Primerísimos tesoros monumentales de la Villa Azul

El municipio tunero de Puerto Padre posee una amplia representación de monumentos. Entre ellos destacan algunos por constituir primeros de su tipo en el país, tanto por su significado, sus dimensiones o los materiales con los cuales se concibieron


A más de dos metros de altura sobre su pedestal, la libertad eternizada en un rostro joven, hermoso y resuelto, mira al pueblo. Los caminantes van de un lado a otro, en sus gestiones cotidianas y, alguna que otra vez, reparan en la antigua muchacha de mármol de Carrara que ve pasar el tiempo, con su brazo derecho descansando sobre el escudo oval y el izquierdo en alto, como muestra de gloria y triunfo.

Es la estatua de la Libertad, obra del escultor José Vilalta de Saavedra, la más antigua de todas las que existen en el municipio tunero de Puerto Padre, al oriente de Cuba.

“Esta no solo es la primera de la ciudad o de la región oriental, sino de las tres estatuas a la libertad que existen en Cuba –precisa Abel Julio Sastre Matos, museólogo e historiador puertopadrense–. Constituyó un símbolo, en aquel entonces, de la instauración de la República el 20 de mayo de 1902, aunque se emplazó el 16 de octubre de 1904. Con similar significado existe una en Gibara (Holguín) y otra en Remedios (Villa Clara)”.

La estatua está ubicada en el parque de la Independencia y, desde su posición, parece como si observara la Avenida de la Libertad, una de las arterias principales de la ciudad; cuando se colocó, hace más de un siglo, la calle se llamaba Real.

Sentado en uno de los bancos del parque, que colinda con el museo municipal, Sastre Matos mira a la mujer de mármol esculpida en Italia, hace casi 120 años, y recuerda que, originalmente, sostenía hojas de laurel de bronce en las manos que con el tiempo se perdieron.

“La conjunción de los esfuerzos del gobierno municipal y de Fernando García Grave de Peralta, quien se considera el primer historiador de la localidad, hicieron posible la ejecución de esta obra, gracias a la financiación popular, y que se pudiera trasladar desde Italia hasta Puerto Padre”, explica el especialista.

En 2006, la estatua fue objeto de restauración y conservación, lo que permitió que se a lo cual se lograra identificar los hongos provenientes de las palmas cercanas, que afectaban algunas partes de su estructura. El trabajo especializado hizo posible el rescate de sus valores originales.

Fuerte de La Loma

Al otro extremo de la Avenida de la Libertad, muy próximo a la entrada de la ciudad, si el viajero llega desde Las Tunas, se ubica el Castillo de Salcedo, popularmente conocido como Fuerte de la Loma. Su construcción se remonta al año 1869, cuando los españoles impulsaron la obra con el fin de proteger la ciudad de los ataques de corsarios y piratas.

“Una de las características que lo hacen único es que está ubicado en la cima de una loma y no a la entrada de la bahía, como era usual en el caso de las fortalezas militares –precisa Abel Julio Sastre–. Su objetivo era proteger la pequeña ciudad, rodeada por una empalizada; o sea, maderas terminadas en punta, con varios fortines o trincheras a sus alrededores y una sola puerta principal para tener observación de todo el valle de Parada, pues desde la cima se podía dominar la zona de Maniabón y Guabinellón, donde existían algunos otros fuertes militares españoles”.

El Fuerte de la Loma es un museo donde se conservan armas utilizadas en la época colonial, entre otros objetos de valor histórico. / Liudmila Peña.

En un artículo publicado por la Agencia Cubana de Noticias, el periodista tunero Róger Aguilera señala que, al ver la amenaza que representaban los mambises, en 1874 los españoles decidieron construir una estacada alrededor del pueblo con el propósito de evitar que los puertopadrenses entraran y salieran libremente. “A partir de entonces, se abría un portón para que los lugareños salieran a trabajar en los cultivos hasta horas de la tarde y ya por la noche nadie podía salir. Los criollos dirigidos por el mayor general Vicente García, en 1877, atacaron el Fuerte, rompieron el portón con barretas y hachas, y derrotaron a la guarnición”.

Además de la historia que guardan sus muros, el Fuerte de La Loma posee características constructivas que lo hacen único, porque fue levantado con materiales de la localidad, utilizando la piedra caliza y el sistema conocido como mampuesto.

El historiador explica que el mampuesto era la colocación de tableros, las piedras y una amalgama que incluía sábila, cal y otros productos de construcción de la localidad. Todo eso unido se vertía en un hueco, se le echaba agua, se revolvía, incorporándole poco a poco las piedras.  

Esta fortaleza posee características constructivas que la hacen única, porque fue levantada con materiales de la localidad. / Liudmila Peña.

“En 1898, antes de retirarse del poder que ejercían en la ciudad, los españoles lo incendiaron –cuenta el museólogo local–. Entonces quedaron las paredes, sin ninguna estructura interna, aunque hoy sus muros tienen igual distribución, las mismas ranflas y torreones. Las piedras usadas son las de aquella época. Incluso, la ranfla que sube hasta la batería es la original por donde los soldados españoles subían para hacer sus guardias”.

La fortaleza estuvo olvidada hasta finales de la década del 50, cuando el club Todo por Puerto Padre propició acciones para resaltar los valores del fuerte: le construyeron colgadizos e inauguraron una exposición con figuras de mártires de la Guerra de Independencia. En el año 1981 se declaró Monumento Nacional y comenzó entonces un proceso de restauración que concluyó el 25 de diciembre de 1999, cuando abrió sus puertas como museo.

El Generalísimo en la Villa Azul de Cuba

La única estatua que existe en Cuba representando a Máximo Gómez de pie es la emplazada en el municipio de Puerto Padre. / Cortesía del entrevistado.

Máximo Gómez jamás estuvo en Puerto Padre, pese a que quizás muchos pobladores afirmen que sí, que por algo el Monumento al Generalísimo, que recuerda su liderazgo, emplazado en un sitio privilegiado de la ciudad.

Fundida en bronce, la obra es fruto del virtuosismo del escultor santiaguero Mario Perdigó.

La explicación está en la lealtad de Santiago Marrero Giraldo, quien promovió la idea del emplazamiento de la escultura porque él había sido parte de la escolta del insigne patriota. El primer dinero que se puso con el fin de su creación fue el salario de veterano del propio Marrero. Luego, gracias al aporte popular y la ayuda de varias asociaciones, se logró financiar.

Finalmente, el 25 de diciembre de 1959, en el primer aniversario de la toma de Puerto Padre, quedó ubicada la obra, como homenaje al dominicano que enseñó a los cubanos a usar el machete como arma. 

“Esta es la única estatua pedestre de Máximo Gómez en Cuba –precisa Sastre–. Las otras son bustos, o en posición ecuestre o yacente. Un detalle interesante es que, cuando vamos subiendo la avenida, nos damos cuenta de que Máximo Gómez está de espaldas. Durante mucho tiempo la opinión popular lo interpretaba como que le estaba dando la espalda al norte, a Estados Unidos; pero la idea original buscaba sugerir que el general recibía a los soldados que entraron a liberar a Puerto Padre por el camino de Las Tunas.

“Se le representa leyendo un documento, que era el decálogo con consejos que él les escribió a los cubanos cuando terminó la guerra. En la base del monumento podemos ver una parte de ellos”.

La huella de Electa Arenal

Entre las 14 esculturas que la artista mexicana Electa Arenal Huerta dejó emplazadas entre Puerto Padre, Las Tunas, Velasco y Holguín, la más importante es el mural Canto a la Revolución. El conjunto escultórico data del año 1962 y se ubicó en el Hospital Regional, hoy Hospital Pediátrico Docente Raymundo Castro.

Su esposo, el arquitecto mexicano Gustavo Vargas Escoboza, estaba a cargo del proyecto y construcción de la institución de salud, y ella concibió el mural escultórico Canto a la Revolución, primer proyecto realizado por el Taller de Escultura creado en Holguín por la artista mexicana.

Las grandes proporciones del mural Canto a la Revolución llaman la atención de pobladores y visitantes, de paso por las cercanías del Hospital Pediátrico de Puerto Padre. / Cortesía del entrevistado.

“En su momento fue el mayor mural escultórico de Cuba –subraya Abel Sastre, quien ha estudiado con pasión la obra de Electa–. El fresco de piedra, de 15 metros de largo, por más de tres de alto, muestra un acercamiento al muralismo mexicano, en cuanto a las grandes proporciones de los cuerpos y la desnudez de las figuras humanas. Es el muralismo pictórico llevado a la escultura y constituye el primer gran homenaje que se hace a la naciente Revolución Cubana desde la escultura”.


CRÉDITO PORTADA

La estatua de la Libertad es la más antigua de todas las que existen en el municipio tunero de Puerto Padre.

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