¿Quién gana en el conflicto europeo?

Aires de guerra cruzan el Atlántico para oxigenar un conflicto que no conviene a nadie, pero se sostiene a hombros de sangre, dinero y mentiras


A semanas de que se cumpla el primer año del conflicto entre Rusia y Ucrania la guerra entra en una etapa de desgaste y crece el peligro de que se extienda a otros países y regiones. Moscú parece haber encaminado sus principales objetivos desde que anunciara su operación especial el 24 de febrero de 2022 y Kiev recibe inmensas cantidades de armamento y dinero para resistir otro empuje del Ejército eslavo. ¿Quién es el ganador con esta situación?

La conflagración no se dirime solo en el campo de batalla. Hay otros escenarios, algunos muy sutiles, en los que cada parte acumula victorias y derrotas. Curiosamente quien se lleva el gato al agua en esta disputa no suma puntos en la ecuación y observa los toros desde la barrera.

Desde el punto de vista militar Rusia ha redondeado importantes victorias. Actualmente controla una extensión de terreno cinco veces superior al punto de partida, entre ellas el acceso al mar de Azov. Ucrania ha logrado resistir la ofensiva y recuperar algunos territorios, como el codiciado Jersón, pero el saldo ha sido enorme. Se enfrenta a una escasez de combatientes, y el apoyo de la OTAN, aunque está acompañado de mucha fanfarria, es limitado y poco decisivo.

Europa afronta problemas para mantener el suministro de armamento al Ejército ucraniano y algunos países comienzan a limitarse a asesorar y entrenar soldados. El acceso a misiles de largo alcance, una tecnología que podría cambiar el curso de los acontecimientos, es algo lejano para el Gobierno de Volodímir Zelenski, ante la negativa estadounidense de proporcionarlos.

Expertos aseguran que en las próximas semanas debe producirse una nueva ofensiva rusa, con el propósito de alcanzar sus objetivos: liberar la zona del Donbás y crear condiciones que garanticen la seguridad de Moscú.

Anuncian este posible escenario la movilización de más de 300 000 efectivos y el nombramiento del jefe del Estado Mayor, Valeri Guerásimov, como comandante de las tropas en Ucrania, lo cual presagia un incremento del nivel y la complejidad de las operaciones militares. El avance y toma de la ciudad de Soledar en las últimas jornadas confirma que las tropas rusas están en marcha ofensiva en dirección a Donetsk.

Otro frente del conflicto se está dirimiendo en el plano económico. Horas después de que comenzara la operación especial rusa, Europa y Estados Unidos proclamaron una batería de sanciones contra Moscú dirigidas a cortar su acceso al sistema financiero internacional y paralizar su mercado energético. Se estiman en más de 10 300 las medidas coercitivas que llevaron a no pocos analistas a augurar una caída del PIB ruso del 25 por ciento y el debilitamiento del rublo.

Al cierre de 2022, el Gobierno de Vladimir Putin informaba un retroceso del PIB de apenas el 2.5 por ciento y la proyección de crecimiento para 2023, mientras que el rublo se mantenía fuerte y comenzaba a ser utilizado en intercambios comerciales en mercados tan grandes e importantes como el chino y el indio. El 75 por ciento de las empresas extranjeras permanecieron en el gigante euroasiático, con 145 millones de clientes potenciales, a pesar de las sanciones y el conflicto.

La toma de Soledar por las tropas rusas abre el camino para el fuego de artillería directo en el eje de Artyomovsk y un punto de giro en la ofensiva de Moscú. / tass.com

Mientras tanto, las cuentas a Europa y la propia Ucrania no les han salido como esperaban. En el Viejo Continente han tenido que salir a buscar el gas en mercados más lejanos, con el consecuente encarecimiento de los costos y nuevas dificultades logísticas. El aumento del precio de la energía ha disparado la inflación, que ronda las dos cifras, fundamentalmente de los alimentos, que también son afectados por las restricciones a la producción de fertilizantes y granos de Rusia. Ucrania, otro gran proveedor mundial de alimentos, ha reducido su producción al 50 por ciento y un tercio de la población ha huido de la zona de conflicto.

Con el mundo entrando en un nuevo ciclo de recesión la Unión Europea acude a llamados a la población a ahorrar electricidad, medidas de austeridad y cepos monetarios para prolongar o mitigar los efectos de sus malas decisiones.

En la era de Internet es inevitable que el escenario comunicacional se convierta también en un teatro de operaciones de guerra híbrida de cuarta generación. En este plano Rusia no ha logrado consolidar una estrategia victoriosa. Y no ha sido por no intentarlo, pero se encuentra en desventaja con respecto a Estados Unidos y Europa, donde radican las principales compañías dueñas de las transnacionales informativas y las plataformas de redes sociales.

Con rapidez, coordinación y mucha efectividad los medios y líderes de opinión con un discurso cercano al enfoque ruso fueron vetados de las principales redes sociales, mientras que los medios tradicionales también fueron censurados. Se ha impuesto la narrativa comunicacional de Occidente, que muchas veces se enfrenta a la ironía de contar una guerra que no existe, en la que Ucrania, apoyada por Europa y Estados Unidos, está a punto de ganar el conflicto.

El Gobierno ruso y organizaciones gremiales y especializadas internacionales han llamado la atención sobre campañas de desinformación basadas en noticias falsas y la manipulación, distribuidas de manera viral por Twitter, YouTube y Facebook.

A casi un año del conflicto ruso-ucraniano este ha superado su carácter bilateral y amenaza con implicar a otros países. No se pueden desasociar de esta guerra el incremento de las tensiones en una zona que se creía pacificada, como la frontera serbio-kosovar, el agrupamiento de tropas polacas y de los países bálticos en los límites con la región rusa de Kaliningrado y el avance del expansionismo de la OTAN, con la incorporación exprés de Finlandia y Suecia, cuya neutralidad era un garante de la seguridad europea.

¿Quién gana con esta guerra? Estados Unidos. Es evidente que el Gobierno de Joseph Biden ha utilizado a Ucrania para debilitar a Rusia y a sus propios aliados europeos. Washington ganó cuando rompió el vínculo de Alemania y otras naciones con el mercado energético ruso, cuyo golpe mortal fue el sabotaje a la infraestructura del oleoducto Nord Stream 2. Otra vez salió vencedor cuando las sanciones antirusas debilitaron al euro frente al dólar y cuando la OTAN se apoderó de la iniciativa política en la región, otorgando un rol de telonera a la Unión Europea.

¿Ha cumplido todos sus objetivos Estados Unidos y está listo para abandonar el barco antes de que se hunda? Los escándalos de Biden, sus aspiraciones de reelegirse y la extensión del conflicto a otros diferendos como el que existe entre China y Taiwán auguran una dilatación en las negociaciones y la extensión en el tiempo de una guerra que otra vez pone al mundo ante el peligro de una catástrofe mundial.


FOTO PORTADA: El nombramiento de Gerásimov supone un alcance más amplio de objetivos de la operación rusa en Ucrania. / tass.com

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