Rusia-Ucrania: De cuentos y realidades

 

Soldados rusos sobre un blindado / RT/ /
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Los propósitos destructivos de Washington al convertir a Ucrania en punta de lanza para intentar desollar a Moscú y seguir el presunto paso triunfal hasta China no parecen cuajar, y ni siquiera aparentan un final feliz para la Casa Blanca.

La andanada ha sido brutal y largamente preparada. Junto a la domesticada Europa Occidental, y apenas en sus últimos estertores la Unión Soviética, una OTAN controlada por USA rompió sus compromisos verbales con Mijaíl Gorbachov e inició la nueva “marcha al Este”, se infiltró en Ucrania para provocar finalmente los desmanes golpistas de 2014, e infectó al Ejército local con bandas de neonazis, xenófobos y genocidas.

En pocas palabras, se hizo todo y de todo para provocar la reacción defensiva rusa de carácter decisorio que hoy presenciamos, que cada quien asume y califica a cuenta de cómo enfrente y digiera la malintencionada tormenta de tergiversaciones que pretende desgastar mediáticamente al Kremlin y justificar el descontrolado aluvión de medios militares que se remite a Ucrania desde Occidente para frenar al “monstruo oriental”.

Tiempo al tiempo

Lo cierto es que, a estas alturas, a los enemigos de Rusia las cosas no les van tan bien como tal vez lo imaginaron. Es evidente, a juzgar por las reacciones coherentes y firmes de Moscú, que la decisión de irrumpir en Ucrania no fue un acto festinado, impensado, sino bien calibrado en todos los sentidos y en todas las aristas.

Como comentaba por estos días un analista, “aficionados entusiastas del ajedrez, está claro que los rusos ya habían estudiado a fondo el tablero y todas la movidas ofensivas y defensivas posibles antes de poner en movimiento la primera ficha”. En consecuencia, las acciones militares, sin prisa pero sin pausa, van dando, como un reloj, los resultados esperados.

El Donbás autónomo ha recuperado y asegura sus fronteras originales, el mar Negro y el de Azov están bajo control ruso; Crimea permanece inviolable; el Kremlin retiene otros puntos geográficos claves, y en la sitiada acería Azovstal, de la liberada ciudad sureña de Mariúpol, los efectivos neonazis cercados desde hace semanas terminaron por rendirse.

Mientras, las fuerzas aeroespaciales y los misiles rusos de última generación dan cuenta sistemáticamente de instalaciones, arsenales, cuarteles, medios militares ucranianos, y de buena parte de los pertrechos de toda índole que remiten sin mayores reparos Washington y sus aliados otanistas en tanto instruyen a Kiev que no acuda bajo ningún concepto a la mesa de negociaciones.

De las sanciones

Por otra parte, la multiplicada lista de sanciones económicas, financieras y energéticas de USA y sus aliados contra el Kremlin, que parecían la lápida destinada a sellar la tumba del “régimen de Vladímir Putin”, no acaba de desmoronar al renovado “imperio del mal”, y, por el contrario, muele las propias manos de sus gestores.

Moscú al parecer será el ganador también en la por-fía económica y energética. / RT
Moscú al parecer será el ganador también en la porfía económica y energética. / RT

A estas alturas del juego, y luego de más de una glamorosa declaración formal de los euroccidentales de cortar por lo sano los esenciales suministros rusos de gas y petróleo al Viejo Continente, en la práctica persiste el disenso entre los convocados, lógicamente alarmados por los serios daños propios y particulares que una interrupción de esa magnitud significa, toda vez que Estados Unidos como posible fuente alternativa no sería capaz de suplir la demanda en cantidad, y mucho menos en precios asequibles.

De hecho, no son pocos los clientes euroccidentales que, a pesar de pataletas precedentes, ya pagan sus compras energéticas a Rusia en rublos, luego de que Moscú dispusiese esa medida financiera en sus transacciones de gas e hidrocarburos con “naciones no amigables”. Es que para el oeste del Viejo Continente cortar el cable a ras solo implicará ahondar los problemas que ya empiezan a ser frecuentes en materia industrial, carestía de los combustibles en sus respectivos mercados internos y desabastecimientos continuos en sus cadenas de expendio de alimentos y otros insumos básicos.

En los propios Estados Unidos, las sanciones multiplicadas a un suministrador esencial como Rusia también empiezan a golpear al ciudadano común, con alzas en los precios de la gasolina, una inflación creciente en todos los rubros del mercado local, y la desaparición de algunos productos en las estanterías de los centros comerciales.

Por otro lado, la virtual sangría financiera asumida por Joe Biden con destino al envío de armas a Ucrania, imbuido seguramente de que aquello no pasaría de una “guerra relámpago” contra el Kremlin, empieza a levantar las críticas abiertas de no pocos legisladores, sobre todo de la bancada republicana, que a las puertas de las elecciones parciales no vacilan en ponerle la mala a sus oponentes con argumentos tan directos y explosivos para el estadounidense medio como que “la millonada que se utiliza para intentar prolongar la agonía de Kiev resolvería sin dudas muchísimos de los problemas y carencias públicas en USA”.

Como va el “enemigo”

En sustancia, y sin desdorar los inconvenientes y trastoques que una guerra y sanciones masivas pueden imponer al país, lo cierto es que todavía no se evidencia que Rusia haya sido escorada de forma sustancial y decisiva por el conflicto en Ucrania. Datos no precisamente de entidades rusas ni identificadas como proclives a Moscú aseguran, por ejemplo, que el rublo, lejos de depreciarse, ha ganado en fortaleza en todas estas semanas, y que el alza de los precios de los combustibles ha proporcionado ingresos importantes a la Federación, a cuenta de sus agredidas exportaciones energéticas.

Por demás, empresas nacionales han asumido los mercados locales abandonados por los consorcios extranjeros que decidieron sumarse al boicot económico decretado por USA y la UE, al tiempo que Moscú anunció para estas fechas una cosecha récord de cereales, esencialmente de trigo, lo que indica que la agricultura funciona y el sector alimentario no enfrentará graves incidentes.

En materia de respaldo interno, bástenos remitirnos a la celebración masiva, orgullosa y pública del aniversario 77 de la victoria contra la Alemania nazi, el pasado 9 de mayo, en todo el territorio ruso. De hecho, según diversas fuentes, ya es posible esbozar el final de una contienda empujada por el hegemonismo que parece derivar sin remedio en una derrota significativa para Washington y el resto de la OTAN y una experiencia no menos trascendente para Rusia en materia defensiva, y en el despliegue y uso eficaz de su renovado músculo militar.

Siempre queda la pequeña esperanza de que tal vez semejante trastazo ayude a bajar los nocivos humos de quienes persisten en seguir midiendo y tratando al resto del mundo como simples segundones.

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