Nunca el mar quiso devolvernos nada
Foto. /Autor no identificado
Nunca el mar quiso devolvernos nada
Foto. /Autor no identificado

Nunca el mar quiso devolvernos nada

Triste historia de cuando el legendario guerrillero se perdió para siempre en el azul caribeño, en una avioneta “delgada” y “lenta”, el 28 de octubre de 1959, hace 63 años, sin que fuera encontrado ni un diminuto indicio de él, del piloto, del escolta, de la nave aérea


Para esta fecha de dolor enorme, lo primero que el alma nos pone delante de los ojos es a Camilo, que te fuiste demasiado temprano, sin pedirnos permiso y que no obstante la ansiosa búsqueda de muchos por el cielo, la tierra y el mar, no fue posible encontrar tu cabellera lisa, tu inseparable sombrero alón, ni tu cuchillo afilado, ni tu ametralladora de mano, ni tus barbas de león de la selva popular cubana y antimperialista.

Y lo otro que quisiéramos decirte ahora mismo para que lo sepas bien, es que la obra por la que peleaste con amor y sin miedo está cumplida, y no se perderá jamás.

Lo tercero que los cubanos te dicen al oído en este día es que pasa el tiempo y no tenemos todavía noticias tuyas… y que hemos querido saber por qué sin un simple telegrama de amor, al menos, te escapaste de este mundo y no pudimos evitarlo.

Ya sé. Perdónanos por intentar dominar al destino, al azar, a la naturaleza, a la vida o al cielo… después de tanto tiempo… pero estamos convencidos de que ninguna fuerza universal hará que aparezcas anciano, por algún rincón de este planeta que el Cristóbal Colón del ancho Cosmos, Yuri Gagarin, apenas dos años más tarde, nos dijo un día que era una belleza azul.

Te imaginamos vivo siempre

Nunca el mar quiso devolvernos nada
Un niño en representación de los que saben querer, besa a la madre del Héroe. / Archivo de Bohemia.

Nos parece mentira que entre tus típicas bromas no hayas incluido esa de desaparecer sin dejarnos remitente para hacerte unas letras.

El pueblo nuestro te enviaría unas líneas también bromistas y las pondría en botellas flotando por el mar para reírnos si algunos amigos encuentran alguna entre las olas y les diera por pensar que estás perdido, no obstante saber que los héroes verdaderos aprenden casi todo lo noble y cotidiano, menos eso de perderse para siempre. Y tal vez, por si acaso tal cosa fuera posible cuando hablamos de ti, para no dejar que lloráramos demasiado, fue que justamente Fidel nos enseñó también que caminando en el pueblo “hay muchos Camilos”.

Reírnos, sí, pese a tanta tristeza, rememorando que, siendo los héroes casi siempre ejemplos de seriedad, eras el único que hacías reír al médico argentino devenido libertador igual que tú cuando lo tumbaste una tarde de su hamaca y rieron ambos de lo lindo como si la guerra fuera “de mentiritas”.

Este nuevo 28 de octubre, a juzgar por el entusiasmo y el humor sano con que lo conocimos, nos imaginamos a Camilo vivo entre nosotros, con un sombrero alón parecido al de los primeros momentos del triunfo, y la misma sinceridad de su franca y limpia sonrisa.

Tal vez lo veríamos acompañado de varios hijos, profesionales u obreros, militares o civiles, y algún que otro nieto, con el apellido Cienfuegos en primero o segundo puestos; y el héroe Camilo sería el abuelo consentidor, pero siempre el Comandante de su columna guerrillera Antonio Maceo.

Les hablaría a ellos de cuando bajó de primero a cumplir una misión de Fidel en los llanos, de aquel dragón-tanque que inventó en Yaguajay y de tantas anécdotas antológicas más.

Quizá alguno de los más pequeños volvería a preguntarle sobre la noche de las palomas. Y él, que siempre los complacería, se tocaría el hombro en el lugar donde van las estrellas ganadas a tiro limpio, recordando al amigo que supo y sabe ir bien.

Nunca apareció ni un solo indicio

Nunca el mar quiso devolvernos nada
Las flores al mar en homenaje a Camilo. / Archivo de Bohemia.

Nunca apareció ni un tornillo de su avioneta, ni aquel sombrero, ni la Thompson calibre 45 con que se montó en la aeronave en Camagüey. ¡Nunca el alta mar –que como dijera un poeta gallego amigo de Cuba era “una isla de agua rodeada de cielo por todas partes”– quiso devolvernos absolutamente nada de él, del piloto Fariñas ni del escolta Rodríguez. Pero como no hay tumba en las olas, ni cruces en el recuerdo, y es verdad lo de la dialéctica y de la ley de la lucha y unidad de los contrarios, octubre nos trae a Camilo totalmente ileso. Y los hijos que no fueron y los nietos que no son, siguen cantándole en sus cumpleaños y evocándolo con fervor y agradecimiento en su día sin despedida junto con todo el pueblo, viéndole siempre como el más bromista y sonriente de los héroes cubanos, cuyos padres, como en el caso de José Martí, eran españoles que amaron a Cuba.

Nunca el mar quiso devolvernos nada
Los padres del Héroe de Yaguajay, se sumaron al dolor del pueblo. / Autor no identificado.

Comparte en redes sociales:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Te Recomendamos