Se vende la casa

“Se vende” se ha vuelto común en portales de casas, grupos de compraventa y cuanto espacio exista. Incluso la emigración ha hecho que sea más notorio aún. La frase se traduce en miles de pesos, pero el traspaso no solo consiste en lo material, sino en lo espiritual.

En el año 1983 llegaba a la gran pantalla cubana el filme Se permuta, con ocurrente guion y estelar dirección de Juan Carlos Tabío. La cinta contaba con un elenco de actores que difícilmente se le puede igualar en calidad: Rosita Fornés, Mario Balmaseda, Isabel Santos, Manuel Porto y Ramoncito Veloz, por solo citar algunos.

La película aborda el fenómeno de las permutas en el país, con desenfado y humor. Gloria, interpretada por Rosita Fornés, se impone el deber de construir una cadena de permutas que pueda resolver las necesidades de todos los involucrados, en aras de conseguir una casa donde puedan vivir ella, su hija y su futuro marido.

Se permuta pertenece a la década dorada del cine de los años 80, tiempos en los que predominaba la comedia de tipo costumbrista, orientada a criticar o satirizar determinadas aristas de la realidad cubana. En ese abanico destacaron también títulos como Plaff, Una novia para David, Una casa colonial, entre otros.

Con los años, a la consabida permuta -llevada al cine- se unió la compraventa de casas. Alrededor de 2011 se popularizó como fenómeno y con su aprobación la Isla se ha ido colmando de carteles en los portales con la frase: “Se vende”.

Una reciente caminata por la avenida Lacret, en el habanero municipio de Diez de Octubre, me hizo topar con uno de esos letreros públicos. En una casa de estilo colonial se anunciaba la oferta para un nuevo propietario, seguramente por algunos miles de dólares. Esto no fue lo más curioso para mí: el motivo que robó mi atención y me condujo a grabar el pasaje en una fotografía fue un girasol, marchito,en un vaso de agua, junto a la ventana, quizás dedicado a la Virgen de la Caridad.

Viendo la escena pensé: ¿en qué momento se pasó de la comedia de la permuta a la “tragedia” de la venta? Aquella flor, cabizbaja, parecía expresar el sufrimiento ante la posible partida de los inquilinos;hogar donde crecieron tantas generaciones de una familia y tantos sueños se trazaron, cumplieron y pospusieron.

“Se vende” se ha vuelto común en portales de casas, grupos de compraventa y cuanto espacio exista. Incluso la emigración ha hecho que sea más notorio aún. Y no hablo solo de aquella que consiste en salir del país. A fin de cuentas, cambiar de municipio o de provincia también es buscar nuevos horizontes, un mejor futuro…quién sabe.

La frase se traduce en miles de pesos, pero el traspaso no solo consiste en el inmueble, lo material, sino en lo espiritual.

Se vende: la casa donde -desde la generación de bisabuelo Pancho- nacimos todos, crecimos, nos caímos, vivimos. Aquella que vio tantos amoríos y tristezas de una misma familia.

Se vende: Un camión de sueños y aspiraciones que nunca se pudieron dar por ciertos motivos y los dejamos atrás por un precio, aunque a nosotros, los dueños, nos atormenten los recuerdos.

Se vende: aquel girasol que captó como pudo mi cámara. Ojalá la Virgen escuche las plegarias de sus dueños y otros tantos más. Mientras, la flor amarilla, cabizbaja como de luto, se deshoja…en una secuencia ya no tan ocurrente como la Permuta llevada al cine.

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