Aún la explosión en el hotel Saratoga parece una terrible pesadilla. Pero la cruel realidad se ha impuesto. El dolor lacera los corazones. Han pasado varios días y continúan los trabajos de excavación y búsqueda de las víctimas que permanecen desaparecidas. En medio de la tragedia, reconforta encontrar historias pletóricas de heroísmo y solidaridad protagonizadas por los socorristas, constructores e integrantes del Cuerpo de Bomberos.

Entre ellos están los miembros del Destacamento Nacional de Rescate y Salvamento. En las redes sociales y en los medios de comunicación, sus rostros hablan de la entrega con que han asumido esa misión. Conocí a algunos hace algún tiempo y quedé impactada por las historias que contaron, verdaderas proezas que los convierten en héroes anónimos de la nación. Uno de esos hombres valientes y audaces es Reynaldo Suárez López. Aquel día que visitamos la unidad, nos sorprendimos verlo haciendo sus quehaceres cotidianos, no obstante haber perdido su pierna derecha en una acción de rescate.

Nos contó que había empezado en esa tarea en 1992, impartiendo clases de buceo y escalamiento. Fue en ese año que ocurrió el accidente. Dijo que en su recuperación fue decisivo el apoyo de su colectivo. “Si hubiera dejado de trabajar, no sería lo que soy ahora. Sigo buceando, escalando y saltando en paracaídas. Simplemente, esto me gusta”, relató.

En esa oportunidad afirmó: “Las limitaciones, las barreras se las pone uno. Tienes que saber hasta dónde puedes llegar sin correr riesgo. Esta es una labor peligrosa, en cada salida uno se juega la vida, pero es lo que nos gusta, el trabajo por el cual vivimos y por el que luchamos. Para mí es algo más que un oficio, es parte de mi vida y lo seguiré haciendo hasta que por naturaleza no pueda continuar”.

Por eso no me ha extrañado verlo entre sus compañeros enfrentando los peligros en el hotel Saratoga. Los rescates de personas en el malecón, en derrumbes o accidentes; ante escapes de gas, acciones de apoyo a la Policía Nacional Revolucionaria o al Sistema Integrado de Urgencias Médicas (SIUM), son de las tareas más asiduas para los hombres que integran ese Destacamento.

Para ellos, el mayor regocijo es cuando logran salvar a una persona, devolver la tranquilidad a sus seres queridos. Y según reconocen, todos son como una gran familia, que festeja cuando ocurren cosas buenas y se preocupa si alguien del grupo tiene problemas. A veces van por la calle y hay gente que los aborda, rostros que ni siquiera recuerdan, pero que están agradecidos porque una vez contribuyeron a preservarle la vida.

Esa entrega y vocación de servir nace del corazón. Simplemente son unos enamorados de su oficio. Actualmente, otras historias de valor se han sumado. Una de estas es la del actor cubano Teherán Aguilar, quien declaró a Radio Habana Cuba que, luego de grabar la telenovela Historias de Fuego, “se encantó con el mundo de las labores de rescate y salvamento y decidió pasar un curso como técnico”. Ahora ha probado sus conocimientos junto al resto de los rescatistas.

Tales expresiones de entrega y altruismo desde los primeros instantes de la tragedia hicieron expresar al Presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez en su cuenta en Twitter: “El mayor reconocimiento para las fuerzas de rescate y salvamento que no han descansado en la búsqueda de sobrevivientes y en el imprescindible escombreo del #HotelSaratoga y sus alrededores. Son nuestros héroes de estas horas terribles. #FuerzaCuba.