FAMILIA
Nasobuco para el año viejo
La responsabilidad en la prevención de la covid-19 debe prevalecer durante las festividades de fin de año
Texto: María de las Nieves Galá
Fotos. ARCHIVO FAMILIAR
En estos días, la flor de pascua abunda en los jardines, prediciendo que falta poco tiempo para despedir el año. Me agrada verla cada diciembre, cuando llego a mi casa natal, para disfrutar de la familia y las tradiciones.
Una de las más notorias, es la confección del Año Viejo. Es una práctica que muchos asumen, no solo en Artemisa, sino, en otros lugares de Cuba. En esto participan los más pequeños de la casa, aunque no son pocos los mayores que gustan de entregarse a ese entretenimiento.
En casa, al menos, la faena empieza desde el día 30 de diciembre. Unos buscan la yerba o los trapos para rellenar los pantalones y la camisa. Alguien aporta unas botas muy usadas, una gorra o un sombrero. La confección de la cabeza queda a decisión de los improvisados artistas: lo mismo una güira, que una pelota o un coco seco. También dibujan los ojos y la boca y así se da por terminado. Claro, esta vez, habrá que ponerle un nasobuco. No puede quedarse sin ese accesorio que ha identificado los rostros en el mundo durante más de 9 meses.

Cada quien le da al Año Viejo su toque de distinción.
Ya el 31 está situado en el portal de la casa, o a la entrada, donde se decida. Algunos quedan tan bien hechos que uno pasa por el frente de las casas y hasta se sorprende por el parecido con una persona. Lo cierto es que eso le da un especial toque a la festividad, que, unido al olor del puerco asado o el pollo frito que sale por doquier, presupone el fin de año.
Esta vez, es cierto, no será igual. La covid-19 ha impuesto limitaciones, ha dejado dolor en varios hogares. No todas las familias podrán estar reunidas, algunas, por la distancia, tendrán que posponer el reencuentro.
El nasobuco en el rostro del improvisado muñeco nos recordará que es tiempo de pandemia, que aún los abrazos deben estar contenidos, que la responsabilidad de la familia está en protegerse los unos a los otros, que tenemos que seguir siendo cuidadosos porque el 2021 viene también con una mascarilla en el rostro.
En tanto, el Viejo Año permanece mirándolo todo, observando la fiesta, hasta que el reloj anuncia las doce de la noche. Entonces, alguien enciende la fogata en donde arde el muñeco que permaneció impasible en una esquina de la casa. Luego vienen las felicitaciones entre padres, hermanos, hijos, nietos, primos, amigo. Atrás quedan las llamas y se desean, sobre todo, salud, paz y prosperidad en el nuevo año.

El nasobuco en el rostro del improvisado muñeco nos recordará que es tiempo de pandemia.
NOBRE LUIS CASTILLO SOY CUBA HASTASEPA
estoy mui contento que lo que ley al respecto y los felisito a todo el persona de trabajo de esa gran revista
que cuando estaba en cuba era my preferida y a todo el pueblo cubano en general soy nasido en el pueblo
de CAZA BLANCA
su fiel hermano en a distansia
LUIS OSVALDO CASTILLO
Estimado Luis, ante todo, saludos y felicitaciones. Gracias por sus criterios y esperamos que siga siendo un fiel lector de la revista Bohemia.
María de las Nieves