Referendo constitucional
Un antes y un después
Por LISET GARCÍA
Cuba volvió otra vez a las urnas, cuando lo común en este mundo complejo de hoy es que a muchos ciudadanos se les prive de ese derecho. Pero lo que aconteció este 24 de febrero es la culminación de un proceso de meses de debate público, en el que participaron unos ocho millones de ciudadanos, los mismos que fueron convocados para ratificar con su voto el texto de la Constitución, que es fruto de una construcción colectiva, a partir de las opiniones libremente expresadas por ese propio pueblo.
Su participación responsable para estudiar su letra y hacerle aportes, y la alta concurrencia a las urnas, son resultado de un ejercicio democrático consciente, enfocado en construir un futuro mejor entre todos, y para todos.
Cada opinión expresada pensando en enriquecer la Ley de Leyes y sintonizarla con las realidades de hoy, condujo a un texto final en el que muchos se ven reflejados, tenidos en cuenta. Si bastara ese hecho para explicar lo sucedido este 24 de febrero, sería suficiente, tal vez. En cambio la realidad muestra que lo más importante trasciende lo individual. Tan amplio apoyo en las urnas es expresión de haber consumado con sentido común las aspiraciones de una nación que defiende principios de una Revolución auténtica, raigal, cimentada en la savia del pueblo.
La ampliación de los derechos con una visión humanista e inclusiva, contener novedosas miradas a asuntos como la familia, la niñez, los jóvenes, los adultos mayores, los discapacitados, la estructura del Estado y del Gobierno, por solo citar algunas, y haber logrado una Carta Magna que en sí misma sea sostenible y perdurable en el tiempo, hace ahora al tejido social más dueño de sus derechos, de sus deberes y de sus garantías. También supone que las responsabilidades son mayores y más altos los retos.
El referendo que este 24 de febrero puso en las manos del pueblo la posibilidad de decidir sobre su Constitución, contiene el desafío de hacerla cumplir. No pensando en el futuro, sino en el presente, en el que se abren nuevos espacios al protagonismo popular en aras de que se aplique.
El propio articulado constitucional refiere que nuevas leyes deberán ser elaboradas y discutidas para asegurar su implementación. Significa que el ordenamiento jurídico del país se ajustará con el fin de llevar a la práctica la nueva Carta Magna. Y para que se cumpla debe ser respetada en el desempeño cotidiano de las instituciones y de la ciudadanía.
Será el pueblo quien defienda lo que en materia de derechos de las personas se ha reforzado en la Constitución, para alcanzar la plena justicia social, que encamine la marcha hacia ese socialismo próspero en lo económico y sostenible en lo social al que se aspira. Significa que este 24 de febrero marcará un antes y un después en el proceso de lograr un país mejor, a casi 150 años de tener la primera Constitución firmada en Guáimaro en plena guerra de independencia.
Cuando el mundo anda patas arriba y el vecino imperial no cesa sus intentos de aislar a Cuba, después de otro 24 de febrero de compromiso y respuesta popular, seguirá estando en los hombros y las manos de sus ciudadanos el destino del país.
Liset: Buern articulo.este del Antes y despues . Para mi modesta opinión el después está signado porque toda nueva ley de trascendencia debe ser discutida con el pueblo o los sectores afectados. Recordemos el para delante y para detrás con medidas relacionadas con los cuenta propistas, por ejemplo. Esperemos que el Código de Familia tambien lo sea y otras leyes complementarias y reglamentos que se derivamn de la constitución. Lo importante es acercarse y hacer gobernar a las masas y sobre todo a los trabajadores
Otro capitulo aparte merece la reivindicación de los trabajadors como los que “guien el tren” al decir de la Internacional.Ayer en el nueva pagina de la Presidencia vi una nota sobre el resultado 2018 del MINTRAB. En la reseña publicada en ese nuevo espacio la periodista en reiteradas ocasiones habla de la importancia de “la fuerza de trabajo”, una forma eufemistica y un tanto despectiva de tratar a los que hacen avanzar la economía, no los burocratas. En la Constitución de 1976 se decía que Cuba era un estado socialista “de trabajadores”, eso se borro y en su logar se colocó en el poryecto a discutir “De derecho”. En mi reunión de la zona para dicutir el proyecto lo impugne. Eso se supprimió en el nuevo texto, pero los trabajadors brillan por su ausencia y su mención en la nuecva constitución se circunscrive a discutor la planificación y el plan en las fábricas. Eso no está mal , pero la clase obrfera debe reconocrsele más protagonismo. O si no, de qué vale el Manifiesto Comunista. Es imperioso que tambien puedan controlar esos planes y tener fuerza en una fábrica para impgnar a algunos dirigente burocrátas.
Se trata de empoderar a los principales actores. me parece que por esa vía va el Presidente.
En un “off the record” von Homero, no el de la Iliada le expresó ese criterio y me respondió que no había una forma o modelo de construir el socialismo en concreto. Mencionó a Tito con la autogestión y citó a Fidel cuando expresó que nadie sabía cómo se construye el socialismo.Pra finalizar dciendo que eso era “un problema “filosófico”.
Si no empoderamos a los trabajadores no avanzará la economía. Esperemos que la “fuerza de trabajo” de verdad la tenga.No descartemos que casi dos millones o no fueron a votar,o lo hiceron en blanco o en contra.
Disculpa esta disgreción tal vez de para otro articulo.
Un Abrazo para la bella y estimada colega y salúdame al barbudo que está cogiendo grados. Pedro Margolles.
Gracias por tu comentario. En efecto, da para otros textos. En algunos ya había escrito que las leyes deberán discutirse con los implicados, o incluso con el pueblo, como seguramente lo harán con el Código de Familia y la nueva Ley Electoral. Algunos, como el primero, como ya se anunció, irá a referendo. Hay temas y temas. Tú sabes. Te saludo y te abrazo, también a Luz. Gracias, otra vez.