dirigentes, de organismos, de comentaristas deportivos”.
Un semillero de ideas comenzaron a ejecutarse.
Los frutos empezaron a verse enseguida, ¡hasta en Juegos Olímpicos!
En ocasiones, de vez en cuando, es muy bueno desempolvar esas historias, para rendirles honor a los protagonistas.
Y también para aportarles conocimientos a los nuevos lectores de temas deportivos, o volvérselos a mostrar incluso a los más veteranos.
Vamos allá sin más demora…
En fecha tan cercana al Primero de Enero se disputaron los Juegos Olímpicos de Roma 1960, del 25 de agosto al 11 de septiembre, en los que participamos con 12 atletas (nueve de ellos hombres).
Enrique Figuerola regaló la alegría del cuarto lugar en los 100 metros planos. Un muy buen primer paso de avance.
El propio velocista subió la parada en los de Tokio 1964: ¡medalla de plata! Es de las que todavía debemos pellizcarnos para ver si fue verdad. ¡En los 100 metros planos..!
Pasos importantes
Y en los de Ciudad de México 1968 se ganaron tres más de plata (es decir: cuatro en total): los boxeadores Enrique Regüeiferos y Rolando Garbey; las postas femenina y masculina de 4×100.
La de las chicas, por el orden en que tuvieron el batón, fueron Violeta Quesada, Marlene Elejalde, Fulgencia Romay y Miguelina Cobián.
Los varones: Hermes Ramírez, Juan Morales, Pablo Montes y Enrique Figuerola, quienes marcaron 38.3 segundos, segunda mejor marca de todos los tiempos.
Pero… sí… ¡faltaba todavía la primera medalla de oro!
Esas primeras alegrías traídas ya por medallas de oro nos llegaron apenas 13 años después del Triunfo de la Revolución, en los de Múnich 1972, de los cuales por estos días se cumplen 50 años.
Y es por eso que hoy invitamos ahora a los lectores a volver a ellos utilizando una imaginaria máquina del tiempo…
Se disputaron del 26 de agosto al 10 de septiembre.
Y de aquella ciudad alemana vinieron tres medallas de oro, gracias a los boxeadores Orlando Martínez (división de los 54 kilogramos) -el primer campeón olímpico cubano después de 1959-; Emilio Correa (67) y Teófilo Stevenson (entonces en más de 81).
La delegación alcanzó también una de plata, y cuatro de bronce, para un total de ocho, y el decimocuarto lugar por países.
En el cuadrilátero
Orlando Martínez, el zurdo del reparto Juanelo, ganó cinco peleas en su camino hacia lo más alto del podio, y a juzgar por las votaciones solo dos de ellas estuvieron reñidas.
Sus éxitos fueron así: 4-1 a Hamhung Wing (Birmania); en octavos de final 3-2 a Michael Dowling (Irlanda); en cuartos 5-0 a Ferry Egberty Moniaga (India); en semifinales 3-2 a George Turpin (Gran Bretaña).
¿Y la final? El votó de los cinco jueces ante el mexicano Alfonso Zamora.
Emilio Correa: se estrenó con una de 5-0 contra Damiano Lassandro (Italia), y luego nocao en el segundo asalto a Manfred Wolke (República Democrática Alemana), 3-2 a Gunter Meier (República Federal Alemana), otra de 3-2 a Jessie Valdez (Estados Unidos), y como Orlandito, unánime 5-0 en la final, en su caso ante Janos Kadji (Hungría).
Sí, tanto Martínez como Correa tuvieron que salir airosos en par de peleas en las cuales la votación fue de 3-2.
Y fue de película lo de Teófilo Stevenson, ante la Esperanza Blanca, quien lo había derrotado hacia un año en los Juegos Panamericanos de Cali.
Volveremos con esa rica historia del gran Stevenson (y todo lo que falte por decir), para no abusar hoy del muy valioso tiempo de los lectores…
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Fuentes: Famosos y Desconocidos, Cubanos en Juegos Olímpicos. Autores: Juan Velázquez Videaux, Ana María Luján O´Farrill, Irene Forbes Pérez. Enciclopedia Ecured. Enciclopedia Wikipedia.
