Para ser útil a la comunidad
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Los CDR necesitan revitalizarse. En la recuperación de la vida económica y social del occidente cubano, recién devastado por el huracán Ian, tienen una oportunidad de demostrar su alcance y su compromiso popular. Sus manos han abrazado al pueblo pinareño mediante donaciones de recursos y en las labores de higienización; no obstante, también sería decisiva su participación en velar por la veracidad de los informes sobre las afectaciones en las viviendas del barrio, la atención a las familias más vulnerables, la justa distribución y destino final de los recursos materiales entregados por el Estado, y exigir a los organismos el cumplimiento de sus obligaciones


Reza el refranero popular que nada ni nadie permanece incólume al paso del tiempo. Los contextos cambian y esas nuevas realidades influyen en las personas, las que con cierta frecuencia tienen que replantearse el mejor modo de enfrentar la vida, entonces, cambian ellos también. De igual manera sucede con las organizaciones de masas, el peso del calendario sobre ellas y el entorno circundante les exigen adecuarse a los nuevos tiempos para ser efectivas en sus convocatorias.

Con ese propósito, desde abril del presente año los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) implementan a nivel de barrios y zonas una estrategia de fortalecimiento y revitalización de sus estructuras.

Según el coordinador nacional de la mayor organización de masas del país y Héroe de la República, Gerardo Hernández Nordelo, el proyecto intenta acercar cada vez más la institución a las necesidades reales del pueblo y empoderar a la vecindad.

“Se trata de dar un impulso a la labor cederista, mostrar que es mucho más que la cotización, que está para ser útil a la comunidad, como dice nuestro presidente Díaz-Canel: ‘Arrancarle todos los días un pedacito a los problemas’. Se trata de sumar al pueblo a las iniciativas nacidas de los propios vecinos, sin esperar por nadie, por el simple hecho de que son ellos los dueños de su entorno”.

El proceso de transformación de los asentamientos vulnerables muestra que en los lugares en que los CDR han participado de forma activa en la solución de los problemas comunitarios se percibe un despertar de sus estructuras de base porque los vecinos ven en la práctica su utilidad, atemperada a la Cuba de 2022.

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La dirección de los CDR se interesa por el sano desarrollo de los niños en los barrios.

Así sucedió igualmente durante la etapa más crítica de la pandemia del coronavirus en la Isla. En numerosas circunscripciones la organización asumió la distribución de los productos de primera necesidad y ello hizo que los vecinos reconocieran una de las potencialidades de los Comités.

Por el contrario, donde estos no defendieron en ese momento de crisis, o no defienden hoy día ante otras realidades igual de difíciles, con uñas y dientes los intereses del pueblo (máxima expresión de la Revolución cubana), el efecto es lógicamente de rechazo y descrédito hacia la institución.

Formalismos que no llevan a ninguna parte

Algunos dirigentes cederistas aseguran que ya su zona fue fortalecida porque realizaron una reunión con los residentes de la demarcación y les leyeron los objetivos de la estrategia, o porque en estos últimos meses han implementado alguna de las 65 medidas del proyecto renovador.

Amigos, la revitalización es mucho, pero mucho más que una tertulia. Esos que ya se nombran “fortalecidos”, ¿realmente lo estarán?

En el reciente pleno de los CDR, su máximo representante, Gerardo Hernández Nordelo, insistía a los participantes en pensar más en la calidad del proceso que en las cifras destinadas a la sede del organismo. “Lo más importante es que la transformación sea real, que la gente compruebe todos los días que somos una organización amiga”.

Considero, por ejemplo, que en las labores de recuperación de la vida económica y social del occidente cubano recién devastado por el huracán Ian, los Comités tienen una oportunidad de demostrar su alcance y su compromiso popular.

Es cierto que ya sus manos han abrazado al pueblo pinareño mediante donaciones de recursos y en las labores de higienización, mas, también sería decisiva su participación en otras tareas, como velar por la veracidad de los informes sobre las afectaciones en las viviendas del barrio, la atención a las familias más vulnerables, la justa distribución y destino final de los recursos materiales entregados por el Estado y, sobre todo, exigir a los organismos el cumplimiento de sus obligaciones.

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El coordinador nacional de los CDR conversa con una vecina de La Corbata. La sabiduría popular ayuda a la revitalización.

La sabia reflexión de la joven Karla Jiménez en el penúltimo encuentro nacional de dirigentes cederistas resume la trascendencia de una gestión ineficaz: “¿Por qué una madre de tres o más hijos menores de 12 años tiene que venir hasta el Comité Central del Partido a quejarse de su problema de vivienda si ella pertenece a un CDR que debe velar por la protección de las personas vulnerables? ¿Por qué existen revendedores de productos en las comunidades donde vivimos si una de nuestras principales misiones es la lucha contra las ilegalidades? ¿Por qué cierta persona con una conducta cuestionable ocupa determinada responsabilidad en el gobierno local? Pues porque ahí el CDR no defiende la Revolución como debería hacerlo”.

Muchos cubanos y cubanas consideramos que si existe una agrupación que debe y puede cambiar realidades desfavorables en la Cuba actual es precisamente la cederista porque, como suele decirse, “en el vecindario se sabe todo” y “el cambio tiene que empezar por casa”.

La indicación del general de Ejército Raúl Castro Ruz en el VIII Congreso del Partido de revitalizar y fortalecer las organizaciones de masas descansa en el deseo genuino del pueblo cubano, quien pide soluciones a sus problemas.

Aunque no es tarea fácil, más bien un desafío que se complejiza por las carencias que sufre la familia cubana en su casa, en su comunidad; sin duda la revitalización prende en los lugares donde los dirigentes implementan la estrategia partiendo de la sensibilidad, la verdad y la virtud, sin discursos agobiantes, “con el lenguaje de los que resisten a diario desde esa dimensión más íntima de la Patria que es el barrio”, como insta a hacerlo nuestro presidente Díaz-Canel.

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Una sonrisa en el rostro de los vecinos es señal de vida.

La estrategia de revitalización, fruto del criterio de expertos en Ciencias Sociales, unido a la sabiduría popular, guía el trabajo en cuatro direcciones fundamentales: la atención a los problemas comunitarios y alertar a organismos e instituciones sobre el incumplimiento de sus obligaciones; el acercamiento a las familias disfuncionales, mediante los trabajadores sociales, para evitar desvinculación educativa y/o laboral; el fortalecimiento de la vigilancia revolucionaria; y el apoyo al sano desarrollo de jóvenes e infantes.

Entre las tareas destacan la creación de grupos cederistas en WhatsApp y las redes sociales, la inclusión de activistas de bienestar animal en los Comités, la modificación de las estructuras de acuerdo a las características de cada lugar, la recuperación de acciones como el reciclaje de materias primas, las brigadas de solidaridad con la Federación de Mujeres Cubanas para la construcción de viviendas a personas necesitadas, los CDR infantiles, la estimulación a los jóvenes que ingresan o egresan del Servicio Militar Activo, la presentación de los recién nacidos en la comunidad.


CRÉDITOS:

Texto: Yurina Piñeiro Jiménez

Fotos: Ismael Francisco

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2 comentarios

  1. La comunidad cubana que radica en los barrios de Cuba deben expresar sus criterios a las diferentes autoridades del municipio para que le den solución a sus planteamientos con la participación de los mismos pobladores del lugar.

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