Trump deja una bomba activada y lleva otra consigo
PASTOR BATISTA VALDÉS
La irreverencia política del derrotado presidente norteamericano Donald Trump no solo “ha brillado” durante las últimas semanas por medio de su obstinada afirmación en torno a un fraude demócrata que ni él, ni sus partidarios, ni comisiones de trabajo han podido demostrar.
Arrogancia suya hay en la negativa para asistir a la ceremonia de asunción del gobierno por parte de Joe Biden, su sucesor, postura que la memoria electoral no había registrado allí desde el siglo antes pasado.
Por cierto, tan envenenado está el ya exmandatario que ni en su discurso final tuvo la delicadeza de mencionar o pronunciar el nombre de Biden, al hacer referencia, todo el tiempo, a un “nuevo gobierno”. Malcriadeces, en fin, según opinan muchos.
Entre ellas hay una que también atrajo la atención de todo el mundo (dentro de Estados Unidos y… en el mundo, literalmente hablando). El hecho de que para las 12:00 del día, hora del traspaso o entrega de poder, Trump haya planificado encontrarse a unos 1 500 kilómetros de Biden, significaba que tampoco se haría la entrega que suele y debe hacerle todo presidente saliente, a su sucesor, nada más y nada menos que de… la llamada maleta nuclear.
Como se sabe, consiste en una valija muy bien reforzada y protegida, que es llevada por el gobernante a todas partes, con el propósito de hacer uso de ella rápidamente, en caso de que decida lanzar un ataque nuclear estando en ese instante lejos de la Casa Blanca. ¿Interesante el maletincito, eh?
El rollo estaba, entonces, en cómo hacer ese traspaso hallándose tan lejos quienes entregan y reciben la también denominada “caja negra”.
Horas antes de ese emblemático momento, la solución parecía estar asignarle a Biden otra maleta idéntica a la que, gracias a Dios, no continuará en poder del “creyente o creído” Donald.
Para alivio de todos, Stephen Schwartz, experto en el maletín nuclear del Bulletin of the Atomic Scientists, refirió la existencia de por lo menos tres maletas de este mismo tipo, una de las cuales podría ser utilizada por el pentágono, en caso de que no fuese preparada, incluso, una nueva, para garantizar ese peldaño de la transferencia presidencial, no muy dado a publicidades.
Dicho sea de paso, informaciones acerca del asunto han aclarado que, a diferencia de lo que muchas personas imaginan, dentro de la célebre maletica no hay un botón que el dedo oprime y ¡Zas! allá va la ojiva nuclear contra el enemigo…
De acuerdo con lo publicado, los códigos nucleares y las claves que le permiten al presidente ordenar automáticamente un ataque así no están dentro de la valija, sino en una pequeña tarjeta que él debe llevar siempre consigo, en un bolsillo. ¡Oiga usted!
De cualquier modo, para algunos constituyó motivo de marcada preocupación que en algún fondillo de su flamante traje el hombre siguiera portando esa “simple tarjetica” y que, de repente, se le ocurriese hacer uso no solo de sus prerrogativas presidenciales, sino también de su febril manía de poder… mediante ella.
Por eso la líder de la Cámara de Representantes Nancy Pelosy, llegó a sugerirle al Departamento de Defensa no seguir órdenes de Trump si pretendía activar los mencionados códigos antes de retirarse de la Casa Blanca.
Podía parecer una exageración, pero, conociéndolo “como todavía no parece conocerlo el mundo, en toda su dimensión”, cualquier barbaridad podía ser posible luego de lo acontecido en el capitolio, tras la violencia instigada no se sabe si por un ser humano a quien sus padres inscribieron como Donald John, o si por una fiera salvaje, herida y pidiendo sangre.
He estado rastreando por el ciberespacio para ver qué ocurrió por fin con la curiosa maletica nuclear y, limitaciones o destrezas aparte, no he encontrado mucho.
Tampoco he insistido en hurgar, por dos sencillas razones. En primer lugar, que justo a medio día de este 20 de enero, estuviese donde estuviese Trump, su tarjeta quedaría desactivada, muerta y comenzaría a funcionar la entonces entregada a Biden.
En segundo lugar, no creo que el mayor peligro estuviese dentro de ese maletín negro, cargado por un ayudante al servicio de Trump, o en su conexión directa con todo un sistema diseñado para atacar nuclearmente, en brevísimo plazo de tiempo, a cualquier punto “oscuro” del planeta.
No sé si el lector coincidirá conmigo, pero tal vez la más cercana amenaza del repudiado expresidente norteamericano esté en las dos bombas, de efecto no menos nuclear, con que concluye su convulso mandato.
Una de ellas la ha puesto, sin escrúpulo nacional alguno, en manos de Biden y del país. Me refiero a la división, quizás sin precedente dentro de esa poderosa nación; al preocupante panorama de violencia interna y al caos reinante frente a una pandemia que, por incapacidad y subestimación gubernamentales, ha causado ya más de 400 mil muertes dentro de la nación.
La otra bomba, parece llevarla consigo, empecinado en no desactivarla por nada ni por nadie. Hablo de las intenciones que, por lo visto, mantiene para “seguir haciendo de las suyas”, llamando la atención, atrayendo partidarios, sembrando confusión, dudas, divisiones, absurdas y peligrosas esperanzas, dentro de seguidores con similares puntos de vista, aspiraciones, ambiciones y formas de actuar.
Al menos a mí me sabe a pólvora su irrenunciable intención de “nuclear” más… acaso más hordas, diría yo, como la que cayó sobre el capitolio, solo que ahora mediante frases al estilo del “Gracias. Ha sido un honor ser presidente… Adiós, os queremos. Volveremos de alguna forma. Tened una buena vida. Nos veremos pronto”. Y una que bien vale la pena interpretar: “…el movimiento que iniciamos recién está empezando. Lo mejor está por llegar.”
Mucho ojo con tales expresiones. Es de suponer que la nueva administración y el pueblo norteamericanos permanezcan atentos a todo cuánto acontezca y sepan qué hacer en cada momento, con absoluta autodeterminación, sin influencias o injerencias de nadie… algo que no ha engranado igual con la tradicional política de las distintas administraciones hacia el exterior. ¿Cierto o no?
Los ojos del mundo, por su parte, seguramente se mantendrán al tanto de lo que vaya aconteciendo, no porque les interese en sí, sino porque han sido cuatro años difíciles en términos de respeto, de convivencia, incluso de coexistencia, con un hombre como Trump al frente de la nación más poderosa –y agresiva- en un planeta que ha estado todo el tiempo bajo holocáusticos peligros, lo mismo encerrados dentro de una maleta negra (o de una tarjeta plástica, da igual) que en la punta del dedo índice, del bolígrafo o de la lengua de un individuo que no renuncia a ser otra vez dueño absoluto de la Tierra… y un poquito más allá de ella.
Tremenda clase de herencia a dejado en su marcha de la Casa Blanca el bebe llorón Trumpito de nombre Donald y no precisamente el pato Donald de Disney, Biden debe poner en practica toda su inteligencia y sagacidad para poder desactivar la bomba dejada por Trumpito en su retirada, hoy en la mañana reí cuando alguien me enseño un montaje de TiK ToK donde se ve a Trumpito saliendo de la Casa Blanca con dificultad al caminar con sus maletas y mirando hacia atrás y después un pie que salió y de la parte de atrás y le dio un empujoncito a Trumpito por el trasero y este salió disparado de dicho lugar., salió como bola por tronera.
Así es, amigo Felo; no es fácil lo que le espera a la nueva adminstración “gracias a las gracias de Donald”.
Y tienes razón: circulan cientos de memes en torno a la figura de Trump. La casi totalidad de ellos, diría yo, satíricos.
Gracias por leernos y por comentar.
Bohemia es de ustedes, los lectores.
Estimado amigo Pastor:
Excelente punto de vista con el cual concuerdo. La sociedad norteamericana actual está muy fraccionada, pero predomina en ella misma un factor comun: desde la fundación de las trece colonias, la población e n su mayoría eran delincuentes que la corte británica sacó de sus cárceles y envió a ese territorio. Estados Unidos es un país formado por emigrantes de todo el mundo y casi todos tras el sueño americano, desde el punto de vista de cada quién. Esas son su raices. Donald Trumpo supo sacar de esa población lo más retrógrado en materia moral y aglutinarlos a su alrededor. Muchos lo han tildado de loco, pero yo creo que, por el contrario, sí sabía muy lo que quería y en gran medida ha tenido éxito. Plantó una semilla que seguramente germinará y dará mucho que hacer a cualquier Gobierno que pretenda ser mas mesurado.
Y si eso tuviera consecuencias solo a lo interno de ese páis, sería una cuestión interna que deberían resolver ellos mismos. Pero el caso es que lo suceda en EE.UU. afecta al resto del mundo, por la gran dependencia que tiene, tanto económica como política con ese pais. Es por ello que debemos estar atentos a los estertores del imperio tratando de que el daño que pueda hacer a otros sea el menor posible. La nueva administración no tampoco a cambiar la escencia misma esa sociedad, basada en el racismo, el egocentrismo y la megalomanía, solo que actuará, quizas, de forma mas solapada y por ende mas peligrosa. Trump prendió una mecha que puede hacer explotar una bomba mucho más mortífera que una guerra nuclear (para usar su misma idea).
Reciba mis saludos y sepa que siempre he sido un seguidor de la Revista mas longeva de nuestra Cuba, aunque que cuando la podía leer en su forma impresa, siempre comenzaba de atras para alante.