“Se abrirán las grandes alamedas”
Por MARYAM CAMEJO
El martes 11 de septiembre de 1973, sitiado por el Ejército en el Palacio de La Moneda, el presidente Salvador Allende tomó el teléfono y llamó al periodista Guillermo Ravest, quien dio mandatos a gritos para instalar la cinta y encender el micrófono: “Seguramente, ésta será la última oportunidad en que pueda dirigirme a ustedes –empezó Allende-. La Fuerza Aérea ha bombardeado las antenas de Radio Magallanes. Mis palabras no tienen amargura sino decepción. Que sean ellas un castigo moral para quienes han traicionado su juramento: soldados de Chile. Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad al pueblo”.
Cuarenta y cinco años después del fatídico día en que Augusto Pinochet dio un golpe de Estado militar, los chilenos conmemoraron el aniversario con el recuerdo presente de todos los que murieron a manos de la dictadura. Tras homenajear al histórico líder con claveles rojos frente a la reconstruida puerta de Morandé 80, la cual él utilizaba para llegar y salir de La Moneda, diversos grupos se desplazaron hasta el monumento al expresidente.
“Quienes atacaron […] buscaron erradicar lo que él representaba, hacernos desaparecer física y políticamente. Fracasaron, aquí estamos de nuevo para rendirle homenaje a Salvador Allende, a su proyecto y a sus sueños”, sentenció el excanciller Heraldo Muñoz, presidente del Partido por la Democracia.
En un momento tan marcado por el recuerdo y el dolor por los perdidos a causa de la violencia y los tiempos oscuros que ensombrecieron a Chile, es imposible perdonar que la derecha, encabezada por el actual presidente Sebastián Piñera, haya aprovechado el contexto para intentar cambiar la memoria de un pueblo. Su columna en El Mercurio evidenció su alineamiento con el discurso más cínico y desconsiderado de las élites, al afirmar que la democracia chilena estaba “profundamente enferma” antes del golpe de septiembre de 1973.
Tres años de gestión en el Gobierno para cambiar los bolsillos hacia dónde dirigir la riqueza, de los más pudientes hacia los desposeídos, de los ricos hacia los pobres, bajo la administración de un hombre elegido por los ciudadanos, en el más absoluto uso de su derecho democrático, legal, constitucional. Y todo ello es catalogado por el actual mandatario como una situación “absolutamente caótica”. Olvida, o pasa por alto a plena conciencia, lo que significó Allende para su momento histórico.
El historiador Mario Amorós escribió: “La Unidad Popular, que agrupaba a comunistas, socialistas, radicales, cristianos de izquierda, socialdemócratas e independientes, propuso al pueblo chileno un programa de profundas transformaciones para superar el subdesarrollo, la injusticia social y la dependencia y avanzar hacia el socialismo. La estatización de la gran minería del cobre, el carbón, el salitre, la siderurgia y la banca, la profunda reforma agraria que erradicó el latifundio y transformó a los campesinos de siervos en ciudadanos, la creación del área de propiedad social con la nacionalización de las principales industrias monopolistas y la participación activa de la clase obrera en su dirección, el notable énfasis en la cultura, la educación y la sanidad, la integración de Chile en el Movimiento de Países No Alineados y medidas sociales tan emblemáticas como el reparto de medio litro de leche diario a cada niño fueron parte de la obra del Gobierno de Allende en apenas mil días”.
Chile era un país encaminado a construir su propio modelo progresista dentro de los cánones socialistas, pero que atendía a las características nacionales, porque tal como decía el propio Allende, tenía que ser una revolución “con sabor a empanada y vino tinto”.
Los sátrapas que secuestraron el poder dejaron el saldo de más de tres mil 200 asesinados, mil 193 detenidos desaparecidos y alrededor de 33 mil torturados. La derecha pretende hacer del victimario un mal necesario con métodos extremos.
Hoy más que nunca, no solo el país donde surgió esa figura imborrable que fue Salvador Allende, sino toda Latinoamérica, debe tener presente aquellas últimas palabras: “Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor”.
Me Encanta este comentario, esta lleno de profesionalidad y entrega, la izquierda necesita de estos medios y de estos trabajos para hacer valer nuestra lucha por la justicia.
La autora: muchas gracias por su comentario, tienes la razón al decir que la izquierda necesita de estos medios, es vital en el mundo de hoy visibilizar los contenidos desde nuestra perspectiva, sobre todo cuando se intenta cambiar la memoria histórica. Recordar siempre que un pueblo sin memoria es un pueblo sin futuro, sin paradigmas para construirse y reconstruirse de cara a los desafíos que enfrenta en este siglo.
Señora MARYAM CAMEJO
Gracias por este artículo que nos recuerda la gesta del
Dr.Salvador Allende Deyundé y el Grupo de Amigos del
Presidente que combatieron aquel 11 de Septiembre
contra las fuerzas fascistas en desigual combate.
El Mundo miró ese hecho de como un Presidente
Constitucional elegido por su pueblo fue traicionado
por miembros del Ejercito que al final en contacto
directo con las fuerzas opositoras a ese gobierno
masacraron a su pueblo,a muchos los desaparecieron
otros fueron torturados vilmente,fusilados los
fascistas acometieron su trabajo.
La situación en la República de Chile es muy compleja
pues existe un gobierno de derecha que fue elegido por
el Pueblo Chileno y eso hay que Respetarlo.
Los ciudadanos chilenos eligieron en las urnas a ese
gobierno.
Solo me queda decir lo mismo que en Otrora expresó
el Presidente Constitucional de Chile Dr. Salvador Allende
cito;
“Superarán otros hombres este momento gris y amargo en el que la traición pretende imponerse. Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor”.
Gracias
JK
La autora: gracias a usted por su comentario JK, recordar y dotar de significado el recuerdo es de suma importancia cuando la arremetida de la derecha en Latinoamérica está jugando su papel lo mejor que puede y sin respeto nada. Contribuir a la educación política, como hace poco decía Frei Betto en una entrevista es necesario para dotar a los pueblos de herramientas que les ayuden a filtrar lo que ven y formarse una opinión propia que no dependa de lo que dicen los grandes mass media. Chile y Latinoamérica necesitan tener siempre presente por qué se han dado estos procesos de izquierda en primer lugar, qué estaba sucediendo. De lo contrario corren el riesgo de elegir en las urnas su propia condena.
Revisitar la historia y contribuir a la educación política son de vital importancia hoy día.
Muchas Gracias
Rescato las palabras escritas por CARLOS PRAT GONZÁLEZ, Ex-General y Comandante en Jefe del Ejército de Chile, antecesor de PINOCHET, renunció 3 semanas antes del golpe de Estado, quién le sugirió al mismo ALLENDE que lo designara, dada su lealtad. En el año 1974, muere asesinado junto a su esposa en Buenos Aires. Está acreditado, por la justicia chilena que el General CONTRERAS, subalterno directo de PINOCHET ordenó su asesinato. El ejecutor material del hecho fue un ciudadano estadounidense, ex CIA, pagado por el ejército chileno para que cumpliera tan vil crimen.
En su libro “Memorias de un Soldado” escrito por PRAT en la Argentina, que lo dejó inconcluso por su muerte, dice: “Se extingió así, la vía pacífica hacia la construcción del socialismo, porque sus artífices fueron impacientes e incurrieron en excesos : en dos años estructuraron un sistema para el que disponían de seis, sin ajustar el ritmo programático a las inexorables condicionantes nacionales e internacionales. Allende quería dialogar y fue forzado a combatir. Quiso atenerse a la legalidad burguesa, pero resultó una víctima de su respeto de un Estado de Derecho capitalista . Respetó el profesionalismo de las FFAA y rechazó el camino de la “vía armada”, pero, cuando culminó la aguda crisis política, aquellas actuaron como factor de poder contrarevolucionario”.