Sobre fraternales relaciones, intereses mutuos, necesarias garantías a inversores, entre otros temas, BOHEMIA dialoga con Reinaldo E. Rivera Escudero, embajador de la República de Panamá en Cuba.

“Desde pequeño aprendí la lección: si usted busca la justicia y el equilibrio, siempre puede llegar a lo mejor”, afirma Reinaldo E. Rivera Escudero, embajador y cónsul general de la República de Panamá en Cuba.

Aunque ya cumplió 77 años, quien lo ve apuesta a que tiene menos edad. Con ligereza de pies, sonrisa en el rostro y aguda mirada, recorre –en cuestión de minutos– el pabellón 12 del recinto ferial Expocuba, a donde llegaron empresas panameñas para participar en la Feria Internacional de La Habana (Fihav).

“Cuba y Panamá están hermanadas de manera muy fraterna. Fidel Castro y Omar Torrijos tuvieron una gran amistad. La visión orientadora de Fidel nos ayudó a entrar en el Movimiento de Países No Alineados, lo cual fortaleció las fuerzas políticas internas para poder exigirle al Gobierno de los Estados Unidos la devolución del Canal de Panamá”, rememora Rivera Escudero.

El máximo líder de la revolución panameña visitó Cuba en 1974. En la cálida Santiago de Cuba lo recibió un pueblo con hospitalidad y admiración. “Luego Torrijos dijo algo que tenemos siempre presente: ‘Cada hora de aislamiento a Cuba son 60 minutos de vergüenza hemisférica que debemos prorratearnos los pueblos de América’. Esta Feria es una forma de ir venciendo los obstáculos contra Cuba, por eso tenemos que remar parejos en la dirección correcta”.    

Las relaciones comerciales entre ambos países vienen de antaño, aunque han tenido sus momentos complejos. “Pero puedo aseverar sin temor a equivocarme que, de los países centroamericanos, Panamá ha estado presente en Cuba desde el punto de vista comercial y empresarial desde hace más de medio siglo. Ahora, a pesar de la pandemia, la mayoría de las empresas procuraron mantenerse presentes aquí, otras han preferido restablecerse nuevamente en Panamá, con miras a regresar luego a Cuba”.

A su juicio, el esfuerzo que realiza el gobierno y el pueblo cubanos, y en particular el Ministerio del Comercio Exterior y la Inversión Extranjera (Mincex), en promover la Fihav, es plausible y, desde cualquier arista, otro paso en el camino correcto.

Al pabellón istmeño asistieron 16 empresas, aunque por razones de naturaleza administrativa no participaron todas las interesadas. “Pero las que llegaron tienen la visión de permanecer en Cuba. Si bien el señor Rodrigo Malmierca Díaz, titular del Mincex, expuso las tres principales áreas de inversión extranjera (IE), producción de alimentos, energética y biotecnología, considero que las oportunidades de invertir aquí son mucho más diversas.

“Es importante que tanto los empresarios panameños como las autoridades cubanas tengan en perspectiva algo muy importante dentro de la IE, y son las garantías que se dan al inversionista para obtener una justa ganancia, lo cual también es una forma de promover el interés de otros inversores radicados en Panamá”.

En la actualidad 60 empresas panameñas invierten en la mayor de las Antillas, a raíz de la covid-19, esa cifra disminuyó. “Ahora Cuba emprende un proceso de recuperación, y las situaciones difíciles originan más oportunidades. El cubano es un pueblo maravilloso, emprendedor, con alto nivel de preparación científica y tecnológica. Lo han demostrado en la forma exitosa de enfrentar la pandemia, y vencer múltiples obstáculos en el pasado. Han sabido mirar siempre hacia adelante porque el mundo es cambiante”.

A propósito de la expansión de las micro, pequeñas y medianas empresas (Mipymes) en la isla caribeña, Rivera Escudero explica que Panamá tiene una gran experiencia en el florecimiento de las Pymes, las cuales constituyen parte importante de su economía.

“En ellas está el desarrollo de las opciones laborales. En dos oportunidades he sido ministro de Trabajo, y lo veo así. El sector terciario, es decir, el comercio y los servicios, es la piedra angular del desarrollo económico de Panamá. Allá tenemos una institución que maneja directamente el desarrollo de las Pymes. Aquí hay que continuar estimulándolas con renovado esfuerzo, y entender que las cosas a veces no germinan en el primer momento, pero si usted siembra una semilla, y le echa buena tierra, algún día lo harán. ¿No les parece?”.

En Cuba uno de los talones de Aquiles es el tema alimentario y la producción agropecuaria. “Eso sucede también en otros lugares. Uno de los grandes retos que tienen los países pequeños es llegar a tener una verdadera soberanía alimentaria. Mientras un país depende de que otro le mande alimentos, eso puede ser utilizado por parte de algunas potencias como un instrumento para tratar de influir en el comportamiento de los países, como sucede con ustedes.

“Particularmente pienso que eso debe superarse. No tengo la menor duda que así sucederá, con la prudencia distintiva del pueblo cubano, y su dignidad íntegra. El futuro que le veo a Cuba es siempre promisorio”.  

Una especial declaración conmueve a este equipo periodístico cuando el diplomático panameño relata sobre sus primeros contactos con nuestra publicación y el impacto en su vida. “En la casa, mi padre siempre compraba la revista BOHEMIA y a los ocho años pude leer las ediciones de la Libertad, con las imágenes del asalto al cuartel Moncada.

“Me marcaron para siempre. Cada vez que visito Santiago de Cuba y llego a ese lugar, es como si reviviera aquellas páginas. Quizás de lo que más tengo recuerdos en mi retrospectiva intelectual y cultural es de la presencia de BOHEMIA”. En aquel entonces, a los ocho años, confiesa, “no sabía nada de política. Solo había oído aquel estribillo de la canción: al carnaval de oriente me voy… Ahora, de adulto, no creo que conozca mucho de política”, dice en tono bromista quien cumple su segundo período como embajador istmeño en la Isla.

CRÉDITO

Fotos: Gilberto Rabassa