Se soltaron las amarras

El navío de nuestros púgiles recorre ya las fuertes corrientes del profesionalismo y no podíamos imaginarlo de otro modo que no fuera viento en popa. Un cartel desarrollado en Aguascalientes, donde los seis cubanos implicados salieron por la puerta ancha, cinco de ellos por la vía del nocaut, resultó el mejor augurio posible de cara al futuro transitar de los nuestros por estos espacios.

Demasiado fácil. Convincente. Un auténtico abuso. Son tan solo varios de los términos que podríamos utilizar, pero bastaría recordar la probada calidad de la Escuela Cubana de Boxeo, para interpretar lo acontecido en la geografía mexicana el pasado 20 de mayo.

Por la vía rápida, antes de que finalizaran los seis asaltos pactados vencieron el súper pluma Osvel Caballero a Jhosman Reyes, el súper welter Roniel Iglesias a Brandon Pérez, el súper mediano Yoenlis Hernández a Juan Carlos Raygoza, el semicompleto Arlen López a Fernando Galván y el crucero Julio César La Cruz a Deivis Casseres. En tanto, el súper ligero Lázaro Álvarez fue el único de la escuadra que precisó utilizar todo el tiempo previsto ante Francisco Mercado, y también fue categórico, pues venció con decisión unánime de los jueces.

Julio César La Cruz victoria por KO como profesional    en Aguascalientes, México
El capitán de Los Domadores mostró sus condiciones en el profesionalismo. / Facebook

Y es cierto, la discreta calidad de los oponentes es cuestionable. De hecho, generó un sin número de comentarios entre los aficionados, pero es justo destacar que, por mucha experiencia que tengan los cubanos en el amateurismo, al dar el salto a la esfera profesional se suele empezar contra adversarios de bajo nivel. Seguramente muy pronto podremos ver pleitos más igualados, pues al consolidarse la magistral exhibición de Los Domadores, no serán pocos los boxeadores de calidad que solicitarán subir al cuadrilátero ante los nuestros. Así funciona el deporte rentado. Crece la fama, con ella la calidad de los rivales y el espectáculo.

La ausencia de Andy Cruz (campeón olímpico en Tokio 2020 y tres veces mundial) en esta primera incursión profesional fue notable. Tuvo que ver con incumplimientos en los entrenamientos, según explicó Rolando Acebal a la televisión cubana.

Una escena prevista

Algunas semanas antes de los pleitos, cuando todavía no se conocían nombres, fecha y sede del debut profesional cubano, BOHEMIA se trasladó hasta la casa donde recarga suministros nuestro buque insignia, para nosotros de tanta historia como el mismísimo Titanic (aunque este no se ha hundido).

En la popularmente conocida como “Finquita” del Wajay, la Escuela Nacional de Boxeo Holvein Quesada, ubicada en el municipio habanero de Rancho Boyeros, nos esperaba su guía, Rolando Acebal.

Para llegar no precisamos tanta suerte. Bastó con que nuestro chofer preguntara una sola vez y dimos de inmediato con el camino correcto. Aunque intrincado, el sitio es muy popular entre los lugareños.

Soy honesto, esperaba una mejor infraestructura. Este redactor no quedó fascinado en su primera visita con las condiciones de aquel gimnasio, aunque sí me ilusionó mucho el ambiente de competitividad que brotaba de nuestros campeones, quienes entrenaban además con los equipos nacionales de España y Francia.

Tres cuadriláteros con las medidas acostumbradas en eventos oficiales, y otros improvisados a ras de suelo, convierten esa nave, cubierta con techos de zinc, en una orgía de golpes y vítores. Sin olvidar, por supuesto, el habitual calor de nuestras tardes tropicales.

En medio de ese entusiasta mar de talento iniciamos el diálogo con Acebal, aunque preferimos trasladarnos casi de inmediato hacia exteriores en busca de un poco de calma. Caminé con la cabeza como búho, pues no quería perderme ni un segundo de las escenas que se vivían dentro, pero me conformé imaginando que había sonado la campana y me dispuse a encontrarme a placer con los conocimientos del experimentado entrenador.

“Mi motivación creció aún más con la inclusión de nuestros púgiles al boxeo profesional”, dijo Rolando Acebal. / Anaray Lorenzo Collazo)
“Mi motivación creció aún más con la inclusión de nuestros púgiles al boxeo profesional”, dijo Rolando Acebal. / Anaray Lorenzo Collazo)

En un material previo que figuró en este mismo espacio, el estratega me confesó, al concluir los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, que el magno evento fue uno de los puntos cúspides en su carrera. Allí el boxeo cubano conquistó cinco medallas (cuatro oros y un bronce). En el caso de las doradas, más de la mitad del total de toda la delegación (7).

A raíz del feliz repaso de lo ocurrido en la capital nipona, bajo la refrescante sombra de un árbol, el jefe de los entrenadores recordó que “la familia del boxeo cubano tiene motivos suficientes para sentirse satisfecha. El año 2021 fue muy significativo para nosotros, amén de haber transitado antes por una etapa de confinamiento, debido al azote de la covid-19.

“Demostramos la voluntad de todos, tanto cuerpo técnico como atletas, al seguir preparándonos y bajo circunstancias difíciles, cumplimos con el pueblo”, dijo sonriente.

Por cierto, Acebal ha completado tres ciclos olímpicos, en los cuales suma nueve medallas doradas bajo los cinco aros, lo que se traduce en 52 por ciento del total de Cuba como delegación entre Londres 2012, Río de Janeiro 2016 y Tokio 2020 (17 oros). Y el camino continúa.

“Mi motivación creció aún más con la inclusión de nuestros púgiles en el boxeo profesional. Es un paso importante pensando en el nivel de los atletas y también evita el éxodo de algunos que solo piensan en el dinero, porque los que se han ido solo buscan mejorar económicamente. En este nuevo campo 80 por ciento de las ganancias son para el boxeador y el otro 20 será en un primer momento para los entrenadores y la triada médica.

-¿Qué cambió con respecto al entrenamiento?

-Aumenta el número de asaltos, por tanto incrementamos los volúmenes de carga. Hay que entrenar más, pero también tenemos que crecer en responsabilidad.

“Este es un compromiso mayor y para nadie es un secreto que decir profesionalismo en cualquier deporte significa el eslabón más alto. De hecho, casi siempre quienes escalan a ese nivel han transitado antes por el olimpismo. También las reglas son más cautelosas, ya no se trata de aquel pugilismo inhumano de antaño.

-¿Sistema de competición de los cubanos?

-Por primera vez un país compite como tal en estos eventos. Es decir, que bajo los estatutos del contrato que firmamos con la empresa mexicana Golden Ring Promotions, nos seguiremos llamando Domadores de Cuba. No vamos a entregar atletas a clubes para que los manipulen. Nosotros les entrenaremos, compiten y regresan. Les atienden nuestros médicos, porque predicamos siempre el principio de que lo cimero es la salud. Incluso, preferiríamos perder un combate antes de arriesgar más de lo debido.

-¿A cuántos circuitos profesionales tendríamos acceso?

-En México tenemos una plaza muy importante, pero en los cinco circuitos que existen en el mundo tendremos presencia. También hay planes de realizar algún cartel aquí en Cuba.

“Al salir irían las principales figuras, más otras denominadas de relleno. O sea, que se le da oportunidad también a los púgiles de menos experiencia. Igualmente, puede darse un contrato para un solo combate, por algún interés particular en un atleta o alguna rivalidad. En esta esfera el espectáculo empieza días antes de la pelea”.

-¿Aguascalientes inició el camino el año pasado?

-Sí, fortaleció lo que denominamos la Estrategia Integral de Desarrollo del Boxeo Cubano.

Y no es para menos. En aquella ocasión nuestra escuadra, con experiencia semiprofesional entre 2014 y 2018, gracias a la Serie Mundial de Boxeo, apaleó en su primera visita a esa geografía mexicana a ocho púgiles profesionales en combates también pactados a seis rounds, cartel de exhibición del cual sacaron siete éxitos y un empate, este último de Roniel Iglesias, quien lidió con José Miguel Borrego. Peleas que sin lugar a dudas les valieron a nuestros púgiles como el punto más alto de la preparación rumbo a Tokio 2020.

Entonces, pensemos en cuanto nos aportan estos escenarios de cara a los eventos de 2023: Juegos Centroamericanos y del Caribe San Salvador (del 23 de junio al 8 de julio) y Juegos Panamericanos Santiago de Chile (del 20 de octubre al 5 de noviembre). Sin olvidar el Campeonato Mundial de Boxeo, con sede en Uzbekistán, sin fecha prevista al entregar estas notas. A propósito, en la cita previa del orbe, Belgrado 2021, los nuestros cosecharon tres metales dorados y dos bronces, consolidando la mejor actuación por países.

Sobre el ring

Puro ambiente de competitividad en la “Finquita”. /  Anaray Lorenzo Collazo
Puro ambiente de competitividad en la “Finquita”. / Anaray Lorenzo Collazo

Varios púgiles también nos brindaron sus criterios. Desafortunadamente el doble campeón olímpico, cinco veces titular del orbe y capitán del equipo, Julio César La Cruz, no se encontraba en la “Finquita” en ese preciso momento.

Andy Cruz: “Para mí, que ya he ganado todos los títulos como amateur, este camino por el profesionalismo representa un nuevo reto. Estoy ansioso de poder probar mi estilo de pelea en esos escenarios”.

Roniel Iglesias (bicampeón olímpico, Londres 2012 y Tokio 2020, bronce en Beijing 2008): “Aporta riqueza porque vamos a competir a un nivel superior. Hemos notado cambio en las cargas de entrenamiento, pero nos estamos adaptando muy bien. Igualmente, nos veremos favorecidos en la parte económica. Es nuestro trabajo y merece ser pagado”.

Arlen López (bicampeón olímpico, Río de Janeiro 2016 y Tokio 2020): “En la capital japonesa demostramos el elevadísimo nivel que tiene nuestro boxeo. Ahora estamos enfocados en París 2024. Esa es la mayor meta, por lo que este paso constituye una nueva puerta abierta a un escenario diferente, donde incrementaremos aún más nuestro nivel, sin olvidar el estilo de la escuela cubana”.

Yoenlis Hernández (campeón en su debut mundialista, Belgrado 2021): “Nos sentimos honrados de que nos den esta oportunidad. El entrenamiento ha ido cambiando y las exigencias son mayores, pero lo estamos afrontando. Con los franceses y los españoles aquí hemos aprendido mucho, y lo mismo le ha pasado a ellos. Algunos elementos, como su ritmo de pelea, ha sido parte importante de nuestro aprendizaje. Más que en la economía, pienso en los corazones de los cubanos que nos siguen”.

Lázaro Álvarez (triple campeón mundial: 2011, 2013 y 2015, y tres veces bronce olímpico): “Me siento muy contento. Insertarnos en el profesionalismo representa muchísimo para todos, porque garantiza mayor desarrollo y nos da la posibilidad de competir con los mejores del mundo”.

La esquina francesa

Debido a todo lo que exportamos en materia deportiva, no me sorprendió que el entrenador principal de la escuadra francesa fuera cubano. Luis Mariano González, quien en el pasado trabajó como asistente de Pedro Roque en el equipo juvenil de la Isla, confesó que para sus discípulos, a quienes dirige desde 2007, es un orgullo poder compartir al lado de nuestros campeones.

“Hemos tenido siempre la referencia de los cubanos para progresar. Gracias a trabajos previos aquí, Francia ha logrado campeones olímpicos y mundiales”, dijo el entrenador.

Ambos países han firmado un nuevo convenio de intercambio, el cual se extenderá hasta el inicio de los Juegos Olímpicos de París 2024. Por lo que se prevé que Los Domadores también visiten esa nación europea.

“La próxima cita bajo los cinco aros nos representa mucho, pues somos los anfitriones. El pronóstico que llevamos es de aproximadamente cuatro medallas, entre mujeres y hombres. Las féminas cubanas también deberían boxear. La Isla está perdiendo preseas. Serán siete las categorías por cada sexo en París, y en Cuba sobra el talento”, afirmó el entrenador principal del equipo francés.

Además de las altas temperaturas vespertinas, descubrí que los cimientos de la victoria en su máxima expresión se resguardan bajo esos techos de zinc. Me fui satisfecho de la nave, como mismo los púgiles de la hidrocálida ciudad de Aguascalientes. Me despedí con un hasta pronto del pequeño, y a la vez inmenso reino, en cuyo puerto ancla el buque insignia del deporte cubano, la “Finquita”.

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